Título: ¡Cabreaos!
Autor: José Rubio Malagón
Editorial: Ediciones Deusto
Género: viñeta cómica, denuncia, política, economía, crítica social
Páginas: 136
Publicación: 5/3/2013
ISBN: 978-84-234-1398-0
La mejor forma de sobrellevar la crisis es riéndose de ella. En este libro, el conocido humorista gráfico Malagón nos propone un viaje por los mercados, los bancos, la sanidad, los indignados, la casta política y los recortes, en el que retrata con sorna todo lo que al final nos cabrea de esta crisis.
Y es que el cabreo puede ser el motor del cambio. Abandonemos nuestro acomodado enfado frente a la televisión y pasemos al siguiente estado de ánimo, un creciente y cada vez más generalizado cabreo ante la realidad que, debido a algunos, tenemos muchos.
Cuando yo trabajaba en La Tribuna de Guadalajara, Malagón era nuestro dibujante de cabecera. Él se ocupaba de las tiras cómicas (y críticas) del diario y, la verdad, todas metían el dedo en la llaga. Aunque el periódico cerró, no le he perdido la pista (le sigo a través de las redes sociales y voy viendo lo que va publicando) y en estos cinco años y medio le he visto crecer como humorista gráfico pero también he ido constatando el gradual aumento de su cabreo hacia la sociedad en la que vivimos y, sobre todo, hacia la clase política y las decisiones que ha tomado durante la crisis. Después de leer ¡Cabreaos! creo que ambas (crecimiento profesional y cabreo) han llegado a un punto culminante.
Porque Malagón nos muestra en esta obra el lado más descarnado de la crisis. Utiliza un humor corrosivo y casi casi doloroso para ponernos cara a cara con la realidad (nuestra realidad) y generar en el lector el sentimiento al que nos conmina ya desde el título. O desde su subtítulo: "Se ríen de nosotros por encima de nuestras posibilidades". Está todo dicho. Malagón es, como dice el gran Forges en el prólogo de la obra, uno de esos humoristas gráficos capaces de llevar con honor la "antorcha de la sonrisa pensante", una expresión que me ha encantado por cierto. Y de garantizar que habrá una nueva generación de ilustradores que continúen la senda del propio Forges.
Y es que nada se escapa a la mano de Malagón: ni las diferencias entre ricos y pobres, ni los abusos de los bancos, ni la represión policial durante desahucios y manifestaciones, ni las mentiras de los políticos, ni el egoísmo del sistema económico, los bancos y el mercado financiero; ni la miseria del pueblo llano, ni el copago, ni la crueldad de los recortes, ni los verdaderos destinatarios de los rescates, ni el desmantelamiento de los servicios públicos, ni el olvido de los derechos sociales (más que olvidados, soslayados a posta).
Malagón nos sumerge en poco más de 130 páginas en la España de la estafa y del cinturón apretado pero solo para unos pocos. Muy significativa me parece una de las viñetas en la que se ve a un abuelo y a un niño leyendo un cuento y el abuelo le dice algo así como que hay que ver cómo ha cambiado la historia: antes el príncipe rescataba a la princesa y ahora rescata al dragón. Como ella, las obras recogidas en este libro despiertan sentimientos de tristeza, casi amargura, y, por supuesto, indignación.
Una indignación que no es gratuita: el autor, siguiendo la estela de Stéphane Hessel y su ¡Indignaos!, así como del posterior 15-M, apuesta por el enfado como acicate para la revuelta social capaz de generar cambios. Tanto en la introducción como a través de sus viñetas, Malagón insta a los lectores a moverse, a implicarse, a luchar y a decir basta a la situación en la que vivimos (y en la que hemos vivido en los últimos años) y a quienes nos han arrastrado hacia ella.
Aliñado con unas viñetas limpias y minimalistas, Malagón juega con el lenguaje, el significado y la sonoridad de muchas palabras en busca de la ironía, de la denuncia, del doble sentido y, en muchos casos, del sarcasmo más doloroso.
Una obra corta de largo recorrido que denuncia una realidad que no deberíamos estar viviendo
Nos seguimos leyendo.
Te dejo un enlace a la página del autor, por si te ha picado la curiosidad y quieres ver algunas de sus obras.
Porque Malagón nos muestra en esta obra el lado más descarnado de la crisis. Utiliza un humor corrosivo y casi casi doloroso para ponernos cara a cara con la realidad (nuestra realidad) y generar en el lector el sentimiento al que nos conmina ya desde el título. O desde su subtítulo: "Se ríen de nosotros por encima de nuestras posibilidades". Está todo dicho. Malagón es, como dice el gran Forges en el prólogo de la obra, uno de esos humoristas gráficos capaces de llevar con honor la "antorcha de la sonrisa pensante", una expresión que me ha encantado por cierto. Y de garantizar que habrá una nueva generación de ilustradores que continúen la senda del propio Forges.
Y es que nada se escapa a la mano de Malagón: ni las diferencias entre ricos y pobres, ni los abusos de los bancos, ni la represión policial durante desahucios y manifestaciones, ni las mentiras de los políticos, ni el egoísmo del sistema económico, los bancos y el mercado financiero; ni la miseria del pueblo llano, ni el copago, ni la crueldad de los recortes, ni los verdaderos destinatarios de los rescates, ni el desmantelamiento de los servicios públicos, ni el olvido de los derechos sociales (más que olvidados, soslayados a posta).
Malagón nos sumerge en poco más de 130 páginas en la España de la estafa y del cinturón apretado pero solo para unos pocos. Muy significativa me parece una de las viñetas en la que se ve a un abuelo y a un niño leyendo un cuento y el abuelo le dice algo así como que hay que ver cómo ha cambiado la historia: antes el príncipe rescataba a la princesa y ahora rescata al dragón. Como ella, las obras recogidas en este libro despiertan sentimientos de tristeza, casi amargura, y, por supuesto, indignación.
Una indignación que no es gratuita: el autor, siguiendo la estela de Stéphane Hessel y su ¡Indignaos!, así como del posterior 15-M, apuesta por el enfado como acicate para la revuelta social capaz de generar cambios. Tanto en la introducción como a través de sus viñetas, Malagón insta a los lectores a moverse, a implicarse, a luchar y a decir basta a la situación en la que vivimos (y en la que hemos vivido en los últimos años) y a quienes nos han arrastrado hacia ella.
Aliñado con unas viñetas limpias y minimalistas, Malagón juega con el lenguaje, el significado y la sonoridad de muchas palabras en busca de la ironía, de la denuncia, del doble sentido y, en muchos casos, del sarcasmo más doloroso.
Una obra corta de largo recorrido que denuncia una realidad que no deberíamos estar viviendo
Nos seguimos leyendo.
Te dejo un enlace a la página del autor, por si te ha picado la curiosidad y quieres ver algunas de sus obras.