BBF#62
Otra noche más. Tal vez fuera la última. Envuelta en la luz mortecina de aquella habitación la veía respirar desde mi cama, gemela a la suya, con esa dificultad propia de quien está llegando a su final, pero con la determinación de quien nunca se ha rendido. Obstinada hasta el último aliento, luchadora infatigable, su imagen ya no mostraba ni un leve atisbo de la bella y enérgica mujer que había sido. La mirada ida, los ojos entrecerrados, las pupilas dos alfileres negros en un mar profundo. La boca entreabierta dibujaba un rictus amargo y sus labios de corcho ajado no eran capaces de aceptar las gotas de agua que vertía sobre ellos con un suave paño de algodón. Eran los efectos de la medicación. (“El final del ave fénix”, Marta Querol)
Ayer lo tuve que aparcar porque me tocaban leer las páginas pertinentes de Un árbol crece en Brooklyn para la reunión del club de lectura de hoy, pero esta tarde lo retomo. Otra vez en el tren. Espero no pasarme de parada....
Nos seguimos leyendo.
Pues parece interesante, ya nos contaras, besotes
ResponderEliminar¡A disfrutar! Es un libro que me llama bastante la atención desde siempre :D
ResponderEliminarPero de cuanto tiempo estamos hablando? Porque sí que da de sí ese trayecto en tren! jeje. Espero tu reseña!
ResponderEliminarEstaré atenta a tu reseña porque tiene una pinta estupenda. Besos.
ResponderEliminarDisfruta de la lectura!!!
ResponderEliminarA mi me gustó
ResponderEliminar