Ficha técnica:
Título: El alma del mundo Autor: Alejandro Palomas Editorial: Espasa Género: novela contemporánea Páginas: 304 Publicación: 5/4/2011 ISBN: 978-84-670-3619-0
Sinopsis (editorial):
Otto Stephens y Clea Ross ingresan en un asilo para ancianos ricos y solicitan que una cuidadora en particular, Ilona, se ocupe de ambos.
Clea, de noventa años, en su juventud una brillante violonchelista, sacrificó su carrera para permanecer a la sombra de su marido, un célebre director de orquesta. Dotada de un estimulante sentido del humor, es dueña de una ironía demoledora, libérrima y encantadora cuando quiere, pero dura con todo aquello que le resulta despreciable. Otto, de edad semejante, es un anciano seductor que conserva el encanto y el glamur de su juventud.
La joven Ilona esconde un pasado terrible en su Hungría natal, sometida al terror soviético. Es una mujer zarandeada por el destino. En Barcelona, conoce a Miguel. Además de vivir un gran amor con él, este le enseña oficio de luthier. La felicidad se rompe cuando Ilona viaja a Budapest y permanece allí un largo periodo de tiempo para cuidar a su madre.
Otto le pide a Ilona que dediquen su tiempo a fabricar un violonchelo y esta ocupación se convierte para el anciano en lo más importante de su vida. Ilona tiene otros intereses: reconstruir su relación con Miguel.
Durante tres meses, las vidas de Clea, Otto e Ilona se entrelazan, se llenan de confidencias, de secretos, de verdades a medias, de medias mentiras, de descubrimientos, y acaban formando un mosaico en el que nada es lo que parece. El violonchelo será en última instancia el desencadenante que los protagonistas esperan para encauzar la segunda oportunidad de sus vidas y retomar los cabos sueltos que les impedían a cada uno, por distintos motivos, ser felices.
Soy fiel creyente de la teoría que dice que cada libro puede tener múltiples lecturas, tantas como lectores. Más, diría, yo, porque un libro no te dice lo mismo en momentos diferentes de tu vida. Así que cada libro puede tener infinitas lecturas, varias por cada lector que se acerque a él. Y mi creencia se reafirma en situaciones como la que pasamos en la reunión del club de lectura en la que analizamos esta novela en su globalidad: más allá de si a unas les había gustado, a otra nada o a otra le había decepcionado el final, cada una tenía su propia teoría sobre el objetivo de la novela y sobre lo que sus personajes querían, realmente, conseguir con la historia que nos cuenta Alejandro Palomas.
Ahí reside una de las grandezas de la literatura: en decir cosas diferentes a personas distintas. Con los mismos mimbres: el mismo argumento, los mismos personajes, las mismas situaciones. Pero cada persona interpreta esas señales para inferir un mensaje diferente. Para algunas, esta es una historia sobre vidas malgastadas, quizá por orgullo, quizá por cobardía, quizá por inseguridad. Para otras, esta es una historia optimista: siempre hay tiempo para enmendar errores, nunca es tarde para ser feliz, o, al menos, intentarlo. Para otras, es una historia de amor, profundo, duradero, que va más allá del rencor y de los años compartidos. Para otras, una metáfora sobre lo falsos que podemos llegar a ser los humanos, sobre las mentiras que creemos o nos hacen creer y el daño que nos provocan durante años y años. Para otras, es una historia triste: hay que ver la de vicisitudes y heridas con las que puede cargar una persona. Para otras, una historia alegre: el amor (entendido en sentido amplio, incluyendo el de la familia o la amistad) es que nos salva de la oscuridad del día a día. Para otras, es todo eso al mismo tiempo. O ninguna de estas opciones.
Para mí, esta es una historia que pone el acento en los peligros y las consecuencias de la incomunicación, en todas esas veces que no hablamos con el que tenemos al lado, que no nos desnudamos ante la persona con la que compartimos vida (sea pareja, hijo o hija, madre o padre...), esas ocasiones en las que nos callamos lo que necesitamos (una verdad, un abrazo, más tiempo compartido...) y esperamos a que el otro lo adivine, lo intuya, nos conozca tanto que sepa leer nuestros más íntimos anhelos y temores, aunque nunca se los hayamos confiado. Misión imposible. A veces es más fácil desnudar el cuerpo que el alma. Pero el alma es lo que da cuerda al ser humano, así que mantener la ropa interior y el maquillaje en ella, no mostrarla tal cual es, puede tener consecuencias tan terribles como las que quedan reflejadas en la historia de Otto, Ilona y Clea.
Pero más allá del punto de llegada de la novela, de su mensaje o mensajes finales, El alma del mundo también es una obra que gusta disfrutar hasta que llegas allí. En el trayecto, he pasado muy buenos momentos con esos tres personajes principales, a cual más diferente, pero que tanto tienen que aportarse los unos a los otros. Me he reído con el carácter y la brutal sinceridad de Clea. Me he enamorado de Otto, aunque quizá sea el personaje más opaco, el que menos deje ver sus razones y sus sentimientos. Y he sufrido con Ilona, la chica de las rodillas rotas, con una trayectoria vital que duele casi en cada uno de sus días.
Y, sobre todo, me he sentido atrapada por el estilo de Alejandro Palomas, lleno de magia y de poesía; una narrativa que te atrapa y te mete hasta el fondo de la historia, a veces divirtiéndote, otras robándote la respiración, pero siempre impresionándote con un lenguaje trabajado, pulcro y hermoso.
En definitiva, una obra maravillosa, que enamora tanto por su estilo como por su historia y por las reflexiones que hacen nacer las vida de Otto, Clea e Ilona. Tres historias excepcionales, en su grandeza y en sus heridas.
Nos seguimos leyendo. Ahí reside una de las grandezas de la literatura: en decir cosas diferentes a personas distintas. Con los mismos mimbres: el mismo argumento, los mismos personajes, las mismas situaciones. Pero cada persona interpreta esas señales para inferir un mensaje diferente. Para algunas, esta es una historia sobre vidas malgastadas, quizá por orgullo, quizá por cobardía, quizá por inseguridad. Para otras, esta es una historia optimista: siempre hay tiempo para enmendar errores, nunca es tarde para ser feliz, o, al menos, intentarlo. Para otras, es una historia de amor, profundo, duradero, que va más allá del rencor y de los años compartidos. Para otras, una metáfora sobre lo falsos que podemos llegar a ser los humanos, sobre las mentiras que creemos o nos hacen creer y el daño que nos provocan durante años y años. Para otras, es una historia triste: hay que ver la de vicisitudes y heridas con las que puede cargar una persona. Para otras, una historia alegre: el amor (entendido en sentido amplio, incluyendo el de la familia o la amistad) es que nos salva de la oscuridad del día a día. Para otras, es todo eso al mismo tiempo. O ninguna de estas opciones.
Para mí, esta es una historia que pone el acento en los peligros y las consecuencias de la incomunicación, en todas esas veces que no hablamos con el que tenemos al lado, que no nos desnudamos ante la persona con la que compartimos vida (sea pareja, hijo o hija, madre o padre...), esas ocasiones en las que nos callamos lo que necesitamos (una verdad, un abrazo, más tiempo compartido...) y esperamos a que el otro lo adivine, lo intuya, nos conozca tanto que sepa leer nuestros más íntimos anhelos y temores, aunque nunca se los hayamos confiado. Misión imposible. A veces es más fácil desnudar el cuerpo que el alma. Pero el alma es lo que da cuerda al ser humano, así que mantener la ropa interior y el maquillaje en ella, no mostrarla tal cual es, puede tener consecuencias tan terribles como las que quedan reflejadas en la historia de Otto, Ilona y Clea.
Pero más allá del punto de llegada de la novela, de su mensaje o mensajes finales, El alma del mundo también es una obra que gusta disfrutar hasta que llegas allí. En el trayecto, he pasado muy buenos momentos con esos tres personajes principales, a cual más diferente, pero que tanto tienen que aportarse los unos a los otros. Me he reído con el carácter y la brutal sinceridad de Clea. Me he enamorado de Otto, aunque quizá sea el personaje más opaco, el que menos deje ver sus razones y sus sentimientos. Y he sufrido con Ilona, la chica de las rodillas rotas, con una trayectoria vital que duele casi en cada uno de sus días.
Y, sobre todo, me he sentido atrapada por el estilo de Alejandro Palomas, lleno de magia y de poesía; una narrativa que te atrapa y te mete hasta el fondo de la historia, a veces divirtiéndote, otras robándote la respiración, pero siempre impresionándote con un lenguaje trabajado, pulcro y hermoso.
En definitiva, una obra maravillosa, que enamora tanto por su estilo como por su historia y por las reflexiones que hacen nacer las vida de Otto, Clea e Ilona. Tres historias excepcionales, en su grandeza y en sus heridas.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto100 libros: 46/100
- Reto 12 meses, 12 libros: 4/12
- Reto Encuentra al personaje: 19/24
En El alma del mundo hay un personaje que pasa una noche de insomnio, otro de los ítems que teníamos que buscar dentro del Reto Encuentra el Personaje. Se trata de Rocío, la directora de la residencia en la que se desarrolla la acción, quien la noche anterior a la decisión de Clea y Otto sobre si quedarse o marcharse del centro no puede pegar ojo:
Insomnio.
Una tímida campanada se filtra entre el silencio nocturno de Buenavista mientras en el apartamento situado en lo alto del edificio principal el sueño tarda en llegar. Rocío aparta la sábana a un lado, enciende la lámpara de la mesita de noche y mira la hora en el despertador digital. La una (página 282).
La tengo en la estantería desde hace más de un año y a pesar de que me apetece mucho, aún no he podido hacerle hueco. Ahora con tu reseña igual lo consigo
ResponderEliminarBesos
Tengo el libro pendiente , que rabia no poder ponerme con él a ver si en verano...
ResponderEliminarEl alma del mundo fue mi primer acercamiento a la obra de Alejandro Palomas y desde entonces me tiene encandilada. Sus personajes son tremendamente reales y te encariñas con ellos de inmediato. Esta semana acabé Una madre y aún estoy digiriéndolo. Me encanta este escritor.
ResponderEliminarBesos
Tengo muchas ganas de leer a este escritor, sea con este o con otro, besotes
ResponderEliminarA mi me ha enamorado tu reseña. Menos mal que ya tengo el libro esperando turno!
ResponderEliminarBesos
Tengo este libro pendiente desde hace tiempo. Estuve a punto de leerlo hace poco pero luego le pasó otro por delante, a ver cuándo me pongo con él.
ResponderEliminarBesos!
Me lo apunto porque me llama mucho la atención. ¡Un beso!
ResponderEliminarLe tengo pendiente de leer, pero la verdad es que tiene muy buena pinta
ResponderEliminarbesos
Yo tengo muchas ganas de estrenarme con este autor. Me da la sensación de que todo el que se acerca a su obra acaba encandilado, y parece que realmente tiene algo muy especial.
ResponderEliminarBesos.
A ver como explicar. Yo lo leí cuando salió a la venta y si me gustó pero siempre he creído que no era realista. No sé.
ResponderEliminarTengo muchas ganas de leerlo pero antes le va a tocar el turno a Una madre, a ver si lo empiezo esta noche :)
ResponderEliminarNo me pude hacer con este libro que está descatalogado y fue una pena. Me encanta la forma de escribir de Alejandro Palomas, lo que dice, como lo dice y como sabe sabe sacarte la sonrisa después de haberte cortado la respiración (perdón por utilizar parte de tus palabras). Un besazo,
ResponderEliminarQué buena reseña! Aún no me he estrenado con este autor. A ver cuándo logro colarlo entre mis pendientes.
ResponderEliminarBesotes!!!
Tengo ganas de leer al autor, a ver por cuál empiezo!
ResponderEliminarBesotes
Me encantó este libro! Comparto tu opinión. Fue mi estreno con el autor. Tengo otro por casa que aún no leí. Besos.
ResponderEliminar