Título: El corazón del caimán
Autora: Pilar Ruiz
Editorial: Ediciones B
Género: novela histórica, exótica
Páginas: 536
Publicación: Septiembre 2014
ISBN: 978-84-666-5531-6
Corre el año 1897 y Ada recibe la noticia de la desaparición en combate de su marido, Víctor, un militar español. Sin embargo, está convencida de que sigue vivo, y se dispone a buscarlo a través de una guerra y una isla en forma de caimán; la isla es Cuba, y la guerra, la de la Independencia.
Ada Silva es cubana, pero también española; la contienda se libra a su alrededor mientras ella continúa empeñada en su propósito: encontrar a Víctor. Con la única compañía de Pompeya, una santera que habla con los Orishas para conocer el futuro, emprende un viaje que les mostrará a ambas la destrucción del mundo que conocieron una vez, arrasado como por un huracán devastador.
La aventura de Ada recorre su pasado y el de su familia a lo largo de un siglo XIX que está a punto de finalizar: el de los emigrantes españoles a América, como la tía abuela Elvira; el de su padre, el misterioso revolucionario Darío Silva; el del propio Víctor y el de otro hombre, alguien que siempre ha estado a su lado aunque ella ni siquiera lo supiera.
Tuve el mapa de tu nombre, pero conducía a las sombras. Tuve el mapa de tu nombre y no pude encontrarte. Tuve el mapa de tu nombre sin saber que era el de mi alma.
He de confesar que esta novela me ha ido ganando a medida que he ido avanzando en su lectura. Al principio me pareció otro libro más, una historia parecida a tantas, y que abusaba, desde mi punto de vista, de estereotipos y clichés demasiado usados, como el de la jovencita que se queda embarazada del cura o el del braguetazo en toda regla. Pero, poco a poco, Ada me fue conquistando, sobre todo, durante la segunda mitad de la obra. Bueno, para ser totalmente sincera, el personaje que me ha enamorado, el que hizo que me quedara en la novela y el que me ha resultado más honrado y atractivo ha sido el de Nel.
A medida que he ido leyendo también he descubierto otro punto fuerte de esta novela, al menos para mí: la presentación de personajes se lleva a cabo de manera tan progresiva que a algunos de los protagonistas no los conocemos hasta bien avanzada la lectura. Me ha parecido que esta técnica narrativa hacía que aumentara mi interés por la historia, porque mantenía la intriga e iba sumando nuevos elementos dramáticos y giros de la trama.
Ruiz ha optado, además, por una estructura que va mezclando lo que sería la historia de Ada, contada con un orden cronológico aunque incluyendo flashbacks que aclaren el pasado de algunos personajes, con pequeñas pinceladas del momento en el que la protagonista, después de pasar unos años en España, vuelve a Cuba en busca de su marido. Esta doble línea temporal añade dramatismo e interés a la trama y da profundidad y perspectiva al personaje de Ada.
Además de la historia personal de la protagonista, Ruiz nos va ofreciendo retazos de la historia común de España y Cuba, guerra incluida, así como brochazos de las costumbres cubanas y algunos de sus rituales más tradicionales y profundos. En este sentido, me ha gustado mucho el tratamiento que la autora hace sobre la desigualdad social y el diferente trato entre cubanos y españoles, un conflicto que personaliza en la figura de Pompeya. Pompeya es una cubana criada como española, una niña utilizada en un momento determinado para paliar la soledad de Ada y criada, por lo tanto, como hermana, pero que, tras su marcha a España, se queda fuera de lugar, desubicada como un juguete roto que no es de aquí ni de allí y que, por tanto, es vista como una extraña por unos y por otros. Creo que el personaje de Pompeya dice muchas cosas sobre el dominio colonial sin decirlas claramente y mueve a la reflexión sobre temas como el cariño incondicional de los niños, la educación y la crianza, las raíces y costumbres y, por supuesto, el egoísmo, la superioridad racial que algunos siente y, en consonancia, al desprecio o rechazo al diferente.
La novela está llena de personajes femeninos fuertes (aunque, como he dicho, algunos incluyan ciertos clichés en su configuración) y dota a los masculinos de unas cualidades relacionadas con el apego, el cariño o la cercanía que subvierten el tópico pero que pueden hacer que se vean como personajes más débiles, sobre todo comparados con los hombres a los que estamos acostumbrados en otras novelas. Creo que le ocurre, sobre todo, al personaje de Nel, quizá demasiado blandito para el modelo masculino generalizado pero, como he dicho, a mí es el que me ha conquistado de toda la obra.
En definitiva, Pilar Ruiz nos ofrece una novela intensa, llena de contenido, Historia e historias, que añade pinceladas de varios géneros para dibujar el contorno de una trama y unos personajes llenos de humanidad y valentía.
Nos seguimos leyendo.
A medida que he ido leyendo también he descubierto otro punto fuerte de esta novela, al menos para mí: la presentación de personajes se lleva a cabo de manera tan progresiva que a algunos de los protagonistas no los conocemos hasta bien avanzada la lectura. Me ha parecido que esta técnica narrativa hacía que aumentara mi interés por la historia, porque mantenía la intriga e iba sumando nuevos elementos dramáticos y giros de la trama.
Ruiz ha optado, además, por una estructura que va mezclando lo que sería la historia de Ada, contada con un orden cronológico aunque incluyendo flashbacks que aclaren el pasado de algunos personajes, con pequeñas pinceladas del momento en el que la protagonista, después de pasar unos años en España, vuelve a Cuba en busca de su marido. Esta doble línea temporal añade dramatismo e interés a la trama y da profundidad y perspectiva al personaje de Ada.
Además de la historia personal de la protagonista, Ruiz nos va ofreciendo retazos de la historia común de España y Cuba, guerra incluida, así como brochazos de las costumbres cubanas y algunos de sus rituales más tradicionales y profundos. En este sentido, me ha gustado mucho el tratamiento que la autora hace sobre la desigualdad social y el diferente trato entre cubanos y españoles, un conflicto que personaliza en la figura de Pompeya. Pompeya es una cubana criada como española, una niña utilizada en un momento determinado para paliar la soledad de Ada y criada, por lo tanto, como hermana, pero que, tras su marcha a España, se queda fuera de lugar, desubicada como un juguete roto que no es de aquí ni de allí y que, por tanto, es vista como una extraña por unos y por otros. Creo que el personaje de Pompeya dice muchas cosas sobre el dominio colonial sin decirlas claramente y mueve a la reflexión sobre temas como el cariño incondicional de los niños, la educación y la crianza, las raíces y costumbres y, por supuesto, el egoísmo, la superioridad racial que algunos siente y, en consonancia, al desprecio o rechazo al diferente.
La novela está llena de personajes femeninos fuertes (aunque, como he dicho, algunos incluyan ciertos clichés en su configuración) y dota a los masculinos de unas cualidades relacionadas con el apego, el cariño o la cercanía que subvierten el tópico pero que pueden hacer que se vean como personajes más débiles, sobre todo comparados con los hombres a los que estamos acostumbrados en otras novelas. Creo que le ocurre, sobre todo, al personaje de Nel, quizá demasiado blandito para el modelo masculino generalizado pero, como he dicho, a mí es el que me ha conquistado de toda la obra.
En definitiva, Pilar Ruiz nos ofrece una novela intensa, llena de contenido, Historia e historias, que añade pinceladas de varios géneros para dibujar el contorno de una trama y unos personajes llenos de humanidad y valentía.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto Novela Histórica: 15/15