Título: Crematorio
Autor: Rafael Chirbes
Editorial: Anagrama
Género: novela contemporánea
Páginas:424
Publicación: 03/09/2007
ISBN: 9788433971562
La muerte de Matías Bertomeu, el ideólogo que cambió la revolución por la agricultura, pone en marcha los mecanismos que componen Crematorio. El dolor devuelve el reverso de vidas levantadas sobre oscuros cimientos: la del hermano de Matías, Rubén, el constructor sin escrúpulos; la de Silvia, la hija de Rubén, biempensante restauradora de arte casada con Juan Mullor, el catedrático que prepara la biografía de Federico Brouard, viejo amigo de los Bertomeu, un escritor alcohólico que vive el fracaso de sus últimos días; la de Ramón Collado, el hombre que hizo los trabajos sucios del constructor; la de Traian, el mafioso ruso, viejo socio de Rubén; y la de Mónica, la jovencísima y ambiciosa esposa. Chirbes nos ofrece un panorama terrible: la corrupción como savia que recorre todo el cuerpo de una sociedad en la que la destrucción del paisaje adquiere valor de símbolo. Chirbes despliega así un mundo abandonado por los dioses en el que las palabras y las ideas son sólo envoltorios, y el arte y la literatura, juguetes inanes. Rafael Chirbes se nos muestra, en esta gran novela, más radical, más feroz, más «Francis Bacon» y mejor escritor que nunca.
Tenía muchas ganas de estrenarme con Rafael Chirbes, a quien una buena amiga del Máster de Literatura que hice en la UNED dedicó su Trabajo Fin de Máster (y, desde entonces, entre la admiración que sentía en sus palabras cada vez que me hablaba del autor y la admiración que sentí yo por ella, por amar tanto una obra, sabía que tenía que probar porque me iba a gustar), y decidí estrenarme con él aprovechando el caso de corrupción que aparece en su trama, tal y como se pide en los requisitos de la Yincana Criminal para esta semana.
Aunque, todo sea dicho, no creo que el género en sí se acomode mucho a la Yincana Criminal. Hay una muerte, sí; la corrupción es el escenario de fondo de la trama, sí... pero no creo que pueda considerarse esta una novela criminal, por mucho que algunos de sus personajes transiten por el lado oscuro de la realidad y comentan determinados delitos.
Porque esta no es una novela en la que predomine la acción y la intriga. Para nada. Esta es una novela en la que manda la reflexión, el análisis de la condición humana, el reflejo de una sociedad (la española) durante unas décadas decisivas, la contraposición entre padres e hijos, entre hermanos, entre el lado oscuro y el lado brillante de la realidad. Y la puesta ante nuestros ojos de los canales ocultos que unen uno y otro.
Crematorio no es, pues, una novela trepidante, llena de acción y giros inesperados. Crematorio es una novela sosegada, profunda, densa en contenidos y pensamientos y vasta en cuanto a la cantidad de temas, emociones y conflictos que desfilan por sus páginas.
Me ha sorprendido muchísimo porque no esperaba esto de ella y, también, por el estilo personalísimo (pero brillante, trabajado hasta el extremo, pulido y vigoroso) de Rafael Chirbes. El autor valenciano va tejiendo largos capítulos que son un único párrafo, en los que se entrecruzan pensamientos del narrador en tercera persona (¿compartidos por el autor?) y reflexiones de los propios personajes sin solución de continuidad, configurando un todo que, en ocasiones, no es fácil de leer, pero que va calando por su belleza y por su profundidad.
No sé si esta cierta experimentalidad en la configuración de los capítulos es propia de Chirbes o exclusiva de esta novela pero pienso averiguarlo porque esta no será la única vez que lea a este autor. Me ha encantado la profundidad de su obra, todas las reflexiones de muy distinto calado (relaciones familiares, envidias, corrupción, urbanismo, arquitectura, restauración de arte y literatura, mucha metaliteratura) que es capaz de ir entreverando en los recovecos de una trama incesante, potente y tremendamente cautivadora. Un prosa que es un auténtico regalo y un placer para mis papilas gustativas lectoras.
Nos seguimos leyendo.
Aunque, todo sea dicho, no creo que el género en sí se acomode mucho a la Yincana Criminal. Hay una muerte, sí; la corrupción es el escenario de fondo de la trama, sí... pero no creo que pueda considerarse esta una novela criminal, por mucho que algunos de sus personajes transiten por el lado oscuro de la realidad y comentan determinados delitos.
Porque esta no es una novela en la que predomine la acción y la intriga. Para nada. Esta es una novela en la que manda la reflexión, el análisis de la condición humana, el reflejo de una sociedad (la española) durante unas décadas decisivas, la contraposición entre padres e hijos, entre hermanos, entre el lado oscuro y el lado brillante de la realidad. Y la puesta ante nuestros ojos de los canales ocultos que unen uno y otro.
Crematorio no es, pues, una novela trepidante, llena de acción y giros inesperados. Crematorio es una novela sosegada, profunda, densa en contenidos y pensamientos y vasta en cuanto a la cantidad de temas, emociones y conflictos que desfilan por sus páginas.
Me ha sorprendido muchísimo porque no esperaba esto de ella y, también, por el estilo personalísimo (pero brillante, trabajado hasta el extremo, pulido y vigoroso) de Rafael Chirbes. El autor valenciano va tejiendo largos capítulos que son un único párrafo, en los que se entrecruzan pensamientos del narrador en tercera persona (¿compartidos por el autor?) y reflexiones de los propios personajes sin solución de continuidad, configurando un todo que, en ocasiones, no es fácil de leer, pero que va calando por su belleza y por su profundidad.
No sé si esta cierta experimentalidad en la configuración de los capítulos es propia de Chirbes o exclusiva de esta novela pero pienso averiguarlo porque esta no será la única vez que lea a este autor. Me ha encantado la profundidad de su obra, todas las reflexiones de muy distinto calado (relaciones familiares, envidias, corrupción, urbanismo, arquitectura, restauración de arte y literatura, mucha metaliteratura) que es capaz de ir entreverando en los recovecos de una trama incesante, potente y tremendamente cautivadora. Un prosa que es un auténtico regalo y un placer para mis papilas gustativas lectoras.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto 100 libros: 15/100
- Reto Genérico: 12 (2/5 narrativa contemporánea)/40
- Reto 25 españoles: 8/25
- Reto Olvidados: 4
- Reto Autores de la A a la Z: CH 10/25
- Reto Yincana Criminal: 5/15
- Reto Leemos en Digital: 5/12