Siempre que las editoriales nos ofrecen a los lectores de Anika entre Libros un ensayo de Umberto Eco trato de pedirlo. Sus reflexiones me parecen especialmente interesantes y su visión del mundo me abre los ojos para contemplarlo desde nuevas perspectivas. Así que, poco a poco, me voy poniendo al día con su bibliografía. Hoy recupero la reseña de uno de esos ensayos, un libro cortito pero muy atractivo, sobre todo para aquellos que disfrutamos con la literatura.
CONFESIONES DE UN JOVEN NOVELISTA
(Confessions of a Young Novelist, 2011)
Umberto Eco
Editorial Lumen
Colección Futura
© The President and Fellows of Harvard College, 2011
© Random House Mondadori, 2001
© Traducción de Guillem Sans Mora, 2011
1ª Edición, Septi
Género y tags: Ensayo autobiográfico, semiótica, literatura, lingüística, novelista, literatura italiana
ISBN: 9788426419422
224 Páginas
Argumento:
Umberto Eco
reflexiona en esta obra sobre el quehacer del escritor, sus
fuentes de inspiración, su forma de trabajar… basándose en sus propias
experiencias y vivencias como novelista. Así, quedan al descubierto su
meticulosidad, sus manías, sus opiniones sobre los lectores, los autores
o los personajes; sus obsesiones y, en definitiva, su intimidad
literaria.
Opinión:
El autor de novelas tan inolvidables como El nombre de la rosa
se desnuda en este ensayo para mostrar buena parte de su universo
literario y personal. Con la excusa de reflexionar sobre el oficio de
escritor, la praxis literaria y el significado de algunos de sus
elementos fundamentales (como los personajes), Eco revela algunas de sus
obsesiones como autor y muchas de sus experiencias personales,
literarias o extraliterarias.
La obra comienza explicando su propio
título (¿por qué llamarse “joven novelista” si tiene casi 80 años?) y
respondiendo a una de las preguntas a las que más veces ha tenido que
hacer frente en su carrera como escritor: ¿cómo escribe? El reto de esta
respuesta le permitirá ahondar en las fuentes de inspiración,
conscientes o inconscientes, que han ido dando lugar a sus obras; en sus
métodos como escritor (su meticulosidad, su gusto por los detalles, su
preocupación por los ambientes, su manía de dibujarlo todo antes de
ponerse a escribir…); en la recepción de sus novelas (qué cuestiones le
platean los lectores y qué les responde, cómo se aborda la lectura de
cualquier libro, qué tipos de lectores existen…) o en su concepción de
los personajes, entre otros muchos temas.
Los cuatro capítulos que dan cuerpo a
este ensayo forman parte de un ciclo de conferencias que el autor
pronunció en Estados Unidos y en ellas aborda el quehacer del escritor
desde su propia experiencia. Conjuga, por lo tanto, dos dimensiones: la
de la memoria personal y las propias vivencias como novelista y, por
otra, parte, la del teórico de la literatura, el semiólogo preocupado
por el significado de los elementos de la obra literaria y de la propia
obra en sí, el investigador, el estudioso. Esta doble dimensión hace que Confesiones de un joven novelista sea muy atractivo para los lectores habituales de Eco
(aquí encontrarán explicación a muchas de las cuestiones sobre el
génesis de varias de su sobras), que deben conocer esa faceta reflexiva y
teórica para hacer frente a un ensayo con múltiples referencias a
corrientes, trabajos y autores de investigación lingüística y crítica
literaria, con postulados a veces difíciles de seguir y vocabulario
técnico y especializado.
La forma de expresarse de Eco
es sencilla, socarrona y cargada de ironía, humor y hasta cariño en
muchas ocasiones. Sin embargo, las reflexiones que recoge presentan la
profundidad del investigador acostumbrado a escribir para todos, sí,
pero sobre cuestiones específicas y de gran calado técnico sobre la
literatura. Como él mismo explica en esta obra (en ese caso aplicado a El nombre de la rosa)
sus novelas (y lo mismo ocurre con este ensayo) tienen dos niveles de
lectura: el del lector que disfruta con la trama y la narración
excelentemente construida (el público en general) y el del lector hasta
cierto punto erudito, con una formación literaria y lingüística
superior, con conocimientos específicos en el campo de la teoría de la
literatura, la pragmática o la semiótica que capta los guiños que el
autor ha ido dejando a lo largo de la obra. Como dice Eco, no captar
esos guiños no le resta un ápice de placer al resto, pero hacerlo
asegura aproximarse a la intención global del escritor a la hora de
abordar la elaboración del texto.
La lectura de este ensayo permite, por lo tanto, internarse en el universo literario y personal de Eco
pero también conocer sus opiniones y reflexiones sobre diversas
cuestiones sobre la literatura como ciencia y profundizar en sus propios
gustos como lector, ya sea de obras artísticas o teóricas. Eco
continúa aquí el diálogo literario que establecen todas las obras entre
sí, con sus múltiples y variadas referencias intertextuales y esos
mitos, temas y obsesiones que se pueden rastrear de escritor en
escritor, de época en época, de país en país.
Hecha la advertencia sobre la doble
dimensión del contenido de la obra, sólo encuentro una pega, referida,
en este caso, al continente: a pesar de que Confesiones de un joven novelista
no sea un libro voluminoso, el hecho de incluir todas las notas,
comentarios y referencias bibliográficas al final de los cuatro
capítulos (en vez de hacerlo en la propia página en la que se encuentra
o, incluso, al final de cada capítulo) dificulta un poco su lectura y
manejo.
Por lo demás, se trata de una obra muy recomendable, que saciará la curiosidad de muchos lectores habituales de Eco,
que dará respuesta a algunas preguntas que suscitan sus novelas y que
enriquecerá la propia reflexión sobre no pocas cuestiones relacionadas
con la teoría de la literatura (como si puede considerarse que los
personajes existen o no o la forma en la que cada lector recibe el
mensaje transmitido por el autor y las personales interpretaciones que
hace de él, interpretaciones que, muchas veces, ni siquiera son
pretendidas por el escritor).
Enlace a la publicación original en Anika entre Libros.
Aprovecho que estoy hablando de Anika para contarte que está haciendo cambios en la página web, así que lleva unas cuantas semanas inactiva (inactiva en cuanto a que no se publican reseñas nuevas, no en cuanto a que no se pueda acceder a ella, que sí se puede). Como el lanzamiento del nuevo portal se acerca y, encima, estamos metidos de lleno en la Navidad, Anika ha puesto en marcha su primer certamen de Micro-relatos. Los textos pueden presentarse hasta el 5 de enero. Si te interesa, puedes consultar las bases aquí.
Nos seguimos leyendo.
Aprovecho que estoy hablando de Anika para contarte que está haciendo cambios en la página web, así que lleva unas cuantas semanas inactiva (inactiva en cuanto a que no se publican reseñas nuevas, no en cuanto a que no se pueda acceder a ella, que sí se puede). Como el lanzamiento del nuevo portal se acerca y, encima, estamos metidos de lleno en la Navidad, Anika ha puesto en marcha su primer certamen de Micro-relatos. Los textos pueden presentarse hasta el 5 de enero. Si te interesa, puedes consultar las bases aquí.
Nos seguimos leyendo.
Me encanta el Eco ensayista, así que no tengas ninguna duda de que me apunto este libro. Y sí, estoy de acuerdo, odio las notas al final del libro. ¡Con lo cómodo que es que estén a pie de página! No sé a quién se le ocurren esas cosas...
ResponderEliminarBesos
Me alegro de coincidir contigo con Eco. No a todo el mundo le gusta...
EliminarUn beso!
Hola, la verdad es que no me llama mucho, pero gracias por comentarlo. Y gracias también por ayudarme en lo del concurso. Besos.
ResponderEliminarNo hay de qué. Gracias a ti por pasarte por aquí.
EliminarBesos
Los ensayos no son lo que más me motiva a la hora de elegir lectura. Besos
ResponderEliminarYa, suele ocurrir. La verdad es que yo le estoy cogiendo el gustillo... ¡Todo es ponerse! jajajaj
EliminarBesos
De este hombre solo he leíso su archiconocido Nombre de la rosa, que me gustó bastante en su día =)
ResponderEliminarGracias por la reseña!
Besotes
Pues en este ensayo habla bastante de la novela.
EliminarBesos