Ficha técnica:
Título: Orgullo y prejuicio Autora: Jane Austen
Editorial: Punto de lectura Género: novela Páginas: 544Publicación: 19/05/2006 ISBN: 9788466319652
Sinopsis (editorial):
La obra de Jane Austen ha vencido sin dificultades el paso del tiempo y se ha mantenido en todo momento en un lugar de privilegio en los gustos de lectores y especialistas. Orgullo y prejuicio es una novela de amor o, mejor, una novela de enamorados. Bingley y Jane, Darcy y Elisabeth, Lydia y Wickham luchan para obtener el objeto de su pasión, deben participar en el juego que la sociedad en que viven les propone y deben ganarlo. Sin saltarse las reglas, pero con un tesón capaz de vencer cualquier barrera, llegarán a toda costa a ese matrimonio que para ellos habrá de marcar el inicio de la felicidad soñada.
Creo que he despertado a la bestia. Ya sabía yo que no había leído a Jane Austen antes por alguna razón. Y eso que, en su momento, cuando se puso de moda la versión de Sentido y Sensibilidad de Kate Winslet, Emma Thompson y Hugh Grant (y Alan Rickman, que mira que me gusta a mí este hombre con lo poco glamuroso que es y el pelo tan sucio que lleva en Harry Potter) ya me regalaron el libro y lleva acumulando polvo en la estantería desde entonces. Sabía yo que había una razón para no leer a Jane Austen: que ahora creo que no podré parar de hacerlo. Y mira que la historia de Orgullo y Prejuicio me ha parecido trillada... pero creo que me ha parecido demasiado usada por todo lo que ha venido después, por la cantidad de versiones y pseudoversiones que ha inspirado durante años (El diario de Bridget Jones, incluido). Pero ahora solo quiero volver a las páginas de Austen, a su mundo de mujeres vendidas al peso y de rebeldes mal vistas por la sociedad pero que se convierten en las heroínas de la novela.
Orgullo y prejuicio es una historia de amor (o más bien, de amores), de clases cuyas fronteras se van rompiendo, de traiciones y engaños y de una chica, Elisabeth Bennet, la protagonista, que se sale de la norma con su descaro, su naturalidad y su reflexividad. En una sociedad encorsetada, en la que la cortesía (muchas veces exagerada) rige toda conducta social y personal, Lizzy destaca por la sinceridad con la que habla ante lady Catherine: frente a la sumisión y pleitesía que le rinden los demás, Elisabeth no se doblega, no ataca, pero tampoco se deja pisar. En una sociedad en la que el único objetivo de la mujer es conseguir un buen matrimonio, Elisabeth no se deja deslumbrar ni por el dinero ni avasallar por la necesidad de verse casada. Prefiere esperar y anteponer su ideal del matrimonio. En una sociedad donde la inteligencia (o su visibilidad) en las mujeres brilla por su ausencia (su madre y sus hermanas pequeñas son buena muestra), Elisabeth hace gala de su cabeza bien amueblada y son muchísimas las referencias que, dentro del texto, la sitúan en soledad, reflexionando, pensando en las decisiones que toma o que ha de tomar.
Lo cual no quiere decir que haya renunciado al matrimonio. Sería totalmente anacrónico. De hecho, esta es una de las clásicas novelas de trama matrimonial, donde todo gira en torno al o los casamientos de sus protagonistas. Pero ya lo señala Elvira Lindo en el prólogo de la edición que he leído: "Hay una rebelión de Jane Austen hacia este destino de las mujeres, destino que dependía sobre todo de la dote con la que un padre podía presentarla en sociedad, y luego de la belleza, por ese orden [...] La rebelión de Austen no se basa en que sus heroínas den la espalda al matrimonio -ni para Jane Austen, que acabó soltera, el matrimonio sería cuestionable- no se trata de que sugiriera un cambio de costumbres o un futuro distinto para las mujeres, es algo más íntimo que produce de una rebelión interior: Austen concede a las protagonsitas femeninas, Elisabeth y Jane, a su hermana, el don de la inteligencia, don que según lo entiende la escritora va muy unido a la bondad". Y ahí radica el éxito de la novela: en la inteligencia demostrada, en los diálogos chispeantes, en esa Lizzy que no se muerde la lengua si sabe que la razón de la inteligencia la sostiene.
Frente a Jane y a Elisabeth, Austen sitúa a las dos hermanas pequeñas (totalmente descerebradas) y a una madre absolutamente disparatada cuya máxima prioridad en la vida es casar (y cuanto más ventajosamente, mejor) a sus hijas. Por ellas (que se quedarán sin hogar cuando su padre muera) pero también por el ascenso social que supone para sí misma y por el peso de las habladurías que se quita de encima con las bodas. Mary, la quinta hermana, la que siempre tiene un libro en las manos, queda un poco desdibujada entre tanto contraste. Un contraste que también queda claramente retratado en los combates dialécticos de los padres de Elisabeth, encuentros que se convierten en lo más divertido de la novela.
Y es que, si algo tiene esta obra, es humor. Un humor que a veces es suave y que a veces te hace soltar una carcajada. Un humor que se nota en el tratamiento de los personajes y en esa manera de restar importancia a los importantes que tiene la autora. Un humor que contrasta con algunos de los temas que trata, como el matrimonio como único camino de la mujer frente a la pobreza. Y un humor que contrasta, sobre todo, con el protagonista masculino: ese señor Darcy que en mi cabeza tiene una cara de estreñido que no se quita ni en los momentos más tiernos de la novela (aunque con un toquecito de Collin Firth, claro... es inevitable).
El peculiar personaje de Darcy me da un pie perfecto para pasar a hablar de la película (porque, aun no lo he dicho, pero con esta novela mato dos retos de un tiro: el Reto Bicentenario de Orgullo y Prejuicio de Carmen y Amig@s y saldo mi participación en el Mes de Libros con Película de El búho entre libros y Leyendo en el bus -lo siento, el mes no me ha dado más que para reseñar un libro y una peli-). Y es que, sabiendo que tendría que reseñar libro y peli juntos, en muchas ocasiones he pensado "¡Madre mía! Vaya papelón para el pobre hijo que haya interpretado a este hombre". Claro que, como ya he dicho, he pensado muchas veces en Bridget Jones mientras leía el libro, así que ya de antemano le había puesto un poco la expresión de tontón aturullado de Mark Darcy. Luego he visto que Collin Firth había interpretado el papel en una miniserie para la BBC y me he dicho: "Claro, no podía ser de otro modo". Así que, de entrada, el señor Darcy de la versión que he visto (la que comparte cartelera con la portada del libro que he leído, la protagonizada por Keira Knightley) me chocaba un poco. Pero bueno, había visto a Matthew Macfadyen dando vida al padre Philip en la versión televisiva de Los pilares de la tierra y, recordando sus gestos, pensé que a lo mejor podría ser una buena opción. Vista la peli... no sé qué decir. Entiendo que el personaje es complicado y, en ese sentido, podríamos decir que Macfadyen lo clava... pero se pasa todo la película con un careto... No sé. Para que te hagas una idea.
Y así todo el rato. No te digo más que ese fotograma corresponde al momento álgido de la historia. Y esa es la cara que pone. En fin.
Por lo demás, la película me ha parecido bastante fiel al libro, con sus necesarias elipsis, claro está. Me ha gustado especialmente que incida en esos momentos de reflexión en soledad de Elisabeth que tan presentes están en la novela y que, en la película, ralentizan el ritmo pero están construidos con bastante belleza formal y una banda sonora que transmiten muchos sentimientos en el espectador.
Esta misma técnica (imágenes de gran belleza con música de fondo) está utilizada para apresurar algunos momentos de la historia. Curiosamente, como he dicho, aunque apresuran la trama ralentizan el ritmo de la película, pero me parece que son muy agradables de ver. Contrasta esta técnica pausada con la agilidad con la que está narrado cinematográficamente uno de los bailes de la novela, rodado casi casi como un lipdub, en el que la cámara se queda con un personaje que nos lleva a otro rincón del baile y luego camina de la mano de otro para movernos por las distintas estancias.
Como en la novela, las referencias al dinero son constantes, como también lo es la presencia de las cartas. Y deja entrever temas que también aparecen en la obra literaria, como el problema de la educación de las mujeres.
Dejo para el final otra de las cuestiones que más me han gustado de la película: el simbolismo de algunos planos (como el de la mano de Darcy) o del uso de los colores (por ejemplo, en los vestidos de las hermanas cuando van a ver a Jane a casa de los Bingley: con un solo golpe de vista, ya sabes cómo es cada una).
Mi gran duda es si hubiera captado bien toda la esencia de la historia a través de la película si no acabara de leer el libro.
En definitiva, que la historia me ha encantado y que Jane Austen se convertirá en frecuente en mis lecturas a partir de ahora.
Orgullo y prejuicio es una historia de amor (o más bien, de amores), de clases cuyas fronteras se van rompiendo, de traiciones y engaños y de una chica, Elisabeth Bennet, la protagonista, que se sale de la norma con su descaro, su naturalidad y su reflexividad. En una sociedad encorsetada, en la que la cortesía (muchas veces exagerada) rige toda conducta social y personal, Lizzy destaca por la sinceridad con la que habla ante lady Catherine: frente a la sumisión y pleitesía que le rinden los demás, Elisabeth no se doblega, no ataca, pero tampoco se deja pisar. En una sociedad en la que el único objetivo de la mujer es conseguir un buen matrimonio, Elisabeth no se deja deslumbrar ni por el dinero ni avasallar por la necesidad de verse casada. Prefiere esperar y anteponer su ideal del matrimonio. En una sociedad donde la inteligencia (o su visibilidad) en las mujeres brilla por su ausencia (su madre y sus hermanas pequeñas son buena muestra), Elisabeth hace gala de su cabeza bien amueblada y son muchísimas las referencias que, dentro del texto, la sitúan en soledad, reflexionando, pensando en las decisiones que toma o que ha de tomar.
Lo cual no quiere decir que haya renunciado al matrimonio. Sería totalmente anacrónico. De hecho, esta es una de las clásicas novelas de trama matrimonial, donde todo gira en torno al o los casamientos de sus protagonistas. Pero ya lo señala Elvira Lindo en el prólogo de la edición que he leído: "Hay una rebelión de Jane Austen hacia este destino de las mujeres, destino que dependía sobre todo de la dote con la que un padre podía presentarla en sociedad, y luego de la belleza, por ese orden [...] La rebelión de Austen no se basa en que sus heroínas den la espalda al matrimonio -ni para Jane Austen, que acabó soltera, el matrimonio sería cuestionable- no se trata de que sugiriera un cambio de costumbres o un futuro distinto para las mujeres, es algo más íntimo que produce de una rebelión interior: Austen concede a las protagonsitas femeninas, Elisabeth y Jane, a su hermana, el don de la inteligencia, don que según lo entiende la escritora va muy unido a la bondad". Y ahí radica el éxito de la novela: en la inteligencia demostrada, en los diálogos chispeantes, en esa Lizzy que no se muerde la lengua si sabe que la razón de la inteligencia la sostiene.
Frente a Jane y a Elisabeth, Austen sitúa a las dos hermanas pequeñas (totalmente descerebradas) y a una madre absolutamente disparatada cuya máxima prioridad en la vida es casar (y cuanto más ventajosamente, mejor) a sus hijas. Por ellas (que se quedarán sin hogar cuando su padre muera) pero también por el ascenso social que supone para sí misma y por el peso de las habladurías que se quita de encima con las bodas. Mary, la quinta hermana, la que siempre tiene un libro en las manos, queda un poco desdibujada entre tanto contraste. Un contraste que también queda claramente retratado en los combates dialécticos de los padres de Elisabeth, encuentros que se convierten en lo más divertido de la novela.
Y es que, si algo tiene esta obra, es humor. Un humor que a veces es suave y que a veces te hace soltar una carcajada. Un humor que se nota en el tratamiento de los personajes y en esa manera de restar importancia a los importantes que tiene la autora. Un humor que contrasta con algunos de los temas que trata, como el matrimonio como único camino de la mujer frente a la pobreza. Y un humor que contrasta, sobre todo, con el protagonista masculino: ese señor Darcy que en mi cabeza tiene una cara de estreñido que no se quita ni en los momentos más tiernos de la novela (aunque con un toquecito de Collin Firth, claro... es inevitable).
El peculiar personaje de Darcy me da un pie perfecto para pasar a hablar de la película (porque, aun no lo he dicho, pero con esta novela mato dos retos de un tiro: el Reto Bicentenario de Orgullo y Prejuicio de Carmen y Amig@s y saldo mi participación en el Mes de Libros con Película de El búho entre libros y Leyendo en el bus -lo siento, el mes no me ha dado más que para reseñar un libro y una peli-). Y es que, sabiendo que tendría que reseñar libro y peli juntos, en muchas ocasiones he pensado "¡Madre mía! Vaya papelón para el pobre hijo que haya interpretado a este hombre". Claro que, como ya he dicho, he pensado muchas veces en Bridget Jones mientras leía el libro, así que ya de antemano le había puesto un poco la expresión de tontón aturullado de Mark Darcy. Luego he visto que Collin Firth había interpretado el papel en una miniserie para la BBC y me he dicho: "Claro, no podía ser de otro modo". Así que, de entrada, el señor Darcy de la versión que he visto (la que comparte cartelera con la portada del libro que he leído, la protagonizada por Keira Knightley) me chocaba un poco. Pero bueno, había visto a Matthew Macfadyen dando vida al padre Philip en la versión televisiva de Los pilares de la tierra y, recordando sus gestos, pensé que a lo mejor podría ser una buena opción. Vista la peli... no sé qué decir. Entiendo que el personaje es complicado y, en ese sentido, podríamos decir que Macfadyen lo clava... pero se pasa todo la película con un careto... No sé. Para que te hagas una idea.
Y así todo el rato. No te digo más que ese fotograma corresponde al momento álgido de la historia. Y esa es la cara que pone. En fin.
Por lo demás, la película me ha parecido bastante fiel al libro, con sus necesarias elipsis, claro está. Me ha gustado especialmente que incida en esos momentos de reflexión en soledad de Elisabeth que tan presentes están en la novela y que, en la película, ralentizan el ritmo pero están construidos con bastante belleza formal y una banda sonora que transmiten muchos sentimientos en el espectador.
Esta misma técnica (imágenes de gran belleza con música de fondo) está utilizada para apresurar algunos momentos de la historia. Curiosamente, como he dicho, aunque apresuran la trama ralentizan el ritmo de la película, pero me parece que son muy agradables de ver. Contrasta esta técnica pausada con la agilidad con la que está narrado cinematográficamente uno de los bailes de la novela, rodado casi casi como un lipdub, en el que la cámara se queda con un personaje que nos lleva a otro rincón del baile y luego camina de la mano de otro para movernos por las distintas estancias.
Como en la novela, las referencias al dinero son constantes, como también lo es la presencia de las cartas. Y deja entrever temas que también aparecen en la obra literaria, como el problema de la educación de las mujeres.
Dejo para el final otra de las cuestiones que más me han gustado de la película: el simbolismo de algunos planos (como el de la mano de Darcy) o del uso de los colores (por ejemplo, en los vestidos de las hermanas cuando van a ver a Jane a casa de los Bingley: con un solo golpe de vista, ya sabes cómo es cada una).
Mi gran duda es si hubiera captado bien toda la esencia de la historia a través de la película si no acabara de leer el libro.
En definitiva, que la historia me ha encantado y que Jane Austen se convertirá en frecuente en mis lecturas a partir de ahora.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto Bicentenario de Orgullo y Prejuicio ¡¡SUPERADO!!!
- Reto 10 cláscos: 3/10
- Desafío100 libros: 41/100
- Reto Sumando: 19/2013
'Orgullo y prejuicio' es, sin ninguna duda, mi obra favorita de Jane Austen. Me encanta Elizabeth y su relación con Darcy es mi ideal de relación con un hombre, alguien que te hace estrujarte el cerebro, que te hace rabiar un poco y con quien es divertido discutir. La he leído varias veces y nunca ha perdido encanto. Me alegro de que te haya gustado tanto.
ResponderEliminarBesos
Es una película que no me canso de ver..soy así de romanticona ;D ...y leí el libro en noviembre, pero no llegué a reseñarlo aún...:D
ResponderEliminarA mi es que no me gustó, debo de ser un bicho raro pero es que todo me parecia, como ya he comentado en varias ocasiones, un desfile de vanalidades sin sentido. Besos
ResponderEliminarRealmente tanto este como todos los libros de Austen que he leído son una maravilla y las películas son preciosas
ResponderEliminarAún no he leído nada de Austen pero pronto le pondré remedio. Ayer compré en la feria "Sentido y Sensibildad", a ver si lo disfruto tanto como tú :-)
ResponderEliminarUn beso shakiano!!!
Una novela que tendré que releer, que no me acuerdo de casi nada (y eso que también he visto la pelicula)
ResponderEliminarohhhh, tengo que leerlo ya!!!! también estoy en el reto, a ver qué tal...Un besote!!
ResponderEliminarMe encanta este libro! Dos veces lo he leído y las dos veces lo he disfrutado igual. Y la serie me gustó muchísimo también. Colin Firth lo borda, así que cuando ví la peli me pasó como a ti, que no veía al actor en el papel. No lo hace mal, pero me quedo con Firth.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo lo tengo que leer para el reto de Carmen jejjej
ResponderEliminarBesotes
Leí esta novela hace muchos años, mucho antes de ver la película y aunque esta última me gustó el recuerdo que tenía de la novela era mucho mejor. No he vuelto a acercarme a este autor, quizás tendría que volver a leerlo. Un beso.
ResponderEliminarEs uno de mis libros favoritos, pero yo no lo catalogaría como un libro de amor.
ResponderEliminarBesitos.
Enhorabuena por el reto conseguido. La obra de Austen es una verdadera maravilla (no te pierdas, Lidia, Persuasión, mi favorita) y la película está muy bien aunque la serie de la BBC es mucho más fiel al libro. Aún así p<ar mí Mr. Darcy es Macfadyen (con lo de los caretos sí que no estoy de acuerdo...).
ResponderEliminarBesines,
Es mi libro favorito desde hace siglos. Y te recomiendo que de aquí a un tiempo te lo vuelvas a leer porque descubrirás nuevos matices, ironías, detalles... La película de hace unos años está bien, pero a mí el Macfadyen no me gustó nada. No le llega ni a la suela de los zapatos a Colin Firth.
ResponderEliminarUn beso