Título Original: (Commedia, 1306-1320)
Autor: Dante Alighieri
Editorial: Alianza
Colección: El libro de bolsillo
Copyright:
© Alianza Editorial S.A., 2012
© de la traducción y las notas preliminares: Herederos de Abilio Echevarría
© del prólogo, Carlos Alvar
Traducción: Herederos de Abilio Echevarría
Edición: Edición, Septiembre 2012
ISBN: 9788420609096
Tapa: Blanda, bolsillo
Etiquetas: mitos, superación, clásicos, poesía, epopeya, ficción histórica, histórica, literatura italiana, mitología, poesía épica, infierno, biblia, Dante, purgatorio, Virgilio, divina comedia, paraíso, Beatriz
Nº de páginas: 736
Argumento:
Dante narra en primera persona su viaje a través del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, guiado por Virgilio en primera instancia y por su amada Beatriz en la última etapa del trayecto. Como todo viaje, el aquí narrado supone un proceso de aprendizaje, de depuración, de conocimiento personal y de liberación de todo lo negativo que uno arrastra.
En el caso de la Divina Comedia, a la pulcritud del contenido hay que sumar la estructura matemática que presenta, ofreciendo una obra perfectamente imbricada y relatada que ha pasado a formar parte de la Historia de la Literatura Universal.
Opinión: Dante narra en primera persona su viaje a través del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, guiado por Virgilio en primera instancia y por su amada Beatriz en la última etapa del trayecto. Como todo viaje, el aquí narrado supone un proceso de aprendizaje, de depuración, de conocimiento personal y de liberación de todo lo negativo que uno arrastra.
En el caso de la Divina Comedia, a la pulcritud del contenido hay que sumar la estructura matemática que presenta, ofreciendo una obra perfectamente imbricada y relatada que ha pasado a formar parte de la Historia de la Literatura Universal.
Hay obras que pasan a formar parte de la Historia por derecho propio. No puede ser de otra manera: su concepción del mundo, su proceso creativo, su contenido, su estructura, sus fuentes, las creencias y filosofías sobre las que se asienta, su significado y su influencia posterior merecen un reconocimiento que supere los límites temporales, geográficos y literarios. Es lo que le ocurre a la Divina Comedia, una obra perfecta que cambió la forma de hacer literatura y que inspiró no solo a escritores posteriores, sino también a todo tipo de artistas: pintores, escultores, cineastas…
Se cree que Dante pudo empezar su redacción hacia 1306 y que estuvo elaborándola hasta poco antes de morir (1320), de modo que el camino de aprendizaje y descubrimiento personal que describe en la obra bien podría coincidir con su propio viaje vital, con su experiencia biográfica. Porque la Divina Comedia es, ante todo, eso: un viaje, un proceso de descubrimiento, un camino hacia la perfección. Si, como recuerda Carlos Alvar en el prólogo del libro, el viaje representa la condición humana, en este que pergeña Dante, la afirmación no podía ser más cierta.
El protagonista inicia su periplo en una selva oscura desde la que el escritor latino Virgilio (símbolo de la razón) le guiará a través del Infierno y el Purgatorio hasta llegar al Paraíso, donde será la amada Beatriz (símbolo de la pureza y la fe) la que tome el testigo. De hecho, todo el viaje ha sido ideado por la propia Beatriz, quien habría bajado hasta el umbral del Infierno para convencer a Virgilio de que acompañe, guíe y proteja a Dante en su camino.
Toda la obra es capaz de deslumbrar al lector pero, si tuviera que quedarme con algún factor en concreto, elegiría tres. En primer lugar, la perfección matemática de su estructura y su composición. El autor construye la obra sobre los pilares de números simbólicos o cabalísticos. Así, destaca la importancia del número 3: como bien examina Carlos Alvar en el prólogo, la Divina Comedia está dividida en tres partes (Infierno, Purgatorio y Paraíso), cada una de las cuales consta de 33 cantos (a los que habría que sumar, en el caso del Infierno, un canto introductorio) construidos a base de estrofas de tres versos. Cada uno de esos cantos tiene una estructura propia atendiendo al contenido: Dante divide cada territorio en 9 secciones (el Infierno, en círculos; el Purgatorio, en cornisas y el Paraíso, en cielos) y utiliza tres tipos de agrupaciones para separar a los habitantes de los diferentes territorios en varios momentos de la obra. Cada una de esas secciones está ocupada por un determinado grupo de moradores (atendiendo a los distintos pecados cometidos o a las diferentes glorias alcanzadas), con lo que esa estructura matemática está perfectamente armonizada con el contenido.
Junto al 3, otro número de gran importancia es el 100, dígito simbólico muy empleado en los textos didácticos medievales. Como explica Alvar, se trata de dar una interpretación numérica literaria al misterio de la Santísima Trinidad, con la puntualización de que no estamos ante una mera construcción matemática: siendo importante la estructuración perfecta, lo más importante de la obra es, en cambio, su valor simbólico y alegórico, por encima del soporte estructural, de la belleza artística literaria o de la mera anécdota del contenido. Dante llena ese esqueleto numérico de contenido religioso, filosófico y vital.
Son muchas las interpretaciones que a lo largo de los siglos se han dado a la obra, puesto que su carácter simbólico y alegórico invita a ir más allá de la mera anécdota, aunque hay quien aboga por disfrutar de su contenido sin intentar aprehender una significación ulterior. Sinceramente, me parece imposible, puesto que la inmensa cantidad de referencias de todo tipo (bíblicas, mitológicas, históricas, literarias…) que Dante incluye en su Commedia (este es el nombre que el autor dio a su propia obra, puesto que no podía hablarse de tragedia por tener un final feliz; el adjetivo divina se añadió con posterioridad) no pueden estar ahí solo para adornar. En este sentido, es necesario reconocer el mérito y la gran ayuda que suponen las muchísimas notas que, a lo largo de la obra, van aclarando todo tipo de cuestiones: desde la nota biográfica de quienes van apareciendo hasta la explicación de mitos o episodios bíblicos, referencia a diferentes interpretaciones que se han ido dando sobre distintos pasajes, la aclaración sobre la traducción realizada en un determinado momento, el resumen que arroja luz sobre el contenido, las anotaciones intertextuales que unen unos puntos de la narración con otros, etc. O, incluso, señalando aquellas ocasiones en las que los estudiosos y críticos no han conseguido dar con el significado concreto de un determinado verso. Una magnífica guía, pues, para no perderse en los derroteros de la ficción creada por Dante ni en el maremágnum de referencias que realiza el poeta medieval. Y es que la Divina Comedia es un gran compendio del saber de la época: filosofía, mitología, religión, historia, matemáticas y literatura van de la mano armoniosamente, salvando con maestría las obvias contradicciones entre tales materias. Así, por ejemplo, el autor resuelve a la perfección el escollo de introducir a toda una galería de personajes históricos, literarios y mitológicos procedentes de la tradición clásica (a la fuerza no cristianos) en un ambiente plenamente cristiano.
Finalmente, el tercer punto destacable es el realismo, la plasticidad y la viveza de las descripciones de los lugares, personajes y situaciones relatados. La pluma de Dante consigue transportarte al Infierno, al Purgatorio y al Paraíso y captar sus diferentes ambientes, colores, sonidos y olores hasta el punto de hacerte vivir lo que narra; es capaz de ponerlo ante tus ojos con tal detallismo y riqueza que es imposible no solo imaginarlo, sino verlo, como si de una película o un cuadro se tratara.
Asimismo, es imposible no loar el análisis psicológico de los pecadores, la adecuación entre la culpa y el castigo, la crítica a la sociedad de su época, a las jerarquías que gobiernan y a la propia Iglesia ni tampoco las apelaciones directas al lector, esas que le instan a fijarse bien en lo que se cuenta para no caer en los mismos errores y alcanzar la felicidad. En definitiva, nos encontramos ante una magnífica obra literaria pero también humana que aúna con maestría una estructura perfecta y un contenido riquísimo en referencias y símbolos sustentados en un sistema de creencias y conocimientos colosal. Una obra excelsa inscrita con letras de oro en la Historia de la Literatura por derecho propio.
Nos seguimos leyendo.
Esta novela siempre me ha fascinado, pero nunca la he leído del tirón. A lo largo de mi vida habré leído un montón de fragmentos, pero no me atrevo a darle una lectura al uso. Sí que conocía lo que nos cuentas acerca de su simbolismo (es lo que tiene haber leído no sé cuántas novelas que toman referencias de esta) pero creo que nunca había leído una reseña tan bien hecha y tan completa como esta. Enhorabuena.
ResponderEliminarBesos.
No la he leído entera, he leído fragmentos y me gustaron mucho. Algún dia la leeré tal y como se merece, aunque reconozco que me causa respeto...
ResponderEliminarBesos
Un clásico sin duda.. lo tengo en pendientes :)
ResponderEliminarun besito
Pedazo de reseña que me guardo para cuando me anime, o mejor dicho, me quite el miedo a leer esta novela.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es un libro que tengo en la estantería desde hace mucho mucho tiempo, pero nunca me he animado a leerlo.
ResponderEliminarTu reseña me ha animado a hacerlo.
Un beso!
Es uno de mis libros favoritos: lo leí muy jovencita y recuerdo que me impactó basTante. Lo que más me gustó fue el infierno y el purgatorio: el paraíso, sin Virgilio, era un poco aburridillo en comparación. 1beso!
ResponderEliminarLidia, me ha encantado tu reseña. Confieso que es uno de esos clásicos que todavía tengo pendiente. Me guardo tu reseña. Es un plano para empezar a adentrarse a los mundos de esa obra. ¡besos!
ResponderEliminarMuy buena reseña. Y tengo la lectura pendiente. Cuando le haga hueco volveré a releer tu reseña seguro que me ayudará a apreciar mejor su lectura.
ResponderEliminarUn beso
Lo tengo pendiente desde hace mil!!! =)
ResponderEliminarBesotes