"Lo que mueve el mundo", de Kirmen Uribe: sobre el valor de la amistad y la dignidad del héroe olvidado

Ficha técnica:

Título: Lo que mueve el mundo       Autor: Kirmen Uribe    Editorial: Círculo de lectores       Género: novela histórica   Páginas: 200   Publicación:  2013    ISBN:  978-84-672-5636-9

Sinopsis (editorial):

  En mayo de 1937, tras el bombardeo de Gernika, miles de niños vascos partieron del puerto de Bilbao rumbo al exilio. Entre ellos se encontraba Karmentxu, una niña de ocho años que fue acogida en Gante, Bélgica, por el escritor Robert Mussche. La vida de Robert cambiará con la llegada de la niña, su implicación en la resistencia durante la Guerra Civil y el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial.  Heredera de Sostiene Pereira de Tabucchi o El último encuentro de Sándor Márai, esta novela es la historia que el propio autor le cuenta a su mejor amigo, recientemente fallecido, «la historia de un héroe anónimo, de esos que vemos por la calle».  La voz cálida que da forma a Lo que mueve el mundo susurra lo esencial para recuperar lazos familiares perdidos, en un relato que hilvana las escenas, guarda los silencios del olvido y recrea el instante fugaz con la sensibilidad, la ternura y el talento narrativo de Kirmen Uribe.

  Cuando leí la sinopsis de esta novela, pensé que su tema central sería el de los niños vascos exiliados en el extranjero durante la Guerra Civil pero, en realidad, esa solo parece ser la percha que nos permite conectar con la historia que verdaderamente se cuenta en esta obra: la del escritor Robert Mussche. Aun así, a pesar de que no era lo que me había imaginado, esta novela corta me ha gustado mucho porque propone una reflexión sobre varios temas muy interesantes: el valor y la evolución de la amistad a lo largo de los años, la guerra y sus horrores, la literatura o qué es lo que verdaderamente hace que el mundo siga girando. Y, sobre todo, la dignidad del héroe, el valor de sus acciones, a pesar del anonimato o la falta de reconocimiento.

   Me ha gustado mucho por las reflexiones pero también por la magia que tiene la relación entre Robert y Herman, por sus conversaciones filosófico-literarias, por cómo la llegada de Karmentxu transforma la vida de la familia Mussche y por esa vida rodeada de cultura que tanto maravilla a la niña vasca, tan diferente de lo que se vivía (¿se vive?) en España.

    Además, me ha sorprendido la forma en que la historia está narrada: el autor parece convertirse en personaje para explicar los motivos por los que decidió investigar y escribir la historia de Mussche. Por eso, la narración está plagada de referencias a la investigación, de las conversaciones del narrador con la hija de Robert, Carmen, de los documentos que va encontrando en esa investigación e, incluso, de la transcripción de algunos de esos testimonios. Con el empleo de esta técnica narrativa, el autor se distancia de los hechos, al basar su texto en una serie de documentos previos, aportando objetividad a la investigación, pero, al mismo tiempo, se involucra directamente en la narración: en primer lugar, como personaje y, en segundo lugar, conjeturando cómo pudo ser la vida de Robert de acuerdo con los legajos y testimonios hallados.

    Creo que esta técnica narrativa también está relacionada con el uso de los tiempos verbales: tan pronto la vida de Robert está escrita en presente, como si estuviera pasando ante los ojos del lector, actualizando su pasado o lo que puso ser su pasado más cotidiano para el receptor, como lo está en el tradicional pasado más habitual en la narración.

    En definitiva, que me ha encantado esta obra que se hace corta, que viaja desde la ternura del amor y la complicidad de la amistad a la crudeza de la guerra y el hambre. Una novela capaz de despertar un amplio arco de sentimientos y reflexiones en pocas páginas. Parece mentira que quepa tanto en tan poco.   

    Nos seguimos leyendo.   

   Incluyo este libro en los siguientes retos:

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