Ficha técnica:
Título: Don de lenguas Autoras: Rosa Ribas y Sabine Hofmann Editorial: Siruela Género: novela histórica, novela policíaca, thriller Páginas: 408
Publicación: 20/03/2013 ISBN: 978-84-15803-06-5
Sinopsis (editorial):
Barcelona, 1952: quedan pocas semanas para el Congreso Eucarístico, y la consigna oficial es dar una imagen impoluta de la ciudad, pues está en juego la legitimidad internacional del Régimen.
Ana Martí, novata cronista de sociedad de La Vanguardia, encontrará en el encargo de cubrir el asesinato de Mariona Sobrerroca, una conocida viuda de la burguesía, su oportunidad para escribir sobre temas serios. El caso ha sido encomendado al inspector Isidro Castro de la Brigada de Investigación Criminal, un hosco policía de doloroso pasado, que tendrá que aceptar de mala gana que Ana cubra la investigación.
Pero la joven periodista pronto descubrirá nuevas pistas que se apartan de la versión oficial de los hechos y recurre a la ayuda de su prima Beatriz Noguer, una eminente filóloga. Lo que en principio parecía una inofensiva consulta lingüística sobre unas misteriosas cartas encontradas entre los papeles de la difunta se convertirá en el inicio de una serie de revelaciones en las que están implicadas personas muy influyentes de la sociedad barcelonesa…
En medio de un ambiente hostil poblado de funcionarios y políticos corruptos, porteras entrometidas, policías violentos, prostitutas y ladrones de buen corazón, la inteligencia y el arrojo de Ana y los conocimientos lingüísticos y literarios de Beatriz serán sus únicas armas para resolver el caso.
La denominación que Lorenzo Silva ha dado a este libro me parece la más acertada de cuantas he leído: "thriller filológico". Aunque haya quien pueda pensar que no se puede hacer un thriller basado en algo como la investigación filológica, Rosa Ribas (entrevista aquí) y Sabine Hofmann demuestran que sí que se puede. Y que el resultado puede ser muy atractivo, interesante, constructivo e intrigante como lo es.
Hacía alusión a lo de la denominación porque es complicado adscribir este libro a un género concreto. Mezcla la novela histórica, la novela policíaca y el thriller para construir una historia en la que no hay ni buenos ni malos absolutos: todos tienen sus luces y sus sombras, máxime teniendo en cuenta que hablamos de la Barcelona (y la España) de los años 50.
La novela está protagoniza por Beatriz y por Ana, dos mujeres (sobrina y tía) que se ven envueltas en un caso de asesinato casi fortuitamente. Ana Martí es periodista o al menos está intentando abrirse camino en el mundo periodístico, siguiendo los pasos de su padre y su abuelo. Hasta ahora ha cubierto información de sociedad, pero la baja del responsable de sucesos de La Vanguardia (y el cariño que el jefe de redacción del periódico le profesa, derivado de su relación con el padre) meten a Ana de lleno en la acción: una dama de la alta sociedad sobre la que ella solía informar, Mariona Sobrerroca, ha aparecido muerta en su domicilio.
Obviamente, teniendo en cuenta que las autoras sitúan la acción en pleno Franquismo, si se informa de ello es porque a alguien le conviene. De hecho, se pretende que Ana muestre la buena labor de la policía y limpie (aunque sólo sea un poco) su imagen a través de las informaciones que vaya publicando sobre la investigación. Una investigación conducida por Isidro Castro, un policía brutal y tosco que no está muy convencido de trabajar con un periodista pegado a los talones... y menos si se trata de una mujer.
El texto muestra constantemente la visión negativa que de la mujer se tenía en la época. Los comentarios, las opiniones, la forma de vida y sumisión de determinados personajes femeninos y las expectativas depositadas en Ana (que se deje en paz de tonterías periodísticas y se case con su novio de toda la vida) van mostrando una visión negativa de la mujer sostenida a lo largo de la obra. Una visión negativa, construida a base de pensamientos, comentarios y actitudes que, sin embargo, es contrarrestada firmemente por las acciones de Ana y de Beatriz. Sin profundizar en el contraste ni ahondar en la reflexión o la crítica, las autoras desmontan esa visión negativa con la fuerza de la acción de estos dos personajes centrales.
Precisamente esa es otra de las características más destacadas de la novela: no hay crítica explícita, nadie interrumpe el discurso narrativo para introducir la opinión de nadie. Los hechos se ponen ante los ojos del lector y se permite que él saque sus conclusiones sobre temas como el machismo, la censura, la opresión franquista... De hecho, hay muchas cuestiones que ni siquiera se abordan directamente, con diálogos de los personajes, por ejemplo, sino que se citan como de pasada. Pero un lector que conozca el contexto histórico en el que se mueven los personajes sabe a qué se está aludiendo. Me parece una manera muy sutil y acertada de introducir aspectos en la novela sin recargar lo narrado: el lector recoge el guante lanzado por las autoras y reflexiona sobre ello sin que, explícitamente, el narrador haga mención de lo que implica lo sugerido. Pongo un ejemplo para que sepas de qué hablo. En la página 66 se dice: "Pero Oleguer Pons, Olegario durante las dos semanas que lo había tenido en el calabozo de la Social...". Con esa sencillísima alusión, las autoras están hablando de un montón de situaciones y represiones que el lector capta, aunque no estén representadas en el discurso. Es una manera de valorar su inteligencia y su bagaje.
La trama es sustentada por esa periodista novata y por Beatriz, una mujer poco convencional, intelectual y comprometida con el saber y la erudición en vez de con un hombre. En un tiempo en el que el adjetivo "intelectual" aplicado a una mujer es sinónimo de insulto... pues está clara la consideración general de Beatriz en la sociedad. Aislada, apartada, cada vez con menos recursos económicos, busca dar salida a toda su erudición en el extranjero, porque es imposible poder trabajar en una universidad española. Esta rata de biblioteca aportará las claves para ir avanzando en el caso y descubrir a los verdaderos asesinos. Su profuso conocimiento de las lenguas y dialectos y de la literatura irá abriendo camino y mostrarán que la vida y la literatura están más unidas de lo que se pudiera pensar. De hecho, Beatriz hace de la literatura su guía de vida y aplica modelos literarios y de investigación filológica a los pasos que han de ir dando mientras la trama se complica.
Beatriz y Ana son las dos caras de la misma moneda, con dos personalidades bien diferentes (aunque con puntos en común de base, como creerse válidas, más allá de su género) y dos maneras de actuar radicalmente opuestas: Beatriz es la erudición, la planificación, la estrategia, mientras que Ana es la pasión, el pálpito, el impulso. Hasta cierto punto, ambas podrían ser el reflejo de las dos autoras de la novela y de las características que sus dos nacionalidades (alemana y española) podrían haber dejado impresas en sus personalidades.
Don de lenguas es un libro, pues, muy interesante, un libro de contrastes y contradicciones, en el que la verdad oficial y la verdad real no coinciden (otra crítica sólo esbozada). Una novela que mantiene el interés durante todas sus páginas, bien estructurada en la que el pulso narrativo se va acelerando (como en todo thriller que se precie) a medida que se avanza en la lectura. De hecho, las 60/80 primeras páginas nos van presentado a los personajes, sin que sepamos, en muchas ocasiones, qué pintan ahí, qué relación tienen con el asesinato descrito ya en las primeras líneas de la novela. A partir de ahí, el ritmo va incrementándose paulatinamente hasta llegar a un final de infarto, quizá narrado con demasiada demora para lo que requiere lo que va ocurriendo, pero que encaja bien con la metódica manera de actuar de Beatriz, que parece contagiarse a las autoras.
Una novela que mezcla muchas cosas y que lanza muchos mensajes de una manera sutil. Una obra para descubrir y para dar lugar a lecturas muy diferentes.
Nos seguimos leyendo.
Hacía alusión a lo de la denominación porque es complicado adscribir este libro a un género concreto. Mezcla la novela histórica, la novela policíaca y el thriller para construir una historia en la que no hay ni buenos ni malos absolutos: todos tienen sus luces y sus sombras, máxime teniendo en cuenta que hablamos de la Barcelona (y la España) de los años 50.
La novela está protagoniza por Beatriz y por Ana, dos mujeres (sobrina y tía) que se ven envueltas en un caso de asesinato casi fortuitamente. Ana Martí es periodista o al menos está intentando abrirse camino en el mundo periodístico, siguiendo los pasos de su padre y su abuelo. Hasta ahora ha cubierto información de sociedad, pero la baja del responsable de sucesos de La Vanguardia (y el cariño que el jefe de redacción del periódico le profesa, derivado de su relación con el padre) meten a Ana de lleno en la acción: una dama de la alta sociedad sobre la que ella solía informar, Mariona Sobrerroca, ha aparecido muerta en su domicilio.
Obviamente, teniendo en cuenta que las autoras sitúan la acción en pleno Franquismo, si se informa de ello es porque a alguien le conviene. De hecho, se pretende que Ana muestre la buena labor de la policía y limpie (aunque sólo sea un poco) su imagen a través de las informaciones que vaya publicando sobre la investigación. Una investigación conducida por Isidro Castro, un policía brutal y tosco que no está muy convencido de trabajar con un periodista pegado a los talones... y menos si se trata de una mujer.
El texto muestra constantemente la visión negativa que de la mujer se tenía en la época. Los comentarios, las opiniones, la forma de vida y sumisión de determinados personajes femeninos y las expectativas depositadas en Ana (que se deje en paz de tonterías periodísticas y se case con su novio de toda la vida) van mostrando una visión negativa de la mujer sostenida a lo largo de la obra. Una visión negativa, construida a base de pensamientos, comentarios y actitudes que, sin embargo, es contrarrestada firmemente por las acciones de Ana y de Beatriz. Sin profundizar en el contraste ni ahondar en la reflexión o la crítica, las autoras desmontan esa visión negativa con la fuerza de la acción de estos dos personajes centrales.
Precisamente esa es otra de las características más destacadas de la novela: no hay crítica explícita, nadie interrumpe el discurso narrativo para introducir la opinión de nadie. Los hechos se ponen ante los ojos del lector y se permite que él saque sus conclusiones sobre temas como el machismo, la censura, la opresión franquista... De hecho, hay muchas cuestiones que ni siquiera se abordan directamente, con diálogos de los personajes, por ejemplo, sino que se citan como de pasada. Pero un lector que conozca el contexto histórico en el que se mueven los personajes sabe a qué se está aludiendo. Me parece una manera muy sutil y acertada de introducir aspectos en la novela sin recargar lo narrado: el lector recoge el guante lanzado por las autoras y reflexiona sobre ello sin que, explícitamente, el narrador haga mención de lo que implica lo sugerido. Pongo un ejemplo para que sepas de qué hablo. En la página 66 se dice: "Pero Oleguer Pons, Olegario durante las dos semanas que lo había tenido en el calabozo de la Social...". Con esa sencillísima alusión, las autoras están hablando de un montón de situaciones y represiones que el lector capta, aunque no estén representadas en el discurso. Es una manera de valorar su inteligencia y su bagaje.
La trama es sustentada por esa periodista novata y por Beatriz, una mujer poco convencional, intelectual y comprometida con el saber y la erudición en vez de con un hombre. En un tiempo en el que el adjetivo "intelectual" aplicado a una mujer es sinónimo de insulto... pues está clara la consideración general de Beatriz en la sociedad. Aislada, apartada, cada vez con menos recursos económicos, busca dar salida a toda su erudición en el extranjero, porque es imposible poder trabajar en una universidad española. Esta rata de biblioteca aportará las claves para ir avanzando en el caso y descubrir a los verdaderos asesinos. Su profuso conocimiento de las lenguas y dialectos y de la literatura irá abriendo camino y mostrarán que la vida y la literatura están más unidas de lo que se pudiera pensar. De hecho, Beatriz hace de la literatura su guía de vida y aplica modelos literarios y de investigación filológica a los pasos que han de ir dando mientras la trama se complica.
Beatriz y Ana son las dos caras de la misma moneda, con dos personalidades bien diferentes (aunque con puntos en común de base, como creerse válidas, más allá de su género) y dos maneras de actuar radicalmente opuestas: Beatriz es la erudición, la planificación, la estrategia, mientras que Ana es la pasión, el pálpito, el impulso. Hasta cierto punto, ambas podrían ser el reflejo de las dos autoras de la novela y de las características que sus dos nacionalidades (alemana y española) podrían haber dejado impresas en sus personalidades.
Don de lenguas es un libro, pues, muy interesante, un libro de contrastes y contradicciones, en el que la verdad oficial y la verdad real no coinciden (otra crítica sólo esbozada). Una novela que mantiene el interés durante todas sus páginas, bien estructurada en la que el pulso narrativo se va acelerando (como en todo thriller que se precie) a medida que se avanza en la lectura. De hecho, las 60/80 primeras páginas nos van presentado a los personajes, sin que sepamos, en muchas ocasiones, qué pintan ahí, qué relación tienen con el asesinato descrito ya en las primeras líneas de la novela. A partir de ahí, el ritmo va incrementándose paulatinamente hasta llegar a un final de infarto, quizá narrado con demasiada demora para lo que requiere lo que va ocurriendo, pero que encaja bien con la metódica manera de actuar de Beatriz, que parece contagiarse a las autoras.
Una novela que mezcla muchas cosas y que lanza muchos mensajes de una manera sutil. Una obra para descubrir y para dar lugar a lecturas muy diferentes.
Nos seguimos leyendo.
Agradezco a Siruela que me haya facilitado este ejemplar.
Si quieres profundizar en la novela, me ha parecido muy interesante la noticia publicada en Europa Press. Te dejo, además, la página oficial de la autora y en enlace a las primeras páginas del libro.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto 13.000 páginas: 408/13.000
- Reto Negro y Criminal: 8/15
- Reto Genérico: 2/2 thriller
- Desafío100 libros: 29/100
- Reto Sumando: 14/2013
- Reto 25 españoles: 24/25
Tantas estrellitas y con esta reseña da ganas de cogerlo...gracias!
ResponderEliminarSi tenía ganas de leerla antes de tu reseña, no te cuento después de haberla leído. Un beso.
ResponderEliminar"Thriler filológico". Nunca había oído hablar de ese género, pero suena interesante. Me lo llevo apuntado :)
ResponderEliminarUn beso shakiano!!!
Me descubres esta novela y me dejas con ganas de leerla, que tiene muy buena pinta por lo que cuentas.
ResponderEliminarBesotes!!!
No lo conocía, pero lo que has comentado de él me ha gustado mucho, así que me lo anoto.
ResponderEliminarUn beso!