Tenía pendiente traer hasta el blog esta reseña que publiqué en Anika entre Libros de un libro escrito por una autora que tenía muchas ganas de probar. El resultado no ha podido ser mejor.
Título: Nada se acaba
Título Original: (Life Before Man, 1979)
Autor: Margaret Atwood
Editorial: Lumen Colección: Lumen Narrativa
Título Original: (Life Before Man, 1979)
Autor: Margaret Atwood
Editorial: Lumen Colección: Lumen Narrativa
Copyright:
© O. W. Toad, Ltd., 1979
© Penguin Random House Grupo Editorial S.A.U., 2015
Traducción: Miguel Temprano García
Edición: 1ª Edición: Octubre 2015
ISBN: 9788426400277
Tapa: Blanda
Etiquetas: familia, drama, novela dramática, literatura canadiense, novela, novela dramática, suicidios, infidelidades, parejas, amantes, matrimonios de conveniencia, desamor
Nº de páginas: 408
Edición: 1ª Edición: Octubre 2015
ISBN: 9788426400277
Tapa: Blanda
Etiquetas: familia, drama, novela dramática, literatura canadiense, novela, novela dramática, suicidios, infidelidades, parejas, amantes, matrimonios de conveniencia, desamor
Nº de páginas: 408
Argumento:
Tras el suicido del amante de ella, el matrimonio compuesto por Elisabeth y Nate tendrá que acostumbrarse a una nueva realidad en la que falta de uno de los componentes de esta pareja formada por cuatro miembros (ambos tienen amantes y los dos lo saben y lo admiten) que sigue unida solo por el bien de las dos hijas que tienen en común.La tristeza, el desánimo, la desesperanza y una terriblemente bien conseguida sensación de claustrofobia conviven en esta novela con la cotidianidad y las decisiones que postergamos aunque sabemos necesarias.
Opinión:
No ha perdido nada de actualidad esta novela publicada
originariamente en 1979 y que ahora edita Lumen por primera vez en
castellano. Ni los modelos sociales, sentimentales y
familiares presentados, ni las emociones
que emana ni tan siquiera la situación política y las elecciones
que se celebraron en Quebec en 1976. Todo resulta tremendamente
actual y hace pensar en lo inamovible de algunas situaciones y
sentimientos, en lo que el tiempo se lleva como viento de otoño
pero en lo que permanece estable, en lo que va cambiando el mundo
que gira en torno a nosotros y en lo que sigue igual dentro de
nuestra piel.
Y es que, al fin y al cabo, este libro habla de
sentimientos y de situaciones encalladas, de
decisiones que cuesta tomar y de parches que le vamos poniendo a
nuestra vida mientras vamos juntando el valor para hacer lo que
debemos hacer. Todo ello genera una sensación de inestabilidad, de
mentira, de provisionalidad, de desesperanza e, incluso, de
claustrofobia que Atwood sabe recrear de manera
magistral, logrando que hasta el lector acabe sintiendo tales
emociones.
La atmósfera claustrofóbica de este matrimonio
encarcelado en su propia decisión de seguir juntos por las
hijas que comparten cuando su amor, su pasión, su afecto y sus
ganas de estar el uno con el otro han muerto hace años se potencia
con el pasado de ella y con los personajes secundarios que van
apareciendo y que arrastran sus propias historias de frustración y
desesperanza.
Es el caso de Lesje, otro de los personajes en los que el
narrador central el foco, compañera de trabajo de Elisabeth y que
acabará convirtiéndose en la nueva amante de Nate,
después de que, tras el suicidio de la pareja de
Elisabeth, él asuma el deterioro de la relación que mantiene con su
propia pareja.
La voz narradora nos va mostrando los pasajes de esta complicada
historia de amor y desamor a través de tres de sus personajes
principales: Elisabeth, Nate y Lesje. Capítulo a capítulo, va
centrando el foco en cada uno de ellos, ofreciéndonos así una
realidad caleidoscópica que el lector tendrá que unir y a la que
deberá dar sentido. Atwood elige, para ello, una voz
narradora en tercera persona omnisciente, que se mete en los
corazones y las mentes de los protagonistas para dejarnos ver sus
inquietudes, sus dilemas y sus cobardías. Solo, de vez en cuando,
nos permite oír a Elisabeth en primera persona, con lo que este
personaje se convierte en el eje que vertebra no solo el argumento
sino también la evolución emocional del resto del elenco.
Además, Atwood utiliza otra técnica narrativa
curiosa para transmitirnos lo que quiere contarnos con esta novela:
cada capítulo, además de estar encabezado por el personaje que toma
el protagonismo en él, aparece perfectamente delimitado
temporalmente con la fecha (día de la semana, día, mes y año), con
lo que da al lector una idea de diario o, casi, casi, de informe de
sucesos, tras el terrible acontecimiento que da pie a la novela, el
suicidio del amante de Elisabeth.
Esta importancia que la autora concede al tiempo, al paso del
tiempo (y que potencia la sensación de anquilosamiento y de
claustrofobia), aumenta, además, con el uso de tiempos verbales en
presente. En vez de contarnos la historia desde el pasado, Atwood nos
mete de lleno en las vivencias de esta peculiar familia con la
narración de los hechos en el mismo momento en el que suceden, lo
que incide en el espectacular tratamiento del tiempo que lleva a
cabo en la novela.
Así pues, la escritora canadiense, Premio Príncipe de
Asturias de las Letras en 2008, nos regala una novela
llena de sensaciones, desasosegante, dura y oscura en la que
reflexiona sobre lo que nos hace ser como somos y sobre la cobardía
que nos atasca en situaciones que deberíamos haber superado mucho
tiempo atrás. Y, encima, lo hace con una prosa soberbia y unas
técnicas literarias que potencian las sensaciones y reflexiones que
quiere transmitir. Magistral.
Nos seguimos leyendo.
Nada, que tengo que estrenarme con esta autora. Que es imposible dejarla pasar tras leer tu fantástica reseña.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me gusta muchísimo Margaret Atwood pero prefiero sus novelas más fantásticas y divertidas. Esta, solo de leer tu estupenda reseña, ya me da claustrofobia :-) Aunque si la escribe Atwood, seguro que sería una claustrofobia brillante. Bss
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