La protagonzida por Ágata Blanc es una saga policíaca diferente, pero me encanta. Después de El beso de la sirena negra y La noche se llama Olalla, Jesús Ferrero recupera a esta mujer tan peculiar e indaga, ahora, en su adolescencia. Leí Nieve y neón para Anika entre Libros, y ahora recupero la reseña para mi blog. También entrevisté al autor al hilo de esta novela. Si te interesa, puedes leerla pinchando aquí.
Título: Nieve y neón
Título Original: (Nieve y neón, 2015)
Autor: Jesús Ferrero
Editorial: Siruela Colección: Siruela Policiaca,Nuevos Tiempos
Título Original: (Nieve y neón, 2015)
Autor: Jesús Ferrero
Editorial: Siruela Colección: Siruela Policiaca,Nuevos Tiempos
Copyright:
© Jesús Ferrero, 2015
© Ediciones Siruela, 2015
Edición: 1ª Edición: Septiembre 2015
ISBN: 9788416465330
Tapa: Blanda
Etiquetas: persecuciones, asesinatos, detectives, género negro, muerte, misterio, erotismo, tensión, literatura española, novela, trilogías, estrategia, años 80, Berlín, locura, destino, muro de Berlín
Nº de páginas: 256
ISBN: 9788416465330
Tapa: Blanda
Etiquetas: persecuciones, asesinatos, detectives, género negro, muerte, misterio, erotismo, tensión, literatura española, novela, trilogías, estrategia, años 80, Berlín, locura, destino, muro de Berlín
Nº de páginas: 256
Argumento:
En el Berlín de finales de los 80, varios personajes jugarán al gato y al ratón evitando y encontrándose con la muerte de acuerdo a un destino caprichoso que dicta quién debe morir y quién sigue vivo. Pero ¿y si quien debe morir sigue vivo?Opinión:
Más que una novela policiaca al uso, en la que un investigador
persigue y caza a un asesino (con todos los matices que el género
negro admite), Jesús Ferrero nos ofrece, en esta tercera
entrega protagonizada por Ágata Blanc, una auténtica
reflexión sobre la muerte. Y quizá, también, sobre
el destino.
El autor sitúa a los personajes en el bullicioso Berlín que está
a punto de ver caer el muro y contagia a sus protagonistas de la
efervescencia y la sensación de final de una época y comienzo de
una nueva vida que se vive en la ciudad. Sin embargo, la trama (las
tramas, aunque todas acaban anudándose) se separa de ese espíritu
para presentarnos a un puñado de personajes que se andan
persiguiendo unos a otros, de muy diversas maneras y con propósitos
bien diferentes. De hecho, el lector tendrá que ir descubriendo
poco a poco qué relación une a unos y otros y quién debe huir de
quién.
Ferrero se
contagia del espíritu de la caza (tan importante para Vera, una de
las protagonistas) y permite que su tensión y su adrenalina corran
por las páginas de esta novela como si de las venas de cualquier
asesino a sueldo se tratara. Sin embargo, aquí cualquiera
puede ser víctima o verdugo. O las dos cosas al mismo
tiempo.
Es una de las propuestas de reflexión que he encontrado en la
tercera novela policiaca del autor, la de que todos podemos ser
víctimas y verdugos en un momento dado. De hecho, las referencias a
que todos podemos llevar un asesino dentro están desde el principio
y se van materializando en hechos a medida que vamos leyendo hasta
plantear la gran cuestión final: ¿en qué punto se encuentra la
línea moral que podríamos atravesar, si nosotros o alguno de
nuestros seres queridos estuviera en peligro, hasta llegar a
matar?
Matar por amor, matar para conservar la vida, matar como
medio de defensa, matar por oficio, matar por locura, matar por
placer, matar por error o matar a través de la enfermedad.
Todas ellas son formas de morir que aparecen en la novela y que
inciden en la reflexión sobre esa línea moral de la que hablaba
antes y sobre la justicia (poética, moral; no judicial) presente en
todas ellas.
"El mal no cesa, simplemente se desplaza", dice uno de los
personajes principales y esa sentencia sirve para hacernos una idea
exacta de lo que viviremos en esta novela. Una novela, por lo
demás, que apela a algunos de los instintos más primitivos del ser
humano (muerte, amor, sexo) para dar color a una historia
llena de erotismo, de perversión, de maldad, de persecuciones, de
inteligencia, de estrategias y de curiosidad.
Una curiosidad que está representada por Ágata Blanc, la
protagonista de "El beso de la sirena negra" y
"La noche se llama Olalla", de la que vemos aquí
una perspectiva bien diferente a la que mostraba en los dos libros
anteriores: en esta tercera entrega, Ágata es una adolescente de
trece años, fuerte, intuitiva, valiente y tan curiosa que se
considera a sí mismo "espeleóloga de mundos" que, a pesar de no ser
uno de los personajes con más peso, sí resulta determinante para
todos los demás y, al mismo tiempo, actúa como hilo que va uniendo
a muchos de ellos. Ágata siempre aparece, aunque sea como una
sombra, como una presencia salvífica, como un detonador.
Ferrero
vuelve, por lo tanto, a reflexionar sobre la naturaleza del
mal y sobre por qué matan y mueren las personas y nos
devuelve a esos ambientes nocturnos, de burdeles, bares y cabarets,
en los que se mueven personajes ambiguos y en los que cualquiera
puede encontrar el cielo o el infierno. O las dos cosas al mismo
tiempo.
Nos seguimos leyendo.
Qué buena pinta tiene este libro! ¿Pero hay algún modo de no incrementar la lista de pendientes?
ResponderEliminarBesotes!!