Título: El asesinato de Sócrates
Autor: Marcos Chicot
Editorial: Planeta
Género: novela histórica, intriga
Páginas: 768
Publicación: 03/11/2016
ISBN: 978-84-08-16318-3
Grecia, siglo v a. C.
Un oscuro oráculo vaticina la muerte de Sócrates.
Un recién nacido es condenado a morir por su propio padre.
Una guerra encarnizada entre Atenas y Esparta desangra Grecia.
El asesinato de Sócrates recrea magistralmente la época más extraordinaria de nuestra historia. Madres que luchan por sus hijos, amores imposibles y soldados tratando de sobrevivir se entrelazan de un modo fascinante con los gobernantes, artistas y pensadores que convirtieron Grecia en la cuna de nuestra civi-lización. A lo largo de las páginas de esta absorbente novela, brilla con luz propia la figura inigualable de Sócrates, el hombre cuya vida y muerte nos inspiran desde hace siglos, el filósofo que marca un antes y un después en la historia de la humanidad.
No es nada fácil hacer una reseña de un libro que mezcla tantos géneros, que tiene tantas páginas, que encierra tantas historias y tanta Historia, que presenta tantos personajes extraordinarios, que toca tantos temas interesantes y que bucea en el ocaso de la Atenas todopoderosa. Pero lo voy a intentar. A ver si me sale.
Lo primero que quiero decir es que incluyo esta lectura en la Yincana Criminal en su categoría "la acción transcurre en la Antigüedad". Aunque la novela en sí no sea criminal, sino histórica, la verdad es que sí se incluyen en sus páginas algunas tramas que se acercan a lo criminal y, desde luego, hay varios asesinatos (o intentos de asesinato) muy jugosos en la obra, además del que le da título.
Lo segundo, es que esta novela es apabullante. Es magna, enorme, amplísima, casi enciclopédica. Tiene muchas páginas pero creo que cada una de ellas está justificada, porque es mucho lo que Chicot cuenta en la obra que ha resultado finalista del Premio Planeta 2016. Es cierto que a mí la parte que menos me ha interesado es la bélica, una parte muy amplia que tiene mucho peso en el desarrollo de las tramas, en el ambiente general en el que nos sumerge el autor y la Atenas del momento y que, por lo tanto, ocupa muchas páginas. Pero creo que su importancia está justificada y que, además, Chicot tiene un don especial para hacernos disfrutar con pasajes y documentación que, quizá, en otro autor pudieran resultar pesados.
Así pues, el autor consigue uno de los objetivos que siempre busca con sus novelas: entretener y enseñar. Y lo consigue con matrícula de honor: la obra se disfruta mucho (muchísimo) y, además, permite conocer mucho mejor la Atenas de Sócrates en muchas (casi todas) sus dimensiones, desde sus enemigos políticos y bélicos, hasta sus asambleas y su democracia, pasando por sus pensadores, su arte o sus costumbres.
Esa mezcla de aspectos le permite a Chicot combinar la gran Historia y las pequeñas historias de los personajes y entretejer los devenires vitales de los personajes históricos con los puramente ficcionales. Y lo mejor es que no chirría. El dibujo global está tan bien engarzado que al final casi dudas sobre cuáles de todos los personajes que has conocido en la novela fueron reales y cuáles han salido construidos por el autor. O lo que es lo mismo, cuáles han sido reconstruidos por la siempre magnífica pluma de Chicot gracias a una labor de documentación apabullante y cuáles han sido fruto de su imaginación, pero siempre sin perder de vista esa documentación. Y creo que ese el secreto del éxito del autor: Chicot se empapó tanto de la época que se trasladó allí y, de paso, nos lleva hasta la Grecia clásica con él y su obra. De esa forma, no he visto ningún anacronismo y, si me apuras, tampoco ninguna licencia literaria que le hayan restado credibilidad ni verosimilitud a El asesinato de Sócrates.
Así, podemos descubrir en esta novela las diferencias socioculturales entre atenienses y espartanos, el poder de la ciudadanía, la pugna entre corrientes filosóficas, la belleza del arte... y todo los adelantos que ingeniaron y que hicieron de su cultura la cuna de la nuestra. Pero, al mismo tiempo, también podemos apreciar sus costumbres, su forma de vida, las enfermedades que asolaron sus ciudades y cómo su concepto de ciudadanía se nos queda hoy corto, puesto que no afectaba ni a las mujeres ni a los esclavos.
En este sentido (como no podía ser de otro modo) me ha fascinado cómo Chicot pinta a las mujeres de la época. Cómo las hace valientes, inteligentes y luchadoras a pesar de las limitaciones que la sociedad les ponía. Es increíble cómo el autor te mete en su piel y te hace sentir el dolor de un matrimonio concertado, el horror del esposo que viola cada noche a una mujer que no desea estar con él o el "honor" que suponía para la época que la mujer se quedara en casa todo el día.
Y es que, si la novela de Chicot es grande por su ambientación, por toda la Historia que encierra y la maravillosa manera en que combina realidad y ficción, no lo es menos por la configuración de los personajes que lleva a cabo el autor. Malos o buenos, virtuosos o deleznables, todos tienen personalidad y alma propia. Es imposible no empatizar con los bueno y odiar a los malos. Tanto Perseo, como Casandra, Deyanira, Jantipa o Eurípides están llenos de matices y de vida. Y sobre todos ellos brilla, claro está, Sócrates, al que conocemos en este novela en todas sus dimensiones: filósofo, sabio, soldado, marido, amigo, padre.... Imposible no sentir admiración por este hombre justo y sabio que cuya muerte, efectivamente, fue un asesinato en toda regla.
Así pues, no puedo dejar de recomendar esta lectura a todo el mundo. Eso sí, recomiendo elegirla en un momento de calma y con tiempo para saborearla en todas sus dimensiones para sacarle, así, todo el jugo que se le puede extraer. Y no es poco.
Nos seguimos leyendo.
Lo primero que quiero decir es que incluyo esta lectura en la Yincana Criminal en su categoría "la acción transcurre en la Antigüedad". Aunque la novela en sí no sea criminal, sino histórica, la verdad es que sí se incluyen en sus páginas algunas tramas que se acercan a lo criminal y, desde luego, hay varios asesinatos (o intentos de asesinato) muy jugosos en la obra, además del que le da título.
Lo segundo, es que esta novela es apabullante. Es magna, enorme, amplísima, casi enciclopédica. Tiene muchas páginas pero creo que cada una de ellas está justificada, porque es mucho lo que Chicot cuenta en la obra que ha resultado finalista del Premio Planeta 2016. Es cierto que a mí la parte que menos me ha interesado es la bélica, una parte muy amplia que tiene mucho peso en el desarrollo de las tramas, en el ambiente general en el que nos sumerge el autor y la Atenas del momento y que, por lo tanto, ocupa muchas páginas. Pero creo que su importancia está justificada y que, además, Chicot tiene un don especial para hacernos disfrutar con pasajes y documentación que, quizá, en otro autor pudieran resultar pesados.
Así pues, el autor consigue uno de los objetivos que siempre busca con sus novelas: entretener y enseñar. Y lo consigue con matrícula de honor: la obra se disfruta mucho (muchísimo) y, además, permite conocer mucho mejor la Atenas de Sócrates en muchas (casi todas) sus dimensiones, desde sus enemigos políticos y bélicos, hasta sus asambleas y su democracia, pasando por sus pensadores, su arte o sus costumbres.
Esa mezcla de aspectos le permite a Chicot combinar la gran Historia y las pequeñas historias de los personajes y entretejer los devenires vitales de los personajes históricos con los puramente ficcionales. Y lo mejor es que no chirría. El dibujo global está tan bien engarzado que al final casi dudas sobre cuáles de todos los personajes que has conocido en la novela fueron reales y cuáles han salido construidos por el autor. O lo que es lo mismo, cuáles han sido reconstruidos por la siempre magnífica pluma de Chicot gracias a una labor de documentación apabullante y cuáles han sido fruto de su imaginación, pero siempre sin perder de vista esa documentación. Y creo que ese el secreto del éxito del autor: Chicot se empapó tanto de la época que se trasladó allí y, de paso, nos lleva hasta la Grecia clásica con él y su obra. De esa forma, no he visto ningún anacronismo y, si me apuras, tampoco ninguna licencia literaria que le hayan restado credibilidad ni verosimilitud a El asesinato de Sócrates.
Así, podemos descubrir en esta novela las diferencias socioculturales entre atenienses y espartanos, el poder de la ciudadanía, la pugna entre corrientes filosóficas, la belleza del arte... y todo los adelantos que ingeniaron y que hicieron de su cultura la cuna de la nuestra. Pero, al mismo tiempo, también podemos apreciar sus costumbres, su forma de vida, las enfermedades que asolaron sus ciudades y cómo su concepto de ciudadanía se nos queda hoy corto, puesto que no afectaba ni a las mujeres ni a los esclavos.
En este sentido (como no podía ser de otro modo) me ha fascinado cómo Chicot pinta a las mujeres de la época. Cómo las hace valientes, inteligentes y luchadoras a pesar de las limitaciones que la sociedad les ponía. Es increíble cómo el autor te mete en su piel y te hace sentir el dolor de un matrimonio concertado, el horror del esposo que viola cada noche a una mujer que no desea estar con él o el "honor" que suponía para la época que la mujer se quedara en casa todo el día.
Y es que, si la novela de Chicot es grande por su ambientación, por toda la Historia que encierra y la maravillosa manera en que combina realidad y ficción, no lo es menos por la configuración de los personajes que lleva a cabo el autor. Malos o buenos, virtuosos o deleznables, todos tienen personalidad y alma propia. Es imposible no empatizar con los bueno y odiar a los malos. Tanto Perseo, como Casandra, Deyanira, Jantipa o Eurípides están llenos de matices y de vida. Y sobre todos ellos brilla, claro está, Sócrates, al que conocemos en este novela en todas sus dimensiones: filósofo, sabio, soldado, marido, amigo, padre.... Imposible no sentir admiración por este hombre justo y sabio que cuya muerte, efectivamente, fue un asesinato en toda regla.
Así pues, no puedo dejar de recomendar esta lectura a todo el mundo. Eso sí, recomiendo elegirla en un momento de calma y con tiempo para saborearla en todas sus dimensiones para sacarle, así, todo el jugo que se le puede extraer. Y no es poco.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto 100 libros: 33/100
- Reto Genérico: 22 (1/2 histórico de pasado remoto)/40
- Reto 25 españoles: 18/25