jueves, 2 de agosto de 2012

"La casa de Riverton": en todas las familias cuecen secretos

   Tengo la ¿mala? costumbre de darme atracones de autores. No sé si a ti te pasa lo mismo. Ni siquiera sé si es malo. Leer varios libros seguidos o, por lo menos, cercanos en el tiempo del mismo autor me permite poner su trayectoria en perspectiva, ver cómo ha evolucionado, descubrir las técnicas que ha ido aprendiendo, los trucos literarios que ha ido poniendo en práctica. La verdad es que disfruto mucho viendo crecer a un escritor, localizando las técnicas narrativas que va probando, los experimentos que va realizando. Pero esta manía mía también tiene su parte negativa: hay veces que acabo saturada del mismo autor y, después de un atracón de tres, cuatro, cinco libros... acabo por no volver a él hasta muuuuucho tiempo más tarde, por mucho que me haya gustado. Manías lectoras inexplicables que tiene una.
    De momento, no me ocurre con Kate Morton. Ya conté en la reseña de El jardín olvidado que me había gustado mucho y que tenía la intención de continuar leyendo sus novelas... y así ha sido: acabo de terminar La casa de Riverton. Lo malo, en esta ocasión, es que, sin darme cuenta, he invertido el orden: primero escribió La casa y luego El jardín. Y eso se nota. O, por lo menos, yo le echo la culpa de que este último me haya parecido más flojillo a eso, a una cierta inmadurez literaria.
   Vamos a ver, el libro es muy entretenido, pero no me ha resultado tan redondo como El jardín olvidado, ni tampoco me ha enganchado tanto. Puede que sea por la historia en sí: allí donde haya un escritor como personaje literario caigo rendida a los pies de la trama que sea. Pero en La casa de Riverton hay cine, hay narración, hay historias, hay cuentos... ingredientes todos ellos que me parecen muy atractivos como trasfondo para cualquier novela.
    La ambientación es perfecta. Las descripciones de mansiones, jardines, vestidos, música... te meten de lleno en la época, desde poco antes de la I Guerra Mundial hasta 1924. Los felices años 20 quedan perfectamente retratados, tanto por la manera de vestir y comportarse de los personajes como por el choque ideológico que se produce, por ejemplo, entre Hannah y su familia y, más aún, entre la hermana pequeña de esta, Emmeline, y el personal de servicio de la casa Riverton, tras algunos años sin verla. Es el cambio de los tiempos, el fin de una sociedad tradicional y el comienzo de la sociedad capitalista, telón del fondo sobre el que transcurre la historia.
   La novela está contada a través de dos tiempos narrativos que se superponen, a veces con absoluta continuidad, sin ningún tipo de transición ni advertencia gráfica o literaria (y he de decir que ese juego, ese pequeño reto al lector, me ha estimulado mucho): las primeras décadas del siglo XX y el último año del mismo siglo. La voz narrativa es ejercida en primera persona por Grace, una joven que sirvió en la casa Riverton y que en el ocaso de su vida es requerida por una directora de cine que está realizando una película sobre un trágico suceso que tuvo lugar en la mansión. Los recuerdos de Grace se irán mezclando con sus problemas actuales y unirá ambos a través de las cintas que graba a su nieto, en las que le cuenta toda su historia, todos los secretos que ha ocultado hasta ese momento.
   En cierto modo, la mirada atrás funciona como epílogo de la vida de Grace. Su vuelta a una casa Riverton convertida ahora en reclamo turístico recuerda al camino que recorren los elefantes antes de morir. Morir donde uno ha crecido, donde se ha convertido en persona, a donde pertenece.
    Hay algunas sorpresas literarias que se ven venir y eso me ha disgustado por la excesiva simplicidad del planteamiento. Sin embargo, con otras no ocurre lo mismo y pillan realmente desprevenido a un lector ya entregado a los personajes. Y es que el ritmo de la novela va intensificándose a medida que avanza, de modo que al final se condensan no solo la resolución del misterio que nos presenta ya en las primeras páginas del libro, sino un puñado de giros inesperados más. 
   Mi impresión leyendo la novela es que el final mejora la opinión general que produce la obra: al dejarte sin aliento en los últimos capítulos y regalarte un final explosivo, con la resolución de los enigmas propuestos, y una última carta que cierra la historia desde la perspectiva más humana y entrañable, la autora da un giro a la novela que te deja un buen sabor de boca.
    En definitiva, Kate Morton dibuja una historia que mejora a medida que avanza y mantiene la tensión narrativa hasta el final de una novela fácil de leer, muy entretenida y que te hace pensar en todas esas cosas que hacemos buscando el bien de los demás pero que, al final, causan el efecto contrario al pretendido.
    Nos seguimos leyendo.


Ficha técnica:


Título: La casa de Riverton (The house of Riverton, 2006)   
Autor: Kate Morton 
Editorial: Suma de Letras    Género: novela, thriller    Páginas: 520  
Publicación  19/10/2011    ISBN: 9788483650141

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