Título: Diario de Nikki . Una rompecorazones no muy afortunada
Autora: Rachel Renée Russell
Editorial: RBA
Género: novela, diario, LIJ
Páginas: 352
Publicación: 2014
ISBN: 9788427204447
Los flechazos están en el aire. El gran día del baile está a punto de llegar y Nikki suspira para que su amor platónico, Brandon, quiera ser su cita. Pero el tiempo empieza a pasar y las dudas aparecen, ¿Y si no quiere ir con ella? O peor aún.. ¿y si al final decide ir con Mackenzie? En este sexto libro de la internacional serie superventas Diario de Nikki, con más de 8 millones de copias impresas alrededor del mundo, Nikki, Cloé y Zoey se enfrentaran al amor ¡Con su divertidisimo estilo de siempre!
Está claro que esta vez he cometido un grandísimo error al solicitar este libro a Boolino para leerlo y reseñarlo. Está tan alejado de mi ideología que no ha hecho más que enfadarme y enfadarme y enfadarme y ahora me cuesta un montón escribir esta reseña. Voy a ver si me freno y explico razonadamente mis impresiones.
Nada más empezar a leer me di cuenta de que este libro sigue el mismo esquema de tantas y tantas obras basadas en diarios escritos por chicas en su etapa en el instituto que se han publicado y que he leído. Misma estructura (problema de amor, sucesión de escollos y malentendidos y final feliz), mismos protagonistas (una chica, sus dos amigas -¿por qué siempre son dos?-, archienemiga y chico objeto de sus afectos), mismo escenario (el instituto), mismo tiempo (la edad en la que vas al instituto), mismo narrador (en primera persona, en este caso, Nikki; claro, para eso es un diario), mismo juego tipográfico (simulación de letra manuscrita e ilustraciones que también parecen hechas a mano), misma simplicidad de ideas (chicos, chicos, chicos) y, lo que es peor, mismo mensaje patriarcal de fondo.
Y me explico. Vale que hay un cierto toque actual al proponer que juste ese año sean las chicas las que inviten a los chicos al baile de San Valentín (baile que ya preserva todos los estereotipos patriarcales de amor románticos habidos y por haber) pero mantiene las reacciones emocionales/pasionales para la chica y la conducta racional para el chico y perpetúa el tópico de la rivalidad entre mujeres y hasta dónde puede llegar (sobre todo si hay un hombre en medio). Es más, creo que, hasta cierto punto, justifica o por lo menos normaliza la actitud de la archienemiga porque sus actos (sus mentiras, sus engaños, sus tretas, su prepotencia, sus chantajes económicos y sus manipulaciones) se quedan sin sanción (que acabe buscando algo en el que cubo de la basura me parece poco más que una mera anécdota para causar humor, no un reflejo de una cierta justicia social o mensaje que enviar).
La historia es muy muy previsible en todos sus aspectos (aunque ahí quizá cuente mi bagaje y una lectora de 9, 10, 11 años no se dé cuenta de ese esquema repetido) y se ciñe meramente al asunto amoroso. No sé si esto es así en todos los libros de la saga o solo ocurre en este que, ya desde el título, muestra claramente cuál es el tema central de la obra pero no me gusta nada que así sea. Creo que es fundamental enseñar a nuestras niñas y nuestras adolescentes que son muchas cosas más además de novias, que tienen que tener más aficiones, preocupaciones, responsabilidades y motivos para ser feliz más allá de los chicos. Vamos, que los chicos solo son una parte dentro de una vida plena llena de otras muchas cosas. Y, sin embargo, en este libro no ocurre. Hay algunas subtramas que hacen referencia a la Nikki estudiante o a la Nikki hermana pero son claramente secundarias y, es más, en la segunda, la que tiene que ver con su hermana, el tema acaba derivando nuevamente al amor y los chicos. Creo que esta obsesión por los chicos y el amor como elemento que llena tu vida está totalmente equivocada y que da pie a muchos de los problemas que tenemos hoy en día en nuestra sociedad.
Entiendo que, a pesar de todas mis impresiones, este libro guste mucho a lectoras (y digo lectoras a sabiendas; no creo que ningún chico se sienta atraído por historias como las que se nos cuentan aquí) de la edad a la que el libro va dirigida. El factor identificación es muy importante en esta novela y muchas de ellas andarán o estará a punto de andar detrás de su primer amor. Pero por eso precisamente, porque esa es o será en breve una de sus grandes preocupaciones, me inquieta sobremanera que se les lance el mensaje de que debe ser así, de que esa es y será la mayor de su preocupaciones hasta que encuentren el príncipe azul con el que comer perdices felizmente hasta el fin de sus días. Insisto: las mujeres somos mucho más y creo que es importante que las niñas lo vean así desde que son pequeñas.
Así que decepción absoluta con la novela y, sobre todo, con el mensaje que se está enviando a las niñas en ella.
Nos seguimos leyendo.
Nada más empezar a leer me di cuenta de que este libro sigue el mismo esquema de tantas y tantas obras basadas en diarios escritos por chicas en su etapa en el instituto que se han publicado y que he leído. Misma estructura (problema de amor, sucesión de escollos y malentendidos y final feliz), mismos protagonistas (una chica, sus dos amigas -¿por qué siempre son dos?-, archienemiga y chico objeto de sus afectos), mismo escenario (el instituto), mismo tiempo (la edad en la que vas al instituto), mismo narrador (en primera persona, en este caso, Nikki; claro, para eso es un diario), mismo juego tipográfico (simulación de letra manuscrita e ilustraciones que también parecen hechas a mano), misma simplicidad de ideas (chicos, chicos, chicos) y, lo que es peor, mismo mensaje patriarcal de fondo.
Y me explico. Vale que hay un cierto toque actual al proponer que juste ese año sean las chicas las que inviten a los chicos al baile de San Valentín (baile que ya preserva todos los estereotipos patriarcales de amor románticos habidos y por haber) pero mantiene las reacciones emocionales/pasionales para la chica y la conducta racional para el chico y perpetúa el tópico de la rivalidad entre mujeres y hasta dónde puede llegar (sobre todo si hay un hombre en medio). Es más, creo que, hasta cierto punto, justifica o por lo menos normaliza la actitud de la archienemiga porque sus actos (sus mentiras, sus engaños, sus tretas, su prepotencia, sus chantajes económicos y sus manipulaciones) se quedan sin sanción (que acabe buscando algo en el que cubo de la basura me parece poco más que una mera anécdota para causar humor, no un reflejo de una cierta justicia social o mensaje que enviar).
La historia es muy muy previsible en todos sus aspectos (aunque ahí quizá cuente mi bagaje y una lectora de 9, 10, 11 años no se dé cuenta de ese esquema repetido) y se ciñe meramente al asunto amoroso. No sé si esto es así en todos los libros de la saga o solo ocurre en este que, ya desde el título, muestra claramente cuál es el tema central de la obra pero no me gusta nada que así sea. Creo que es fundamental enseñar a nuestras niñas y nuestras adolescentes que son muchas cosas más además de novias, que tienen que tener más aficiones, preocupaciones, responsabilidades y motivos para ser feliz más allá de los chicos. Vamos, que los chicos solo son una parte dentro de una vida plena llena de otras muchas cosas. Y, sin embargo, en este libro no ocurre. Hay algunas subtramas que hacen referencia a la Nikki estudiante o a la Nikki hermana pero son claramente secundarias y, es más, en la segunda, la que tiene que ver con su hermana, el tema acaba derivando nuevamente al amor y los chicos. Creo que esta obsesión por los chicos y el amor como elemento que llena tu vida está totalmente equivocada y que da pie a muchos de los problemas que tenemos hoy en día en nuestra sociedad.
Entiendo que, a pesar de todas mis impresiones, este libro guste mucho a lectoras (y digo lectoras a sabiendas; no creo que ningún chico se sienta atraído por historias como las que se nos cuentan aquí) de la edad a la que el libro va dirigida. El factor identificación es muy importante en esta novela y muchas de ellas andarán o estará a punto de andar detrás de su primer amor. Pero por eso precisamente, porque esa es o será en breve una de sus grandes preocupaciones, me inquieta sobremanera que se les lance el mensaje de que debe ser así, de que esa es y será la mayor de su preocupaciones hasta que encuentren el príncipe azul con el que comer perdices felizmente hasta el fin de sus días. Insisto: las mujeres somos mucho más y creo que es importante que las niñas lo vean así desde que son pequeñas.
Así que decepción absoluta con la novela y, sobre todo, con el mensaje que se está enviando a las niñas en ella.
Nos seguimos leyendo.
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