No lo puedo evitar.
Septiembre siempre hace que mi corazón se ensanche. Una pizca de
emoción, un puñadito de ilusión, una cucharadita de incertidumbre...
septiembre siempre me recuerda que volver a empezar es posible, aunque
ya hayamos consumido más de la mitad del año.
Septiembre
siempre me sabe a nuevos planes, a cuadernos por estrenar, a nuevas
expectativas. Sé que tiene que ver con el inicio del curso escolar
(siempre me gustó eso de volver al cole) y, aunque ahora tengo motivos
para revivir esa sensación (mi máster y el cole de Lucía), lo cierto es
que ese sentimiento de novedad, de ilusión renovada, de nuevos
proyectos, nuevas metas, nueva oportunidad no me ha abandonado nunca, ni
siquiera cuando pensaba que mi vida académica había acabado para
siempre, cuando trabajaba y no pensaba en volver a estudiar.
A
mis sensaciones de todos los septiembres de mi vida uno este año dos
nuevas: acabar el máster (sólo me queda el trabajo de investigación
final y ya estoy en ello) y conseguir un empleo. Mi segundo proyecto es
muchísimo más difícil que el primero, por la situación económica, porque
no depende exclusivamente de mí y de mi esfuerzo y
porque después de tres años sin trabajo... mis esperanzas están por los
suelos. Espero que septiembre me ayude a enderezar mi rumbo, encontrar nuevos caminos y cambiar mi estado de ánimo.
En
septiembre siempre me da por comprar bolis, rotuladores, cuadernos...
Cosas nuevas que iré usando durante los meses siguientes. Utilizarlos me
da ánimos, me da fuerza, porque me recuerdan a cuando los compré,
me recuerdan a septiembre. El mes en el que el camino está aún por andar
y en el que, todavía, todo es posible.
Nos seguimos leyendo.
Nos seguimos leyendo.
A mi también me da por comprar todo ese tipo de cosas en estas fechas quizá porque todos los grandes almacenes lo exponen y está todo tan fácil de obtener, yo este año he comprado cartulinas, sacapuntas, rotuladores permanentes... porque cuando llegue octubre y comience a hacer la decoración de halloween me da mucha pereza ir a comprar.
ResponderEliminarEste año va a ser muy distinto porque mi sobrino pequeño ira al cole por fin y tendré mucho mas tiempo para mi, te confiero que aunque lo sé aún no me puedo imaginar lo que será estar libre todas las mañanas, porque desde que nació hace tres años lo tengo en casa cada día porque sus padres trabajan.
Es probable que de aquí a dos meses esté embarcada en algo porque nunca he sido persona de estar en casa con los brazos cruzados.
Ah! es verdad que la cosa esta muy mal en el tema laboral, no sé si tu profeción da lugar a ello pero hay muchas personas que se están animando ha trabajar por su cuenta porque si dependes de que alguna empresa te contrate te aburres de esperar.
Espero que esta nueva etapa te traiga esa suerte y ese empujoncito que se necesita. Te mando toda mi energía positiva y todo mi animo, seguro que encuentras algo verás que si!
No te desanimes Lidia :)
Un besote!!!!
Muchas gracias por tu apoyo. La verdad es que acostumbrada a trabajar... me está costando mucho estar en el paro. Aunque parada no estoy: he aprovechado estos años para hacer un máster, en literatura, claro jajajaja. Así que por lo menos no tengo la sensación de perder el tiempo.
EliminarLucía empezó el cole el año pasado y el anterior fue a la guarde... y la verdad es que se hace larga la mañana sin ella. Y eso que yo aprovecho para estudiar! Así que si eres una persona activa, lo mismo sí que tienes que buscarte algo para que la casa no se te caiga encima ;). Si se te ocurre algún negocio que llevar a pachas, avísame!!! jajajaja.
Gracias por estar ahí, Nieves. De corazón.
Besos!
Septiembre es el fin del calor inhumano, el momento de recuperar la isla, cedida durante dos meses a los turistas. Es el momento de disfrutar del mar, la arena, las terrazas de los bares, las mejores mesas en los restaurantes, los aparcamientos en el centro, los mercadillos sin agobios... Es el momento de empezar a tener tiempo para leer y recuperar la ilusión de tener tiempo también para escribir. Es una mera ilusión, porque la escritura nunca llega. En septiembre me quedo huérfana de becarios, pero, ya sin antenas controladoras puedo ponerme los cascos y escuchar música mientras escribo en la redacción. Es la vuelta al cole, el momento en que mi madre me regala un boli extravagante, en que las librerías se llenan de niños. También septiembre es el mes en el que todos los proyectos pendientes vuelven a sacar la cabeza, recordándome que están ahí y que quieren ser una realidad. Septiembre, para los que hemos ido al colegio, siempre será el inicio de todo.
ResponderEliminarUn besazo
Y ánimo con tus dos proyectos, seguro que los dos salen bien. Créeme, que soy un poco brujilla.
Gracias, Dorothy. El año empieza dos veces: en enero y en septiembre. Este curso, con vuestros ánimos... no puede salir tan mal!
EliminarBesos!