Lucía Etxebarria despierta odios y simpatías casi a partes iguales. Supongo que su manera (pública, en privado no la conozco) de ser y esa impresión que da de no morderse la lengua pueden levantar ampollas en más de uno (acusaciones de plagio al margen). A mí, personalmente, es lo que más me gusta de ella. Así que me sumo entre los luciáfilos, aunque no siempre comparta todo lo que dice y aunque muchas veces crea que está bien lo que dice, que incluso está aparentemente bien documentado, pero que al escatimar las fuentes o la bibliografía, me resulta un poco menos creíble.
Aunque Amor, curiosidad, prozac y dudas sea una novela, lo que acabo de decir es aplicable, porque la autora sujeta la trama de ficción con gran cantidad de referencias reales, no ficticias (sobre todo, en este caso, musicales), de reflexiones y citas feministas y, en esta novela en concreto, de estadísticas y párrafos teóricos sobre el acceso de la mujer al ámbito profesional, qué se espera de ella, cómo debe vestir, cuál es su techo de cristal, a qué renuncia en lo personal en favor de su carrera... O sea que a la ficción suma una parte teórica, pseudoensayística, que a mí me parece muy interesante, aunque habrá quien piense que de lo que se trata es de rellenar y de convertir una obra que podría quedarse en la mitad en una novela de 352 páginas. Ya he dicho en más de una ocasión que a mí me gusta que los libros me hagan pensar y este lo ha hecho.
La novela va alternando la narración en primera persona de las tres hermanas protagonistas: Cristina, Rosa y Ana. Cristina es una joven muy atractiva que lleva media vida probando diferentes tratamientos psicológicos sin éxito, que ha abandonado una insatisfactoria carrera profesional para trabajar de camarera en un bar, sexualmente activa, consumidora habitual de drogas y alcohol y que mira el mundo con los ojos desencantados de quien cree estar en esta vida de prestado.
Rosa, por el contrario, es una mujer entregada a su carrera, con un coeficiente de inteligencia muy superior a la media, capaz de conseguir todo lo que se proponga... excepto ser feliz. Encerrada en la modernísima y aséptica torre de marfil de su apartamento, Rosa tiene la impresión de haber echado su vida por la borda y busca respuestas para ganar la batalla en sus soldaditos, sus perfectos aliados: los libros.
Para Ana, la mayor, su cárcel es un matrimonio insulso e infeliz, una vida doméstica que ya no la emociona, un hijo al que no sabe cómo atender y un pasado que no puede olvidar.
Distanciadas en el momento de la narración, el pegamento que une sus desgracias tiene dos ingredientes básicos: su padre, que las abandonó cuando Cristina tenía cuatro años y su primo Gonzalo, del que todas estuvieron medio enamoradas, sobre todo Rosa y Cristina.
Maltratadas por la vida y por algunos hombres (no quiero desvelar mucho de la trama, pero en la novela aparece un episodio de violencia doméstica, de ahí que publique hoy la reseña, dentro de mi semana #contralaviolenciadegenero, un violador y un pederasta), las tres tratan de seguir a flote, refugiadas en drogas legales o ilegales. Hasta que uno de los cuerpos diga "basta ya" y arrastre en su salida del naufragio a los otros dos.
Es la segunda vez que leo esta novela. La leí en su momento, cuando se publicó, allá por 1997, y la he vuelto a leer ahora para la tesina de mi máster. Guardaba un buen recuerdo de ella y, la verdad, he vuelto a disfrutar con su lectura, aunque hay pasajes que, creo, no han envejecido bien: son hijos de de la literatura de finales de los 90, del malditismo de la llamada Generación X, del realismo sucio de la ambientación urbana, nocturna, de drogas, sexo, alcohol y música trance. Pero la historia de las tres hermanas, tan diferentes pero tan iguales, tan infelices, tan encarceladas en un mundo sin barrotes, me sigue pareciendo casi tan atractiva e interesante como ese estilo de introspección, reflexión y erudición (cada una en su parcela de conocimiento) que transmite la narración en primera persona. Una obra, pues, amena, interesante, con una prosa fácil de leer que no obvia tacos ni palabras malsonantes, descripciones sexuales ni pasajes duros y por la que desfilan buena parte de los males de finales del siglo XX y principios del siglo XXI, desde la depresión, la adicción al trabajo o la drogadicción hasta la anorexia y la violencia de género.
Nos seguimos leyendo.
Ficha técnica:
Título: Amor, curiosidad, prozac y dudasAutor: Lucía EtxebarriaEditorial: Martínez Roca Género: novela Páginas: 352Publicación 2010 ISBN: 9788427036604
Como me gusta Lucía!
ResponderEliminarTengo un par de libros de ella y me fascinaron. No me queda otra que apuntarme este.
Un besito Lidia :)
Pues apunta, apunta... y luego me cuentas qué te parece la historia de las tres hermanas.
EliminarUn besito, Nieves!
Yo también lo leí en su momento y me gustó, pero no tengo claro, como bien apuntas, que resistiera completamente una segunda lectura ahora. A mí ella, aunque hay veces que tengo la sensación de que no la soporto, en realidad me encanta, porque es como es y punto. No se esconde.
ResponderEliminarBesos
Yo creo que, efectivamente, se muestra como es, que no va de nada. Y aunque a veces meta la pata por eso, también creo que se la castiga demasiado por sus errores.
EliminarBesos!
Todavía no he leído nada de esta autora. Besos
ResponderEliminarPues anímate! Tiene algunos bastante buenos. A mí, por ejemplo, "Un milagro en equilibrio" me encantó.
EliminarBesos!
A mí es que esta autora... buf... no me gusta especialmente vaya.
ResponderEliminarBesotes
jajajaaj. Suele pasar. Ya digo, creo que es una de esas personas a la que odias o a la que adoras, que no deja indiferente a nadie. Si ya has leído algo suyo y no te gusta... pues, nada, apárcala. Que el tiempo es corto y las lecturas muchas jajajaja.
EliminarBesos
En su día, yo me leí su libro "Ya no sufro por amor", y sea por lo que fuese... Me gustó.
ResponderEliminarTal y como dice en su contra portada, en él nos cuenta cómo dejó ella de sufrir por amor y como cualquiera puede hacer lo mismo..
Así qué tomo nota de tu recomendación para buscarle un huequito para leerlo!
Besosss!
Pues fíjate, ese es un de los poquitos que no le he leído yo de Lucía Etxebarria, y sí que le tengo ganas, sí. Voy a ver si estuviera en la biblioteca....
EliminarBesos!
me he encontrado ésta reseña y me surge la idea de releer la novela :)
ResponderEliminarno he leído este libro todavia, solo un fragmmmento. pese a los 21 años transcurridos desde su publicidad, aun no me suena distanciado y de alguna manera, me siento identificado con las protagonistas. me impresiona de como narra, ma parece directa, ruda y estrepita. me hace pensar
ResponderEliminarsolo he leido un fragmento aun, pero me impresiona la manera de que narra, que me parece ruda, directa y estrepita. pese a 21 años transcurridos desde su `publicidad, todavia me da cercania y me indentifico con la protagonistas
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