Lucía (enfadada y con el tonito que pone cuando llora): ¡Tonto! ¡Tonto! ¡Más que tonto!
Yo: ¿Qué pasa??
Lucía: ¡¡¡Joooooo!!! ¡Que el baby y la cazadora no se quieren colgar!
Yo: ¿Qué pasa??
Lucía: ¡¡¡Joooooo!!! ¡Que el baby y la cazadora no se quieren colgar!
Moraleja: Tan pequeña y ya se da cuenta de que las cosas no siempre hacen lo que nosotros queremos.
Nos seguimos leyendo.
Los babys y cazadoras a veces resultan rebeldes...
ResponderEliminarmenos mal que no se aliaron con la bufanda!
Un besote :)
Dale un poco de tiempo, espera a que el otoño se vaya convirtiendo en invierno... y hablamos jajaja
EliminarBesos!
:) gracias por compartir este guiño cotidiano, una lección que será de utilidad, para ella y para todos. Un besito
ResponderEliminarMe encanta su manera de ver las cosas. "Que el baby y la cazadora no se quiere colgar", como si tuvieran vida propia. Algo que todos pensamos a veces de las cosas pero que jamás decimos en voz alta y, menos, con tal naturalidad jajajaja.
EliminarBesos!
Y lo que tendrán que aprender, eso solo es el principio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cada día aprende algo nuevo. Ella... y yo con ella. Creo que los hijos nos permiten redescubrir el mundo. ¡Y me encanta esa sensación!
EliminarUn beso!