Ficha técnica:
Título: Legado en los huesos (Trilogía del Baztán #2) Autora: Dolores Redondo Editorial: Destino Género: novela negra Páginas: 560 Publicación: 19/11/2013 ISBN: 978-84-233-4745-2
Sinopsis (editorial):
El juicio contra el padrastro de la joven Johana Márquez está a punto de comenzar. A él asiste una embarazada Amaia Salazar, la inspectora de la Policía Foral que un año atrás había resuelto los crímenes del llamado basajaun, que sembraron de terror el valle del Baztán. Amaia también había reunido las pruebas inculpatorias contra Jasón Medina, que imitando el modus operandi del basajaun había asesinado, violado y mutilado a Johana, la adolescente hija de su mujer. De pronto, el juez anuncia que el juicio debe cancelarse: el acusado acaba de suicidarse en los baños del juzgado. Ante la expectación y el enfado que la noticia provoca entre los asistentes, Amaia es reclamada por la policía: el acusado ha dejado una nota suicida dirigida a la inspectora, una nota que contiene un escueto e inquietante mensaje: «Tarttalo». Esa sola palabra que remite al personaje fabuloso del imaginario popular vasco destapará una trama terrorífica que envuelve a la inspectora hasta un trepidante final.
Si has leído El guardián invisible es fácil que comprendas la mezcla de ansiedad, expectación, curiosidad y necesidad que tenía yo justo antes de la salida al mercado de la segunda parte de la Trilogía del Baztán y lo rapidísimo que la devoré en cuanto cayó en mis manos. Y eso que intentaba ir despacio, para empaparme de todos los detalles y de todas las reflexiones que, de un modo más claro o más velado, Dolores Redondo introduce en Legado en los huesos. La mayoría no son nuevas, porque en esta segunda entrega la autora profundiza en el análisis y la invitación al lector a pensar sobre el mal, la locura o la violencia que ya encontramos en El guardián invisible. Pero añade algunas que no estaban en la primera parte, como la infidelidad o las sectas. Y otras han cambiado, como la maternidad. Pero, por encima de todas ellas, Dolores Redondo ahonda aún más en la descripción y reflexión sobre el miedo, sobre nuestros límites y sobre el peor de ellos: el que conoces y sabes que puede acabar contigo.
A todo ello se suma una nueva trama policial, en este caso, doble: por un lado, diversos actos de profanación que permiten a la autora introducir en la novela el tema de los agotes, tema que yo no conocía y que me ha parecido muy interesante; y, por otro lado, el suicidio de varios acusados por violencia de género o abuso de mujeres, como Jasón Medina, al que ya conocimos en El guardián invisible.
Y, por supuesto, sin dejar de lado el sustrato mitológico que supuso uno de los éxitos y de las novedades de la primera entrega. Si en aquella era el basajaun la figura mitológica central del argumento, en este caso lo será el tarttalo, un ser semejante al cíclope griego, caníbal y violento, capaz de poner los pelos de punta al más valiente. A pesar del protagonismo del tarttalo, también figuras ya conocidas, como Mari o el propio basajaun, se dejarán sentir en esta segunda entrega, en la que lo sobrenatural sigue, pues, muy presente.
En este sentido, me ha gustado mucho todo lo que tiene que ver con los sueños, con cómo a veces encontramos en ellos respuestas a nuestros problemas no porque tengamos una premonición o una inspiración divina, sino porque tenemos las respuestas dentro de nosotros pero no lo sabemos. A veces los sueños ponen las cosas en su lugar y Amaia, que siempre ha dado tanto crédito a la parte no racional de la investigación policial, sabrá tenerlo en cuenta.
Así pues, Legado en los huesos es digno sucesor de El guardián invisible: muchos son los aspectos de la primera que se mantienen en la segunda. Pero Dolores Redondo también sorprenderá al lector con nuevos datos (algunos ciertamente asombrosos), al tiempo que irá profundizando en el gran misterio de la trilogía: el pasado de Amaia y su relación con su madre.
Y es que la mujer sigue estando muy presente en la trilogía. Lo está, en primer lugar, porque Amaia sigue haciéndose valer como jefa de un grupo de machos alfa que pretenden seguir demostrando su poder.
Lo está, por supuesto, a través de la madre de Amaia, que cobra un papel más importante aún en esta segunda entrega. Redondo continúa dando datos, añadiendo horrores y poniendo los pelos de punta al lector con la psique retorcida de esta mujer capaz de decirle a su hija una frase tan estremecedora como "Duérmete, pequeña zorra. La ama no te comerá hoy". ¡Como para que no se te pongan los pelos de punta solo con imaginártelo!
La mujer sigue muy presente, también, porque en esta segunda entrega Amaia ya es madre y añade, a las dudas típicas de toda madre primeriza, las derivadas de su propia trayectoria personal: ¿será capaz de vencer el modelo de madre malvada que vivió ella? El ejemplo de su madre aterroriza a una Amaia que se convierte en una progenitora sobreprotectora y que pretende ser perfecta, antes de aceptar que es imposible ser perfecto en nada y mucho menos en la maternidad. En este sentido, Dolores Redondo pone el contrapunto a tanta literatura feliz que canta las bondades de la maternidad (libros, revistas, etc.) y enfrenta a ese modelo idílico la realidad de quienes hemos sido madres: no todo es tan bonito como te lo pintan (aunque tiene aspectos francamente satisfactorios, por supuesto).
Además, la trama relacionada con los suicidas permite a la autora introducir el tema de la violencia de género, tema que, para mí, está abordado de un modo veraz y tremendamente revelador: Redondo consigue que te metas en la piel de una mujer maltratada, en su miedo, en la anulación a la que es sometida, en su aislamiento, en su dolor. Nuria es uno de los personajes que más me ha tocado el corazón en una novela en que son muchos los que llegan al lector, le mueven por dentro, le hacen pensar y ponerse en el lugar de tantas personas que pasan por situaciones tan extremas y, al mismo tiempo, tan cotidianas.
En una trilogía que debe su nombre el valle navarro, el protagonismo de sus rincones, sus pueblos, su naturaleza y su gente es indiscutible. Baztán lo inunda todo con la exuberancia de sus bosques y paisajes, la belleza de sus localizaciones o la riqueza de sus tradiciones y costumbres. Y es que, más allá de la mitología del lugar, Redondo recoge algunas costumbres de la zona tan entrañables como ricas, como la anécdota de las mujeres que salían de casa con una teja atada al pañuelo por la ley no escrita de no abandonar el hogar cuando una acaba de dar a la luz y la creencia de que tu casa llega donde llega tu tejado. Simplemente fantástica.
Pero si en El guardián invisible el entorno era tan seductor, entrañable y positivo como el propio basajaun, en esta ocasión toma prestada la oscuridad del tarttalo para descubrirnos un rincón del mundo frío, siempre lluvioso en el que la fuerza de la naturaleza es tal que el río anega los pueblos. De igual modo, Redondo también nos habla de los secretos del valle, de la negativa de la gente a hablar de los demás, del silencio. Fundiendo todos esos aspectos, la autora crea un ambiente opresivo que contribuye a potenciar la atmósfera general de la obra, fusionando trama y escenario.
En definitiva, que me vuelvo a quitar el sombrero ante Dolores Redondo porque Legado en los huesos es más guardián invisible... pero más y mejor. Sin perder las señas de identidad que todos alabamos en la primera entrega (la mezcla de intriga, mitología y naturaleza, la trama personal de Amaia, la originalidad de los crímenes investigados, las reflexiones de fondo y ese pulso narrativo ágil que te mantiene pegado a las páginas del libro, por muchas que sean), ha sabido sumar valor en esta segunda entrega, dejándonos con el corazón palpitante a la espera de la tercera y definitiva novela, Ofrenda a la tormenta. Ojalá llegue pronto.
Nos seguimos leyendo. A todo ello se suma una nueva trama policial, en este caso, doble: por un lado, diversos actos de profanación que permiten a la autora introducir en la novela el tema de los agotes, tema que yo no conocía y que me ha parecido muy interesante; y, por otro lado, el suicidio de varios acusados por violencia de género o abuso de mujeres, como Jasón Medina, al que ya conocimos en El guardián invisible.
Y, por supuesto, sin dejar de lado el sustrato mitológico que supuso uno de los éxitos y de las novedades de la primera entrega. Si en aquella era el basajaun la figura mitológica central del argumento, en este caso lo será el tarttalo, un ser semejante al cíclope griego, caníbal y violento, capaz de poner los pelos de punta al más valiente. A pesar del protagonismo del tarttalo, también figuras ya conocidas, como Mari o el propio basajaun, se dejarán sentir en esta segunda entrega, en la que lo sobrenatural sigue, pues, muy presente.
En este sentido, me ha gustado mucho todo lo que tiene que ver con los sueños, con cómo a veces encontramos en ellos respuestas a nuestros problemas no porque tengamos una premonición o una inspiración divina, sino porque tenemos las respuestas dentro de nosotros pero no lo sabemos. A veces los sueños ponen las cosas en su lugar y Amaia, que siempre ha dado tanto crédito a la parte no racional de la investigación policial, sabrá tenerlo en cuenta.
Así pues, Legado en los huesos es digno sucesor de El guardián invisible: muchos son los aspectos de la primera que se mantienen en la segunda. Pero Dolores Redondo también sorprenderá al lector con nuevos datos (algunos ciertamente asombrosos), al tiempo que irá profundizando en el gran misterio de la trilogía: el pasado de Amaia y su relación con su madre.
LA MUJER
Y es que la mujer sigue estando muy presente en la trilogía. Lo está, en primer lugar, porque Amaia sigue haciéndose valer como jefa de un grupo de machos alfa que pretenden seguir demostrando su poder.
Lo está, por supuesto, a través de la madre de Amaia, que cobra un papel más importante aún en esta segunda entrega. Redondo continúa dando datos, añadiendo horrores y poniendo los pelos de punta al lector con la psique retorcida de esta mujer capaz de decirle a su hija una frase tan estremecedora como "Duérmete, pequeña zorra. La ama no te comerá hoy". ¡Como para que no se te pongan los pelos de punta solo con imaginártelo!
La mujer sigue muy presente, también, porque en esta segunda entrega Amaia ya es madre y añade, a las dudas típicas de toda madre primeriza, las derivadas de su propia trayectoria personal: ¿será capaz de vencer el modelo de madre malvada que vivió ella? El ejemplo de su madre aterroriza a una Amaia que se convierte en una progenitora sobreprotectora y que pretende ser perfecta, antes de aceptar que es imposible ser perfecto en nada y mucho menos en la maternidad. En este sentido, Dolores Redondo pone el contrapunto a tanta literatura feliz que canta las bondades de la maternidad (libros, revistas, etc.) y enfrenta a ese modelo idílico la realidad de quienes hemos sido madres: no todo es tan bonito como te lo pintan (aunque tiene aspectos francamente satisfactorios, por supuesto).
Además, la trama relacionada con los suicidas permite a la autora introducir el tema de la violencia de género, tema que, para mí, está abordado de un modo veraz y tremendamente revelador: Redondo consigue que te metas en la piel de una mujer maltratada, en su miedo, en la anulación a la que es sometida, en su aislamiento, en su dolor. Nuria es uno de los personajes que más me ha tocado el corazón en una novela en que son muchos los que llegan al lector, le mueven por dentro, le hacen pensar y ponerse en el lugar de tantas personas que pasan por situaciones tan extremas y, al mismo tiempo, tan cotidianas.
BAZTÁN Y SUS TRADICIONES
En una trilogía que debe su nombre el valle navarro, el protagonismo de sus rincones, sus pueblos, su naturaleza y su gente es indiscutible. Baztán lo inunda todo con la exuberancia de sus bosques y paisajes, la belleza de sus localizaciones o la riqueza de sus tradiciones y costumbres. Y es que, más allá de la mitología del lugar, Redondo recoge algunas costumbres de la zona tan entrañables como ricas, como la anécdota de las mujeres que salían de casa con una teja atada al pañuelo por la ley no escrita de no abandonar el hogar cuando una acaba de dar a la luz y la creencia de que tu casa llega donde llega tu tejado. Simplemente fantástica.
Pero si en El guardián invisible el entorno era tan seductor, entrañable y positivo como el propio basajaun, en esta ocasión toma prestada la oscuridad del tarttalo para descubrirnos un rincón del mundo frío, siempre lluvioso en el que la fuerza de la naturaleza es tal que el río anega los pueblos. De igual modo, Redondo también nos habla de los secretos del valle, de la negativa de la gente a hablar de los demás, del silencio. Fundiendo todos esos aspectos, la autora crea un ambiente opresivo que contribuye a potenciar la atmósfera general de la obra, fusionando trama y escenario.
En definitiva, que me vuelvo a quitar el sombrero ante Dolores Redondo porque Legado en los huesos es más guardián invisible... pero más y mejor. Sin perder las señas de identidad que todos alabamos en la primera entrega (la mezcla de intriga, mitología y naturaleza, la trama personal de Amaia, la originalidad de los crímenes investigados, las reflexiones de fondo y ese pulso narrativo ágil que te mantiene pegado a las páginas del libro, por muchas que sean), ha sabido sumar valor en esta segunda entrega, dejándonos con el corazón palpitante a la espera de la tercera y definitiva novela, Ofrenda a la tormenta. Ojalá llegue pronto.
Agradezco a
Destino el envío de este ejemplar.
Crónica del encuentro con la autora tras la publicación de Legado en los huesos aquí.
He pasado por tu reseña de refilón,porque ahora mismo lo estoy leyendo, volveré cuando lo acabe, besotes
ResponderEliminarYo también estoy a la espera de la tercera parte para saber más. Aún queda mucho que cortar en esa familia. jejejeje.
ResponderEliminarUn beso.
A mí me pasa igual que a Susana, lo leo bastante por encima, porque me queda nada para acabarlo.
ResponderEliminarPero sí que me fijo y bien en esas 5 estrellazas!
Paso por encima, que sólo llevo la mitad de la novela, pero con lo poco que he leído de ella creo que vamos a estar bastante de acuerdo. Un beso.
ResponderEliminarAys, y yo sin leer el primer libro...
ResponderEliminarBesotes!!!
Me ha encantado!!! Es buenísimo, genial!
ResponderEliminarBesos
La novela me ha gustado y la recomiendo. Pero también he de reconocer que tiene altibajos en el ritmo
ResponderEliminar