Reconozco que no son pocas las ocasiones en las que me siento fuera de
esta sociedad. Me ocurre, por ejemplo, cuando tengo la feliz idea de ir a
comprar ropa y me doy cuenta de que si tienes una talla 50 o más (a veces, incluso menos), la moda no está
hecha para ti. Vamos, que te debe dar igual lo que se lleve, porque no vas a
encontrar nada a precio asequible que se le parezca. Pero bueno, esa es otra
historia de la que escribiré, tal vez, cuando se me pase el mosqueo que me
provoca.
En esta ocasión, si lo decía es por el fútbol. Debo ser de ese
pequeño, mínimo, ínfimo, porcentaje de personas a las que no les gusta el
fútbol. Y no puedo decir que no me guste porque no lo haya probado: en mis
tiempos jugué en un equipo de chicas, no me perdía ningún partido de los que
ponían en la tele y, lo que es peor, iba los domingos al campo. O sea que lo de
que no me guste el fútbol es una decisión casi casi meditada. Dejó de gustarme
cuando me di cuenta de que el fútbol es poco más que dinero, que el final lo
del ‘mercado de jugadores’ es literal y de que es capaz de despertar lo peor de
demasiada gente.
Pero
para gustos se hicieron los colores, que dice el refrán, y creo que lo más
importante es respetar lo que cada uno prefiere hacer con su tiempo libre. Por
eso, yo ya no discuto con mi media mitad: cuando toca ver fútbol por la tele (o
baloncesto, o tenis, o automovilismo, o lo que sea) ya no me desespero. He asumido mi papel de ‘forofa del deporte
consorte’. Es más, he conseguido sacarle rentabilidad: dedico ese par de
horitas a lo que más me gusta del mundo (además de estar con él y con mi niña,
claro): leer. Y ya no me avergüenzo por sacar mi libro en el bar donde él está
viendo el fútbol. Lo que ya no sé es si él se avergüenza de mí.
Nos seguimos leyendo.
jajajjaja, me ha gustado el concepto de forofa consorte, no me encuentro en esa tesitura pero me identifico en otros tiempos, soy más de hacer algo de deporte que de seguirlos, y tal vez sean las olimpiadas lo único que despierte algo mi espíritu forofo.
ResponderEliminarUn beso
Jajajaja. Me resulta muy curioso que las Olimpiadas le llamen la atención a gente que, normalmente, no ve deportes. No eres la primera que me lo dice! jajajaja.
EliminarUn beso!
Creo que lo de sentirse fuera de la sociedad es lo normal. Si te sientes totalmente integrada, ves al psicólogo porque algo no está bien. Yo soy más de baloncesto, pero el fútbol también me gusta. Veo los deportes en la televisión, pero no me obsesiona ver ningún partido, es más, suelen ser buenos días para ir al cine o a cenar por ahí. Así que no te preocupes, si te sientes fuera de la sociedad estás sanísima.
ResponderEliminarBesos
¡¡Ya me dejas más tranquila!! jajajaj. Si a todo el mundo le pasa, entonces es que lo normal es sentirse diferente. Me gusta esa idea.
EliminarBesos!
Yo no me muero por ver un partido y no por eso me considero fuera de la sociedad. Tampoco es lo mismo ver un partido uno sólo que en una reunión de amigos en que muchas veces lo divertido es el jaleo más que el fútbol en si. Pero si tengo que coger un libro y ponerme a leer mientras otros ven en la tele lo que sea, fútbol u otra cosa, lo hago y a quien no le guste .......
ResponderEliminarPues yo sí que me siento al margen de lo colectivo cuando hay un Madrid-Barça y todo el mundo habla de ello, cuando se oyen voces y gritos en el vecindario cuando hay algún partido importante, cuando toda España cuelga banderas y se vuelve loca cuando juega o gana la Selección... No comparto esos sentimientos y, además, me cuesta entenderlos. Por eso me siento al margen. Ni me siento por encima ni por debajo de toda la gente que disfruta con el deporte, simplemente yo no lo hago. Pero sí que he notado en ocasiones que me miran como a un bicho raro. Y eso hace que me sienta aún más al margen. No es que me preocupe, simplemente me parece curioso y de ahí que haya compartido con vosotros lo que siento ;)
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