Situación: En casa, a mediodía. Yo, haciendo la comida. Suena el teléfono. Lo coge Lucía. No la oigo hablar en unos minutos. Después, dice:
Lucía: Yo soy la hija de Lidia.
Al otro lado del teléfono: (supongo por contexto) ¿Y no está tu papá?
Lucía: No, estamos solas mi mamá y yo.
Al otro lado del teléfono: (supongo, de nuevo) ¿Le puedes decir a tu mamá que se ponga?
Lucía: No (y cuelga).
Yo: ¿Quién era, Lucía?
Yo: ¿Quién era, Lucía?
Lucía: No sé. Una chica.
Yo: Y si no sabes quién era y no te dice quién es... ¿por qué hablas con ella?
Yo: Y si no sabes quién era y no te dice quién es... ¿por qué hablas con ella?
Lucía: Pues porque estaba escuchando lo que me tenía que decir.
Por la hora, la conversación y la costumbre, deduzco que llamaban de Jazztel, para hacernos alguna super oferta revolucionaria (como hacen un par de veces a la semana). Mi chico y yo no las dejamos ni hablar. Se ve que la operadora aprovechó que tenía oreja disponible para largarle el rollo que tenía que soltar. Moraleja: Casi que voy a dejar que Lucía filtre tooodas las llamadas a mi casa. El desconocido que llame se sentirá escuchado y para cuando descubra que quien está al otro lado es una niña de cuatro años, Lucía ya se habrá cansado y habrá colgado.
Nos seguimos leyendo.
Pues me has dado una idea :D
ResponderEliminarA casa también llama Jazztel pero nosotros tenemos que escucharla TODOS LOS DÍAS, como te digo, algo increíble, en casa ya ni damos explicación; descolgamos, escuchamos que son ellos y colgamos, es que son muy pesados, todos los días!!!
Se ve que quieren conseguir los clientes por agotamiento psicológico....
Un besote :)
Son muuuuy pesados. Yo creo que el ser tan pesados hace que tengan menos clientes, fíjate lo que te digo.
EliminarBesos!
Yo también lo pienso, les tengo tal manía que si tuviera que cambiar de compañía lo haría a cualquiera menos a ellos. Por agobiantes!
EliminarJa, ja, qué rica!
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