Cumplo mi promesa de hablar de Proust con este primer post sobre En busca del tiempo perdido. He reseñado cada uno de los libros para Anika, así que lo que haré será hacer una valoración general aquí y enlazar las reseñas.
La verdad es que no sé ni por dónde empezar. Es una obra tan abrumadora, tan exigente pero tan maravillosa que no sé por dónde comenzar a hablar de ella. Yo lo comparo con una gran catedral: es titánica pero bellísima y hay que tomarse tiempo en disfrutar de cada uno de los detalles, porque si no, no podrás decir que has estado en ella. Es una obra para paladear, no para devorar. Es una reflexión sobre el tiempo que se nos escurre entre los dedos, tiempo personal y tiempo colectivo. Porque Proust aúna el relato de la trivial vida de la aristocracia de finales del siglo XIX y principios del siglo XX en la que se mueve pero también disecciona sus propios recuerdos y sentimientos. Y ahí es donde reside el gran legado de esta heptalogía.
Está narrada desde el futuro, de ahí ese intento por recuperar el tiempo perdido, por ahondar en el laberinto de la memoria en busca de los recuerdos, tratando de rescatarlos, sí, pero también profundizando en los propios mecanismos que utiliza para olvidar y almacenar, para descartar o conservar, o para recuperar un recuerdo que creíamos haber olvidado. Esta parte me ha resultado muy interesante y conecta con algunas preguntas que yo me había hecho antes de leer la obra, así que profundizaré en ello en futuros post.
Temporalmente, abarca desde que el protagonista es niño hasta su madurez, con un amplio lapso de tiempo que no es narrado por Proust, salto que se produce en la entrega final y que le permite reflexionar sobre la percepción que tenemos del paso del tiempo, sobre sus efectos en las personas, las ideologías y la sociedad.
Por lo que respecta al estilo literario, es minucioso, detallista, exhaustivo, primoroso. Se demora en las descripciones y el análisis y consigue pasajes de gran belleza (obviamente, quienes prefieran la acción, pensarán que estos pasajes son un lastre para la obra... pero, en realidad, no creo que En busca del tiempo perdido sea un libro para quienes buscan acción en la literatura). Quizá porque soy de Salamanca, comparo a Proust con el plateresco de la fachada de su universidad: si la miras de lejos, es bonita pero recargada; pero si te paras a observar sus detalles y comprendes su lógica interna, te parece una de las obras más grandes que el ser humano puede haber creado. A Proust le gusta la filigrana, el giro poético, la belleza de las palabras. Buena prueba de ello es la auténtica investigación sobre el lenguaje en uso que lleva a cabo en toda la obra, reflexionando sobre los diferentes tonos, niveles y formas de expresión que utilizamos dependiendo de la situación, el contexto comunicativo y, por supuesto, la clase social.
Hace solo unos días encontré este post que indaga en lo que se necesita para leer a Proust. No puede evitar dejar mi opinión en los comentarios:
Yo he acabado la heptalogía hace sólo unas semanas. Un año
he tardado en conseguirlo (obviamente, intercalando otras lecturas). Así que
coincido plenamente con los requisitos que aportas. Pero, para mí, lo
fundamental es la paciencia: paciencia para leer al ritmo que pide Proust, paciencia
para disfrutar de sus digresiones (que, al final, son, para mí, lo mejor de la
obra), paciencia para degustar una sociedad que ya no existe, paciencia para
desentrañar su sintaxis y entenderla, paciencia para contextualizar cultural y
socialmente algunas de sus opiniones sobre la mujer o la homosexualidad,
paciencia para paladear sus descripciones (la contraposición entre la vida de
la calle que llega a través de la ventana y la vida en el interior de la casa
de "La Prisionera" es sencillamente fabulosa), paciencia para
aprender de la profunda reflexión sobre el lenguaje (el uso cotidiano que
hacemos de él, los topónimos, las genealogías...) que lleva a cabo en cada tomo
y paciencia para apreciar el monumental trabajo de uno de los grandes nombres
de la literatura universal, cuyas obras son fundamentales para comprender otras
muchas novelas y creaciones posteriores, repletas de referencias y juegos
literarios con "En busca del tiempo perdido".
Paciencia. Y tiempo. Y que te guste la literatura. Son tres requisitos fundamentales para abordar la lectura de Proust. Porque hay que echarle ganas. Pero, a cambio, disfrutarás de una de las obras cumbres de la literatura universal, una obra que abrió caminos para la novela del siglo XX, que aparece como referencia en otras muchas obras posteriores y que es, en realidad, un regalo para los sentidos.
Te dejo los enlaces a las reseñas individualizadas, donde puedes encontrar un montón de datos y reflexiones más:
- En busca del tiempo 1. Por el camino de Swann. “En busca del tiempo perdido es un trabajo de investigación sobre el pasado del protagonista, los
caminos de nuestra memoria y las contingencias que nos devuelven las
sensaciones y sentimientos de nuestro pasado hasta hacernos revivir
aquel momento concreto en el que se produjeron. En el primer libro de
esta heptalogía, el protagonista reconstruye parte de un infancia y
adolescencia rememorando ambientes, lugares, impresiones y personas, al
tiempo que pinta certeramente el retrato de una sociedad, la burguesa de
la transición al siglo XX, a punto de cambiar. (seguir leyendo)
- En busca del tiempo 2. A la sombra de las muchachas en flor. “En busca del tiempo perdido es un trabajo de investigación sobre el pasado del protagonista, los
caminos de nuestra memoria y las contingencias que nos devuelven las
sensaciones y sentimientos de nuestro pasado hasta hacernos revivir
aquel momento concreto en el que se produjeron. En el primer libro de
esta heptalogía, el protagonista reconstruye parte de un infancia y
adolescencia rememorando ambientes, lugares, impresiones y personas, al
tiempo que pinta certeramente el retrato de una sociedad, la burguesa de
la transición al siglo XX, a punto de cambiar. (seguir leyendo)
- En busca del tiempo 3. El mundo de Guermantes. Las relaciones de la alta sociedad de comienzos del siglo XX sirven de telón de fondo a este tercer volumen de En busca del tiempo perdido.
La obsesión del protagonista por los Guermantes culminará ahora con la
descripción de los numerosos encuentros que mantendrá con ellos. Un
familia, que sin embargo, no es tal y como él creía, lo que tirará por
tierra buena parte de su concepción de la aristocracia europea. (seguir leyendo)
- En busca del tiempo 4. Sodoma y Gomorra. El joven protagonista de En busca del tiempo perdido comienza, en esta cuarta entrega, a abrir los ojos ante la sociedad en
la que vive, descubriendo relaciones inesperadas por él entre varios de
sus amigos y conocidos. La sospecha de que su querida Albertina pueda
mantener contactos de tipo sentimental o sexual con otras mujeres
despierta unos celos patológicos en él, que le llevarán a tomar la
drástica decisión que cierra la obra. (seguir leyendo)
- En busca del tiempo 5. La prisionera. Tras
tomar la precipitada decisión de casarse con Albertina, el protagonista
decide recluirla (y recluirse) con ella en su casa para evitar que
caiga en las tentaciones que suscita la ajetreada vida social del París
de principios del siglo XX. Precisamente, serán los celos (motivo por el
que encierra a Albertina) los auténticos protagonistas de esta quinta
entrega; unos celos enfermizos, motivados o no, que salpican su relación
de altibajos, desconfianzas y mentiras. (seguir leyendo)
- En busca del tiempo 6. La Fugitiva. Tras la huida de Albertina, el
protagonista se sume en una desesperación que se incrementará aún más
cuando descubra la muerte de la joven. Durante meses, diseccionará la
relación que mantuvo con Albertina, devolviendo a su memoria los
momentos felices e investigando las causas de su fracaso, así como el
rastro de las relaciones homosexuales que mantuvo la joven con
diferentes mujeres. Poco a poco, el dolor se irá mitigando, la memoria
irá dejando paso a otros recuerdos, la vida ganará la partida al
encierro reflexivo. Y cuando esto ocurra, descubrirá que su universo
social guarda grandes sorpresas para él. (seguir leyendo)
- En busca del tiempo 7. El tiempo recobrado. La
guerra llega a París y cambia la vida de todos sus habitantes, que ya
no volverán a ser los mismos. Así lo descubrirá (y describirá) el
protagonista tras estar alejado de ellos durante varios años. El tiempo
cambia a las personas pero no afecta a los recuerdos que tenemos de
ellas. Esta idea le servirá de acicate para comenzar, por fin, la obra
literaria que lleva proyectando toda su vida. Sólo que ahora, la muerte
acecha. (seguir leyendo).
Y un par de enlaces más que me han interesado especialmente, de todo lo que he encontrado por internet:
- una reseña en Solo de Libros y
Nos seguimos leyendo.