Ficha técnica:
Título: La tienda de las palabras Autor: Jesús Marchamalo
Editorial: Siruela Género: novela, literatura juvenil Páginas: 256Publicación: 1999 ISBN: 84-7844-562-5
Sinopsis (editorial):
A quienes les gusta leer o jugar con las palabras, o bien sorprenderse con ellas, y a quienes quizá alguna vez se asustaron con términos como palíndromo, jitanjáfora, hipérbaton, acróstico, anagrama, perífrasis o eufemismo, se les brinda ahora la oportunidad, con La tienda de palabras, de entender sus significados para que queden de una vez para siempre aclarados. Por medio de juegos con letras y palabras, de citas de autores conocidos, y de una trama llena de suspense, el protagonista de esta novela se verá envuelto en una conspiración encaminada a hacer desaparecer las palabras más apreciadas e insustituibles, que llevará al lector a un mundo lleno de sorpresas donde las palabras se convierten en piezas de un juego interminable.
Hay libros que no solo dan a conocer una historia sino que proponen muchas cosas más. Este es uno de ellos. Mezcla una trama de intriga (sencilla pero con sus giros) con una serie de narraciones y juegos lingüísticos que me han hecho disfrutar muchísimo.
Se lee muy fácilmente y casi casi casi que lo de menos es la historia que cuenta: la de Carlos y Matías, el vendedor de palabras. Una historia de amistad y sospechas, de descubrimientos y desconfianzas, de traición y amor por las palabras en la que se van engarzando las joyas de esta obra: los juegos, ejercicios e historias lingüísticos.
Me parece una obra tremendamente adecuada para enseñar a los chicos lo divertido que puede llegar a ser jugar con las palabras. Pueden aprender, de una manera amena y sencilla, conceptos con nombres tan rimbombantes como palíndromo o jitanjáfora. Jugar con las palabras les enseñará, además, los rudimentos de literatura, las bases de la narrativa o el teatro pero, sobre todo, de la poesía.
Planteados como juegos de ingenio, estos ejercicios lingüísticos son tan entretenidos como sorprendentes y dan pie a otras muchas actividades más que se pueden desarrollar al hilo de ellos.
Además de la trama principal y de los juegos lingüísticos, el autor recoge una serie de narraciones (inventadas o recopiladas) que muestran el amor por las letras, las palabras y la literatura. Y hasta una conspiración que bien podría llegar a ocurrir.
La lección lingüística no se limita, con todo, a lo comentado hasta aquí. Todo el libro está plagado de términos poco usuales que, como cebos, el lector deberá ir encontrando y que su curiosidad pique el anzuelo para descubrir su significado y ampliar, así, su propio vocabulario.
Una obra, pues, que se disfruta en la lectura pero que se puede hacer aún más grande si te animas a recoger el cabo que tira el autor y juegas con Carlos y Matías. Muy útil para cualquier actividad relacionada con la educación, la literatura, la ampliación de vocabulario, memoria, etc. Un hallazgo, sin duda, singular.
Nos seguimos leyendo.
Se lee muy fácilmente y casi casi casi que lo de menos es la historia que cuenta: la de Carlos y Matías, el vendedor de palabras. Una historia de amistad y sospechas, de descubrimientos y desconfianzas, de traición y amor por las palabras en la que se van engarzando las joyas de esta obra: los juegos, ejercicios e historias lingüísticos.
Me parece una obra tremendamente adecuada para enseñar a los chicos lo divertido que puede llegar a ser jugar con las palabras. Pueden aprender, de una manera amena y sencilla, conceptos con nombres tan rimbombantes como palíndromo o jitanjáfora. Jugar con las palabras les enseñará, además, los rudimentos de literatura, las bases de la narrativa o el teatro pero, sobre todo, de la poesía.
Planteados como juegos de ingenio, estos ejercicios lingüísticos son tan entretenidos como sorprendentes y dan pie a otras muchas actividades más que se pueden desarrollar al hilo de ellos.
Además de la trama principal y de los juegos lingüísticos, el autor recoge una serie de narraciones (inventadas o recopiladas) que muestran el amor por las letras, las palabras y la literatura. Y hasta una conspiración que bien podría llegar a ocurrir.
La lección lingüística no se limita, con todo, a lo comentado hasta aquí. Todo el libro está plagado de términos poco usuales que, como cebos, el lector deberá ir encontrando y que su curiosidad pique el anzuelo para descubrir su significado y ampliar, así, su propio vocabulario.
Una obra, pues, que se disfruta en la lectura pero que se puede hacer aún más grande si te animas a recoger el cabo que tira el autor y juegas con Carlos y Matías. Muy útil para cualquier actividad relacionada con la educación, la literatura, la ampliación de vocabulario, memoria, etc. Un hallazgo, sin duda, singular.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto 13.000 páginas: 256/13.000
- Reto Genérico: 1/1 juvenil
- Desafío100 libros: 37/100
- Reto Sumando: 21/2013
No me puedo resistir a enseñaros la actividad que preparamos en la Biblioteca de Azuqueca al hilo de esta obra el Día del Libro. Pusimos un par de mesas con frases, citas, caligramas, palíndromos, familias de palabras... pero todo convertido en molinillos, mariposas, barcos, regalitos, flores... Quedó visualmente muy bonito y a Jesús Marchamalo le encantó. Bueno... a él y a todas las participantes en el encuentro de los Clubes de Lectura, que no dejaron ni un palabra encima de las mesas. Hasta Almudena Grandes se llevó un molinillo y su palabra preferida, alegría, en una mariposa volandera. Una actividad no demasiado difícil de hacer (sobre todo si tienes la imaginación de Sagrario, artífice de muchas de las formas que presentamos) y que queda muy muy vistosa y alegre. Y cumple su objetivo: que las palabras vuelen.
Que guay!! y el libro me parece estupendo! tomo nota de él que no lo conocía. Feliz semana
ResponderEliminarLibros como este deberían hacer leer en los colegios e institutos, sería una buena iniciativa para ampliar el vocabulario, tan pobre últimamente entre la mayoría de nuestros jóvenes. Un beso.
ResponderEliminarNo lo conocía.
ResponderEliminarBesitos.