La dura Petra saca su lado más delicado en la quinta entrega de la saga para sorprendernos (y sorprenderse a sí misma) añorando
la tranquila vida de las familias y, sobre todo, el calor y la suavidad de los
niños pequeños. Quizá porque como ella misma dice "la mente es jodida, tarde o temprano acabas añorando la opción que dejaste atrás", la independiente y solitaria inspectora siente
ahora el arañazo de la melancolía por la maternidad que se le ha escapado
como arena entre los dedos.
La añoranza
de la felicidad familiar roza a Petra al hilo del caso que investiga en
esta ocasión: la muerte de un abogado en su piscina. El contexto del
caso permitirá a la autora retratar el modo de vida de las zonas
residenciales acomodadas, su estética perfecta, sus calles y parques, la
tranquilidad que se respira en sus casas y jardines, la felicidad
familiar, la confianza en los vecinos y amigos, en definitiva, la
grandiosidad del paraíso. Pero desde que el hombre es hombre y
la Biblia así lo instauró, no hay paraíso sin serpiente. Y eso será,
precisamente, lo que acabe descubriendo Petra: que tras la fachada de
felicidad no siempre se vive feliz, que tras la apariencia
de tranquilidad habita toda una red de infidelidades, de "camas cruzadas", como ella misma resume,
de pequeñas o grandes traiciones que pueden roer el oropel de
la felicidad hasta dinamitar los cimientos reales de una familia
sustentada en el aparentar, el prestigio social, el afán de dinero o
el aburrimiento del ama de casa a la que el hogar se le cae encima. El contexto novelístico que le ofrece situar la acción en un entorno tan específico como este permite a Alicia Giménez Bartlett describir, casi como en un cuadro costumbrista, determinadas acciones cotidianas de las zonas residencias y reflexionar sobre el estilo de vida que se lleva en ellas. Retrata, así, un universo de mujeres (son las grandes protagonistas de esta entrega): amas de casa, asistentas, niñeras, ancianas, triunfantes mujeres empresarias... Todo un elenco de tipos sociales reales que da pie al análisis de las imágenes preconcebidas sobre tales colectivos y a la diferencia entre la imagen externa y la personalidad real. De igual modo, la curiosa amistad que surge entre Malena, la perfecta ama de casa, y la inspectora Delicado abre la puerta a las comparaciones, al examen de ambos tipos de vida, a la confrontación entre el perfil social que se le presume a las dos y la personalidad real de cada una de ellas.
Junto a las familias aparentemente felices de las zonas residenciales, la autora aborda en esta quinta entrega, originariamente publicada en 2002, las vivencias de los viudos y las solteras de edad, su soledad, su necesidad de comunicarse, de compañía y afecto.
La referencia bíblica del título (el paraíso y la serpiente) no es gratuita: junto al caso del abogado, Petra tendrá que involucrarse a la fuerza en el dispositivo de seguridad que rodea la visita del Papa a Barcelona. Tal visita servirá de excusa a Petra para mostrar su lado más escéptico y ateo y, de paso, para demostrar el gasto inútil de la parafernalia religiosa y las estratagemas urdidas a mayor gloria de la institución católica.
Aunque la trama relacionada con la visita del Papa ocupa una parte considerable de la novela, no hay aquí la reflexión sobre la dimensión espiritual del hombre que sí encontramos en Mensajeros de la oscuridad. El análisis se centra esta vez en la jerarquía eclesiástica y sus fastuosidades y la parte religiosa propiamente dicha solo se alude tangencialmente.
También tangencialmente se abordan otros temas, como el problema del Alzheimer o la forma de vida propia de los gitanos, a través, en esta ocasión, de un segundo caso del que se ocupa el subinspector Garzón y en el que Petra no puede dejar de intervenir.
Finalmente, si
en la cuarta entrega, la inspectora Delicado coquetea con su lado femenino a
través de la reflexión sobre la belleza y el paso del tiempo y
la relación con su hermana, ahora lo hará con una
escenificación de las típicas reuniones de mujeres, a través de una amistad a la que Petra abre las puertas de su corazón sin la resistencia
que suele poner y que acabará dejando un gusto amargo en su boca.
Un gusto amargo que se combina a la perfección con los numerosos golpes de humor que te hacen soltar carcajadas en medio de la lectura, como ese planeo por La Mancha montada en una perdiz que pergeña Petra en contraposición (o paráfrasis) del viaje sobre gansos salvajes que lleva a Nils Holguersson por las principales regiones históricas suecas.
Nos seguimos leyendo.
Ficha técnica:
Título: Serpientes en el paraíso
Autor: Alicia Giménez BartlettEditorial: Booket Género: novela negra, policíaca, thriller, misterio Páginas: 352Publicación 2003 ISBN: 9788408018933
No conocía esta saga. Me la anoto, pues me gusta mucho éste género.
ResponderEliminarBesitos.
Yo la conocía solo de oídas pero la verdad es que me está gustando mucho.
EliminarBesos!
Final demasiado previsible, rozando la obviedad, imperdonable para mí en el género policiaco. Aún así, Petra Delicado en estado puro, lo disfruté mucho.
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