Ficha técnica:
Título: Bilbao-New York-Bilbao Autor: Kirmen Uribe Editorial: Seix Barral Género: novela contemporánea, autoficción, metaliteratura Páginas: 208 Publicación: 16/2/2010 ISBN: 978-84-322-1280-2
Sinopsis (editorial):
Cuando Liborio Uribe supo que iba a morir, quiso ver por última vez un cuadro de Aurelio Arteta. Pasó toda su vida en alta mar, surcó sus aguas a bordo del Dos amigos y, al igual que su hijo José, patrón del Toki Argia, protagonizó historias inolvidables, caídas para siempre en el olvido. Años después y frente a ese mismo cuadro, el nieto Kirmen, narrador y poeta, rastrea esos relatos familiares para escribir una novela.
Bilbao-New York-Bilbao transcurre durante un vuelo entre el aeropuerto de Bilbao y el JFK de Nueva York, y desgrana la historia de tres generaciones de una misma familia. A través de cartas, diarios, e-mails, poemas y diccionarios, crea un mosaico de recuerdos y narraciones que conforman un homenaje a un mundo prácticamente extinguido, a la vez que un canto a la continuidad de la vida.
Con esta novela, ganadora del Premio Nacional de Narrativa 2009, del Premio Nacional de la Crítica 2008 en lengua vasca, del Premio de la Fundación Ramón Rubial y del Premio del Gremio de Libreros de Euskadi, Kirmen Uribe debuta de manera deslumbrante en el panorama narrativo hispánico. Considerado uno de los más destacados renovadores de la literatura actual, se adentra en las aguas de la autoficción con una escritura rica, compleja y sugerente realmente conmovedora.
Muchas veces he pensado que si prestásemos verdadera atención a lo que nos rodea, escuchásemos todas las historias que nos cuentan cada día, las guardásemos y las transcribiéramos tendríamos una novela fabulosa. Y Kirmen Uribe me da la razón. Uribe, narrador en primera persona de la obra, recoge en esta novela corta un buen puñado de historias familiares, o de amigos, o de conocidos, que plantean un universo alternativo, lleno de casualidades, contradicciones, ironías y poesía, pero, al mismo tiempo, muy real. Tan real como la vida misma.
Uribe parte de la historia familiar del abuelo Liborio y de su afán por resolver el misterio del nombre del barco de la portada para contar, en forma de recuerdos o pensamientos, lo que ocurre dentro y fuera de su cabeza en un viaje a Nueva York.
Me ha gustado, de forma especial, la dimensión metaliteraria de la novela. Uribe escribe una novela en la que se habla de cómo se escribe una novela. Él compara esta técnica con lo que ocurre en Las Meninas de Velázquez: hay una escena pero un espejo muestra al pintor creando esa escena. Del mismo modo, Uribe habla del proceso de escritura, de su tránsito de la poesía a la novela, de sus primeros pasos, de sus sensaciones, de cómo y por qué quería escribir esta obra, de las preguntas que tuvo que resolver (por ejemplo, respecto al narrador)...
Una reflexión personal muy interesante que se cuela en las páginas de la novela como lo hace la vida misma. "Quería hablar de gente real", dice en un momento de la obra. Y así, toda ella está llena de personajes/personas, tan entrañables como verosímiles, de los que se puede extraer una lección tan válida como ejemplarizante.
Toda la "gente real" que desfila por la novela tiene algo excepcional que las convierte en cercanas y casi queridas para el lector. Pero hay una, o mejor dicho, una relación entre dos "gentes reales" que me ha tocado especialmente el corazón: con pocas pinceladas, salpimentadas en diferentes momentos de la obra, Uribe habla de cómo se ganó la confianza de Unai, el hijo de su pareja, Nerea. Me parece una historia tan llena de magia como muchas otras de la novela. Magia real, de la que tiene lugar cada día. De esa que convierte la vida en algo tan extraordinario como lo que es.
Con una prosa ágil pero con ciertos toques poéticos y algunas reflexiones de esas que se te clavan en el alma, Uribe construye una narración llena de referencias personales (su edad, su dirección de correo electrónico, datos familiares y personales...), de documentos (emails, letras de canciones, referencias a noticias...)... para reflexionar sobre el valor de la familia, sobre la madurez, sobre lo que une a las personas, sobre el paso del tiempo, sobre las heridas que sanan y las que no, sobre el cariño que mantiene conexiones más allá de las ideologías del momento, sobre el País Vasco, sobre la Guerra Civil, sobre la poesía, sobre la escritura, sobre la pintura, sobre el pulso creativo... y sobre todas las casualidades que hacen que la vida tenga el sabor que tiene.
Uribe parte de la historia familiar del abuelo Liborio y de su afán por resolver el misterio del nombre del barco de la portada para contar, en forma de recuerdos o pensamientos, lo que ocurre dentro y fuera de su cabeza en un viaje a Nueva York.
Me ha gustado, de forma especial, la dimensión metaliteraria de la novela. Uribe escribe una novela en la que se habla de cómo se escribe una novela. Él compara esta técnica con lo que ocurre en Las Meninas de Velázquez: hay una escena pero un espejo muestra al pintor creando esa escena. Del mismo modo, Uribe habla del proceso de escritura, de su tránsito de la poesía a la novela, de sus primeros pasos, de sus sensaciones, de cómo y por qué quería escribir esta obra, de las preguntas que tuvo que resolver (por ejemplo, respecto al narrador)...
Una reflexión personal muy interesante que se cuela en las páginas de la novela como lo hace la vida misma. "Quería hablar de gente real", dice en un momento de la obra. Y así, toda ella está llena de personajes/personas, tan entrañables como verosímiles, de los que se puede extraer una lección tan válida como ejemplarizante.
Toda la "gente real" que desfila por la novela tiene algo excepcional que las convierte en cercanas y casi queridas para el lector. Pero hay una, o mejor dicho, una relación entre dos "gentes reales" que me ha tocado especialmente el corazón: con pocas pinceladas, salpimentadas en diferentes momentos de la obra, Uribe habla de cómo se ganó la confianza de Unai, el hijo de su pareja, Nerea. Me parece una historia tan llena de magia como muchas otras de la novela. Magia real, de la que tiene lugar cada día. De esa que convierte la vida en algo tan extraordinario como lo que es.
Con una prosa ágil pero con ciertos toques poéticos y algunas reflexiones de esas que se te clavan en el alma, Uribe construye una narración llena de referencias personales (su edad, su dirección de correo electrónico, datos familiares y personales...), de documentos (emails, letras de canciones, referencias a noticias...)... para reflexionar sobre el valor de la familia, sobre la madurez, sobre lo que une a las personas, sobre el paso del tiempo, sobre las heridas que sanan y las que no, sobre el cariño que mantiene conexiones más allá de las ideologías del momento, sobre el País Vasco, sobre la Guerra Civil, sobre la poesía, sobre la escritura, sobre la pintura, sobre el pulso creativo... y sobre todas las casualidades que hacen que la vida tenga el sabor que tiene.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto 100 libros: 6/100
- Reto 25 españoles: 6/25
- Reto Autores de la A a la Z: U
- Reto Genérico: 1 (narrativa contemporánea)/40
- Reto Libros Musicales: 2/10
- Reto Encuentra al personaje: un escritor 2/12
Puesto que, como he dicho, esta novela es autoficcional, he encontrado entre sus páginas a un escritor, lo que me vale para cumplir con el Reto Encuentra el Personaje,
que me obligaba a buscar "un personaje que se dedique a las artes". Pues bien, aquí está: Kirmen Uribe. En la obra, el autor/narrador nos habla, como he dicho, de miembros de su familia, compañeros, amigos, etc... y hay una reflexión muy interesante sobre cómo, por qué, para qué y sobre qué escribir. O sea, que además de escribir, analiza cómo hacerlo, en un juego metaliterario que me ha conquistado. No pongo ninguna página en especial porque está en todas partes, es un narrador intradiegético, o sea, que se sitúa dentro de la historia, así que todo remite a él.
Y respecto al Reto Libros Musicales, en un momento de la narración (concretamente, en el capítulo 15) dice:
He buscado en la pantalla alguna distracción. He pulsado en el apartado de música. He seleccionado «Norah Jones: Live». Ha aparecido Norah Jones tocando el piano en un teatro. Batería y contrabajo. La cantante de Brooklyn ha comenzado a cantar.Me encanta Norah Jones, así que aprovecho para poner el vídeo del que se habla en el libro. ¡Sublime!
I waited ‘til I saw the sun.
I don’t know why I didn't come
I left you by the house of fun.
I don’t know why I didn't come.
I don't know why I didn'come.
¡Qué casualidad! El lunes la analizamos en el club de lectura. Y ahora que lo estoy pensando aún no me la leí. Ya voy tarde!! Besos.
ResponderEliminarNo me suena este libro y no me llama para leer ahora
ResponderEliminarEl libro que leí de Kirmen Uribe se me hizo extraño pero muy atractivo, quedé con ganas de leer más. Así que me voy a anotar este. Por cierto que no puedo estar más de acuerdo contigo: a nuestro alrededor hay miles de historias que daría para varios (muchos) libros. Tenemos que aprender a mirar y escuchar más y mejor ;)
ResponderEliminarSaludos!
He tenido este libro en mis manos varias veces pero no me he animado aún con él.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
No me sonaba este libro. Y creo que me gustaría. Me lo voy a dejar apuntado aunque no vaya a leerlo pronto, más que nada porque la lista de pendientes ya te imaginas como anda...
ResponderEliminarBesotes!!!
Tengo a Uribe pendiente porque ya me lo recomendó en twiter L@ky. A ver si le hago un hueco :)
ResponderEliminarBs.
Es una autora que tengo pendiente, con muchas ganas de leerla =)
ResponderEliminarBesotes
La tengo apuntada desde hace tiempo porque creo que tiene ingredientes suficientes para que me agrade su lectura,
ResponderEliminarbesucus