miércoles, 26 de abril de 2017

"Al señor zorro le gustan los libros", de Franziska Biermann: una divertida historia sobre el amor a los libros



Título: Al señor zorro le gustan los libros
Autora: Franziska Biermann
Editorial: Los cuatro azules
Género: LIJ, álbum ilustrado
Páginas: 56
Publicación: 2008
ISBN: 978-84-936292-0-5

  El señor Zorro es un glotón. Le encantan los libros, con sal y pimienta. Primero los lee y luego se los traga enteritos. Le gustan tanto que se ha gastado todo su dinero en libros y se los ha comido. Ya no le queda dinero y se ha ido a la biblioteca. Allí hay muchos libros. Poco después la gente ha empezado a quejarse porque faltan libros y los que quedan están chupados o mordisqueados. La bibliotecaria ha descubierto al señor Zorro y le ha prohibido la entrada. Ahora, para saciar su tremendo apetito, se va a meter en un buen lío.
   Este es uno de los libros que me encanta contar en estas fechas, los días cercanos al Día del Libro. Y me encanta porque habla de un amor a los libros tan profundo... que casi roza en lo enfermizo o, incluso, en lo insano. Eso sí, siempre desde un humor, ahora sí, muy sano que los niños captan al instante y disfrutan un montón.
    El señor Zorro es un devorador de libros. Literal y metafóricamente hablando. O, mejor dicho, primero metafóricamente (porque los lee y los disfruta con placer) y, luego, literalmente (porque se los come, eso sí, con un poquito de sal y pimienta). Y si ya es complicado ser un devorador compulsivo de libros metafórico, imagina lo que es tener que alimentarse de ellos. Una ruina. Tanto, que el protagonista de esta historia se ve obligado a buscar alternativas de todo tipo, desde hacerse socio de una biblioteca (de la que le expulsan por no devolver los ejemplares prestados) hasta atracar una librería, pasando por probar una dieta a base de folletos de publicidad que le sienta fatal.
    Los niños se lo pasan genial con las ocurrencias de este zorro extraño que tiene (en la cárcel, todo hay que decirlo) la idea definitiva: convertirse en escritor. Se cierra así el círculo (el zorro escribe sus propios libros, libros que lee y luego devora), al tiempo que consigue hacerse no solo con materia prima de la que alimentarse sino con un buen montón de pasta (de la que no se come, de la que se gasta comprando cosas). Y es que, con todo lo que ha leído, el señor Zorro es un escritor de primera.
    El puntito de ironía que tiene esta historia se mezcla con el humor, una pizquita de absurdo, un guiño final al lector que conoce las preferencias del zorro y un buen puñado de creatividad y de buscar opciones para hacer frente a las necesidades básicas de la vida hasta ofrecernos un libro divertido, magníficamente ilustrado y que, si bien tiene más texto que otros álbumes ilustrados, atrapa con su historia y con la gracia de este Zorro absolutamente dependiente de los libros. Como otra que yo me sé...
     Nos seguimos leyendo.

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