Me gusta que los libros me sorprendan. Me gusta que me engañen, que me despisten, que den giros inesperados, que se atrevan a romper, incluso, los límites entre la realidad y la ficción. Por eso me gustó tanto Niebla la primera vez que la leí y por eso me ha gustado aún más en la relectura que hice hace unas semanas. Es una novela (o lo que sea) sorprendente, que reflexiona sobre la propia condición genérica de la novela y que juega con el lector, con el autor y con los personajes, en una farsa que no deja de divertir y de hacer pensar a partes iguales.
Porque en el trasfondo de Niebla está la siguiente comparación: si Dios crea los hombres y los autores crean a los personajes... ¿qué pasa cuando hombres y personajes mueren? ¿Quién es más mortal, o más inmortal, depende de cómo se mire: el hombre, que deja una huella mayor o menor en quienes le rodean, seres que, del mismo modo, acabarán muriendo tarde o temprano; o el personaje, que con no ser real acaba perviviendo a través de las lecturas sucesivas durante siglos y siglos? Según el ejemplo del propio protagonista: ¿quién es más inmortal, Cervantes o El Quijote?
A mí, que me gusta tanto leer sobre el proceso de creación de la obra literaria, me encantó encontrar la polémica sobre cómo deberían ser los personajes, los diálogos, la trama o la configuración de la novela dentro de la novela misma. La reflexión metaliteraria me encanta y ver cómo el personaje de Víctor Goti discute con Augusto Pérez, protagonista de la nivola, como la llamó el propio Unamuno, sobre el argumento de una novela diciendo que “mi novela no tiene argumento o mejor dicho, será el que vaya saliendo. El argumento se hace él solo” o sobre la inclusión de psicología o descripciones explicando que “lo que hay es diálogo; sobre todo, diálogo. La cosa es que los personajes hablen, que hablen mucho, aunque no digan nada”, además de tremendamente irónico me parece muy crítico y francamente divertido.
Unamuno se ríe de los literatos y se ríe de sí mismo, porque, si estas son las pautas que él crea para la nivola y se supone que Niebla lo es, está saltándose a la torera sus propios preceptos (¿para qué sirven los preceptos literarios entonces?). Porque Niebla dice y dice mucho. Detrás de la parodia, detrás de la farsa, detrás de la amargura de los personajes, hay mucha reflexión filosófica y existencial sobre el sentido de la vida del hombre.
El argumento es casi lo de menos: Augusto Pérez cree haber encontrado el amor pero cuando descubre que todo es mentira acude a rendir cuentas con el autor, llegando, incluso, a amenazarle con su suicidio. La gran pregunta es: ¿sería, entonces, suicidio... o asesinato por parte del autor? ¿Tienen los personajes libre albedrío, como los seres humanos, o están supeditados a la pluma y la imaginación del literato? Porque la respuesta puede parecer clara, sí, pero... ¿en cuántas entrevistas no hemos leído que los personajes o el argumento acaban por tomar las riendas y, al final, la novela no es como el escritor la había imaginado, sino otra cosa, un producto diferente, resultado de un proceso de transformación de la idea original gracias a la intervención de los personajes o de la propia historia?
Ya digo que me fascina toda esta reflexión sobre la relación entre los autores y los personajes, relación que, metafóricamente, en Niebla también tiene que ver con la relación entre Dios y los seres humanos. Por eso me ha gustado tanto esta maravillosa novela metaliteraria y filosófica. Y por eso ha sido un placer volver a leerla. Porque pasan los años y, pese a la evolución que el género ha experimentado desde que Unamuno la escribiera, allá por 1907, no ha perdido ni frescura, ni capacidad de sorpresa, ni certeza en las reflexiones que propone. Y a eso hay que añadir mi propio bagaje lector: la Lidia de 2012 no es la Lidia que leía Niebla por primera vez en COU, no tiene los mismos conocimientos, ni las mismas experiencias, ni las mismas preguntas. Por eso mi lectura ha sido diferente (lo he podido comprobar a través de las notas que suelo tomar en los libros) pero igual de enriquecedora. Y es que las grandes obras literarias tienen estas cosas.
Nos seguimos leyendo.
Ficha técnica:
Título: Niebla
Autor: Miguel de UnamunoEditorial: Cátedra Género: novela, nivola, metaliteratura Páginas: 300Publicación 1993 ISBN: 8437603471
Me has recordado con tu reseña que tengo este libro pendiente desde hace muchos años y aún no me he puesto con él! Se nota que te ha gustado mucho y todo lo que comentas acerca de la reflexión metaliteraria me interesa, así que gracias por refrescarme la memoria. 1beso!
ResponderEliminarMe alegro de habértelo recordado! Unamuno siempre es una buena opción ;).
EliminarYa me contarás qué te parece.
Besos!
Lo leí hace muchos años, recuerdo que me gustó muchísimo, pero el tiempo ha desdibujado bastante el recuerdo de su lectura (si hay algo para lo que me sirve el blog es para recordar mejor los libros), así que me parece que voy a tener que releerlo.
ResponderEliminarUn besote
Veo que somos muchos los que lo hemos leído hace mil años!!! jajaja. No se tarda mucho en leer, porque, aunque tiene mucho sustrato filosófico, es ameno y va rodado... así que, hala, a leer y a comentar!
EliminarBesos
Este es el único libro de Unamuno que he leído y lo tengo más que olvidado, aunque sí recuerdo que dejó muy buen poso en mí, a ver si lo releo para refrescar la memoria.
ResponderEliminarUn beso shakiano!!!
Yo he leído bastantes de Unamuno pero este me parece de los mejores. También, ya digo, porque la metaliteratura es un imán para mí ;).
EliminarBesos!
Tú lo leíste en COU y yo por ahí por ahí, no recuerdo bien el curso. Sé que me gustó pero ni de lejos recuerdo todos los matices que tú apuntas. También me gustan los libros que reflexionan sobre el proceso literario y después de tu reseña me parece que caerá una relectura. Besos.
ResponderEliminarY eso que no he hablado del concepto de amor y de relación humanas ni de los numerosísimos guiños a Cervantes (empezando por la inclusión de pequeños relatos, novelillas o historias al margen de la trama principal, como en El Quijote). Me parece un libro lleno de referencias y guiños a la historia de la literatura y de la filosofía. Es genial ;)
EliminarBesos!
Tienes toda la razón, es verdad que según en la etapa de la vida en la que leas un libro lo percibes de una forma u otra.
ResponderEliminarNo yo lo he leído, no fui a COU sino a FP, será eso ;) pero todo tiene solución y apuntado queda para un poco mas adelante....
Besines :)
Cuando lo leas, me cuentas. Y si llegas a releerlo dentro de 15 o 20 años... también ;)
EliminarBesos