Ficha técnica:
Título: La marca del meridiano Autor: Lorenzo Silva
Editorial: Planeta Género: novela, novela negra Páginas: 400Publicación: 06/11/2012 ISBN: 978-84-08-03123-9
Sinopsis (editorial):
En una sociedad envilecida por el dinero sucio y la explotación de las personas, todavía el amor puede ablandar a las fieras. Un guardia civil retirado aparece colgado de un puente, asesinado de manera humillante. A partir de ese momento, la investigación que ha de llevar a cabo su viejo amigo y discípulo, el brigada Bevilacqua, abrirá la caja de Pandora: corrupción policial, delincuentes sin escrúpulos y un hombre quijotesco que buscará en el deber y el amor imposible la redención de una vida fracturada. Ambientada en la Cataluña actual, esta absorbente novela policíaca de Lorenzo Silva, maestro indiscutible del género, se adentra más allá de los hechos y presenta un sólido retrato del ser humano ante la duda moral, el combate interior y las decisiones equivocadas.
Voy a divagar en este primer párrafo sobre algo que me ha pasado recientemente y que me ha hecho pensar en Lorenzo Silva. Una amiga mía que trabaja en una editorial me hablaba el otro día de un escritor que se había presentado a ver a su editor en bermudas y calcetines de raquetas. Por lo menos no iba en chanclas piscineras, ha sido lo primero que he pensado. Ella ha dicho: "Javier Marías seguro que nunca lo haría". Y yo he pensado: ni Lorenzo Silva, si tenemos en cuenta lo que nos contó en el encuentro con lectores de Alcalá. Ni con la camisa por fuera, dijo, se sentía cómodo. No sé si la forma de ser o de comportarse o la imagen que un escritor transmite tiene algo que ver con lo que su obra cuenta o cómo lo cuenta, pero no ha podido dejar de pensar en esa elegancia que tiene Silva, en esa seriedad que transmite, en ese saber estar que no aleja al lector ansioso que (como yo) va a saludarle, porque su franca sonrisa siempre se abre camino para acercarte hasta él. Y esa elegancia, ese hacer bien las cosas, esa compostura, ese cuidar los detalles para que todo tenga una magia, una lógica, para que todo rime (que diría mi primo David) se nota en su imagen pero también en su prosa.
Y de eso hay mucho en La marca del meridiano, la última entrega, hasta el momento de la saga protagonizada por Bevilacqua y Chamorro. Seriedad y elegancia pero también sentimiento, porque los que seguimos a esta pareja desde sus inicios y nos hemos implicado en sus vivencias personales descubriremos aquí la sombra que ha estado planeando durante buena parte de la saga sobre Rubén, ese conflicto del pasado mal resuelto, ese asunto sobre el que ya tuvimos una avanzadilla en La reina sin espejo, la crónica de su divorcio y una... digamos debilidad o parte oscura de Vila que, para mí, le hace más humano pero, al mismo tiempo, más admirable.
Y es que el caso que Silva expone en esta novela está lleno de referencias y conexiones personales que ahondan en la caracterización y comprensión de Bevilacqua como personaje cada más redondo, cada vez mejor definido, cada más profundo.
Silva construye la trama, esta vez, sobre la investigación del asesinato de un guardia civil retirado, excompañero de Vila y al que ya tuvimos el gusto de conocer en La reina sin espejo. Una trama llena de giros y sorpresas para el lector de la saga que profundizará en la parte más corrupta de los cuerpos de seguridad. Al hilo de los acontecimientos, el libro reflexiona sobre la condición humana, sobre sus miserias y su heroicidades, sobre la moral de cada uno, las convicciones propias, los límites que nos imponemos a nosotros mismos, las ocasiones en las que nos dejamos llevar y cometemos errores y la deuda que tenemos que pagar en consecuencia.
Una de las cosas que más me ha gustado de esta entrega ha sido la música. Todas las obras de la saga están llenas de referencias culturales de todo tipo, sobre todo música y series de televisión, pero me parece que en esta ocasión, toda la música, desde las canciones especiales de las que los personajes hablan hasta los tonos del móvil, está muy muy bien seleccionada y deja ver mucho más allá de lo que la historia cuenta. Es más, hasta permite que cada lector ponga de su parte a la hora de construir parte del argumento porque, al fin y al cabo, la música es una vivencia personal y las canciones van construyendo la banda sonora de nuestra vida. Así que es fácil que a lo que Vila dice o piensa o siente el lector añada algo de su cosecha.
La investigación se traslada, en esta ocasión, a Barcelona, como ya ocurriera en La reina sin espejo, lo que permite a Silva volver a incidir en las reivindicaciones nacionalistas, la incomprensión mutua y los tópicos que convierten las diferencias (que las hay) en abismos infranqueables. Y este escenario y estas diferencias le sirven al autor para dibujar la metáfora de esta novela, esa que da título a la obra y que explica, siempre, en el epílogo final. Creo que nunca lo he dicho pero me encantan esos capítulos finales, esos que abren la puerta a la poesía, a lo subjetivo y al sentimiento y muestran a Bevilacqua más allá del ejercicio de sus labores como guardia civil y a Silva más allá del novelista que es.
En definitiva, que el Premio Planeta de 2012 es una obra bien armada sobre unos pilares sólidos e interesantes, bien escrita, que ahonda un poquito más en unos personajes ya entrañables para el lector, que plantea una serie de reflexiones muy atractivas y que nos acerca un poco más a la parte más oscura de Bevilacqua. A la más humana.
Nos seguimos leyendo.
Y de eso hay mucho en La marca del meridiano, la última entrega, hasta el momento de la saga protagonizada por Bevilacqua y Chamorro. Seriedad y elegancia pero también sentimiento, porque los que seguimos a esta pareja desde sus inicios y nos hemos implicado en sus vivencias personales descubriremos aquí la sombra que ha estado planeando durante buena parte de la saga sobre Rubén, ese conflicto del pasado mal resuelto, ese asunto sobre el que ya tuvimos una avanzadilla en La reina sin espejo, la crónica de su divorcio y una... digamos debilidad o parte oscura de Vila que, para mí, le hace más humano pero, al mismo tiempo, más admirable.
Y es que el caso que Silva expone en esta novela está lleno de referencias y conexiones personales que ahondan en la caracterización y comprensión de Bevilacqua como personaje cada más redondo, cada vez mejor definido, cada más profundo.
Silva construye la trama, esta vez, sobre la investigación del asesinato de un guardia civil retirado, excompañero de Vila y al que ya tuvimos el gusto de conocer en La reina sin espejo. Una trama llena de giros y sorpresas para el lector de la saga que profundizará en la parte más corrupta de los cuerpos de seguridad. Al hilo de los acontecimientos, el libro reflexiona sobre la condición humana, sobre sus miserias y su heroicidades, sobre la moral de cada uno, las convicciones propias, los límites que nos imponemos a nosotros mismos, las ocasiones en las que nos dejamos llevar y cometemos errores y la deuda que tenemos que pagar en consecuencia.
Una de las cosas que más me ha gustado de esta entrega ha sido la música. Todas las obras de la saga están llenas de referencias culturales de todo tipo, sobre todo música y series de televisión, pero me parece que en esta ocasión, toda la música, desde las canciones especiales de las que los personajes hablan hasta los tonos del móvil, está muy muy bien seleccionada y deja ver mucho más allá de lo que la historia cuenta. Es más, hasta permite que cada lector ponga de su parte a la hora de construir parte del argumento porque, al fin y al cabo, la música es una vivencia personal y las canciones van construyendo la banda sonora de nuestra vida. Así que es fácil que a lo que Vila dice o piensa o siente el lector añada algo de su cosecha.
La investigación se traslada, en esta ocasión, a Barcelona, como ya ocurriera en La reina sin espejo, lo que permite a Silva volver a incidir en las reivindicaciones nacionalistas, la incomprensión mutua y los tópicos que convierten las diferencias (que las hay) en abismos infranqueables. Y este escenario y estas diferencias le sirven al autor para dibujar la metáfora de esta novela, esa que da título a la obra y que explica, siempre, en el epílogo final. Creo que nunca lo he dicho pero me encantan esos capítulos finales, esos que abren la puerta a la poesía, a lo subjetivo y al sentimiento y muestran a Bevilacqua más allá del ejercicio de sus labores como guardia civil y a Silva más allá del novelista que es.
En definitiva, que el Premio Planeta de 2012 es una obra bien armada sobre unos pilares sólidos e interesantes, bien escrita, que ahonda un poquito más en unos personajes ya entrañables para el lector, que plantea una serie de reflexiones muy atractivas y que nos acerca un poco más a la parte más oscura de Bevilacqua. A la más humana.
Nos seguimos leyendo.
Otros títulos de la saga reseñados:Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto Homenaje a tu autor favorito: 5/5
- Reto negro y criminal: 11/15
- Desafío100 libros: 65/100
- Reto Sumando: 22/2013
- El lejano país de los estanques (Bevilacqua y Chamorro 1)
- El alquimista impaciente (Bevilacqua y Chamorro 2)
- La niebla y la doncella (Bevilacqua y Chamorro 3)
- La reina sin espejo (Bevilacqua y Chamorro 4)
- La estrategia del agua (Bevilacqua y Chamorro 5)
Me gusta Lorenzo Silva y me gustan Bevilacqua y Chamorro. Los he leído todos.
ResponderEliminarUn saludo de parte de otra seguidora
Me gustó mucho este libro, pero menos que los anteriores.
ResponderEliminarBesos!!
Me gusta bastante este autor y su serie policíaca así que me lo llevo bien anotado :)
ResponderEliminarTengo muchas ganas de leer este libro, aunque antes tengo que ponerme al día con las anteriores entregas de la serie... 1beso!
ResponderEliminarMe encanta esa saga. Los he leído todos menos "La estrategia del agua". Coincido contigo, a mí también me gustó mucho conocer la parte más humana de Vila :-)
ResponderEliminarUn beso shakiano!!!
No me gustó nada, así que no leo los anteriores.
ResponderEliminarSiento entrar por primera vez en este blog tan estupendo para disentir... un poco. Leo a Silva con devoción, desde su estupendo "El alquimista impaciente". Ninguna entrega de los picoletos me ha decepcionado, y he visto crecer a los personajes en complejidad, especialmente a Chamorro. En mi modestísima opinión, el que he citado, junto con "La estrategia del agua" son los mejores, los más valientes y arriesgados, los más densos y tensos. En éste no me ocurre nada de esto. Me parece complaciente, Silva tira de oficio, no me sorprende nada, e incluso encuentro mensajes pro-entendimiento Cataluña-resto de España que me resultan cansinos a fuerza de haberlos oído una y otra vez.
ResponderEliminarEl tema de los asuntos internos daba para más, y el ídolo que muestra que, como todos, tiene luces y sombras, también: nos devuelve a nuestra propia levedad moral.
Silva es capaz de más. Tal vez es que, a fuerza de acostumbrarnos a tanto, éste se me queda en el límite. Lo siento, no he disfrutado como con los demás.
(Si me lo permites, te seguiré: vengo del estupendo blog de Marian, y nada de lo que hay allí es mediocre).
Lo tengo esperando en la estanteria!!! Espero que sea una de mis lecturas de verano!!! ;-)
ResponderEliminarSaludos
Acabé hace poco el primer libro de esta saga y me he quedado con ganas de más. Así que espero llegar a este libro.
ResponderEliminarBesotes!!!