Título: El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde
Autor: Robert Louis Stevenson
Editorial: Austral
Género: novela, terror, misterio, intriga
Páginas: 112
Publicación: 4/6/2015
ISBN: 978-84-670-4483-6
El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, la máxima contribución de Stevenson a la literatura de intriga y a la indiscutible mitología del terror, aborda el conflicto del desdoblamiento de la personalidad para entrar en el terreno de lo misterioso, la sordidez y el perverso atractivo de la muerte y el horror
Este es uno de esos clásicos que vas dejando pendiente porque, total,
como ya conoces la historia... Pero me alegro de haberme embarcado en la
lectura simultánea que organizaron las lideresas de Todos somos alianza
porque he podido disfrutar de la joya literaria que es.
Es cierto que el hecho de conocer la trama le resta algo de dramatismo y, sobre todo, acaba con el factor sorpresa de saber que Jekyll y Hyde son la misma persona. Pero no es menos cierto que si esta novelita (tan corta pero tan intensa) ha pasado a la historia es porque lo merece.
Más allá del estilo, clásico y pulcro, con el que Stevenson nos hizo llegar esta historia con varias lecturas, me quedo con las reflexiones y las lecturas metafóricas que se pueden hacen de ella.
La primera de esas reflexiones, claro está, además de la que tiene que ver con el desdoblamiento de personalidad o, incluso, la enfermedad mental, es la dualidad que todos llevamos dentro: el bien y el mal que pugnan por formar parte de nuestra personalidad. Y al hilo de este tema surge también la pregunta sobre qué porcentaje de la parte "buena" se debe a las convenciones sociales y a la convivencia con los demás y qué porcentaje de la parte "mala" es puro instinto, pura naturaleza, pura humanidad.
Creo que en este debate que se plantea en la novela también se puede ver un cierto guiño metafórico a las personas que son malas, o potencialmente malas, o mayoritariamente malas. La confesión final de Jekyll da buena muestra de los remordimientos y la lucha interior de quien se sabe arrastrado hacia el mal.
Otra de las reflexiones interesantes que se plantean en la novela es la de la experimentación científica y sus límites. En este sentido, la pugna entre los más ambiciosos y los más tradicionales o amantes de las normas queda reflejada en la relación entre Jekyll y Lanyon, sus discusiones, sus acercamientos y su ruptura. Creo que el final puede servir también de moraleja, aunque tampoco lo tengo tan claro: al final, Jekyll consiguió su objetivo, aunque luego resultará moralmente reprobable.
Ligado a esta reflexión sobre el avance de la ciencia está el de Dios. ¿Jekyll es castigado por jugar a ser Dios, decidiendo quién vive y quién muere o cómo ha de ser cada uno? Es una posibilidad que me he planteado mientras leía el texto y que se ha potenciado cuando, una vez terminada la novela, he vuelto al principio y a la cita que abre mi edición: "No está bien soltar los lazos que Dios decretó anudar". El debate entre la ciencia y la religión queda, pues, de alguna manera, también expuesto en una obra, como digo, tan breve como intensa.
Finalmente, otra de las reflexiones que me parecen interesantes del libro es todo los que tiene que ver con la amistad y con la lealtad, una reflexión hecha carne, en este caso, gracias a la relación entre Jekyll y el señor Utterson.
Por lo demás, esta novela, publicada originariamente en 1886 y construida a través de los testimonios en primera persona de varios de los personajes principales y de una primera parte en una tercera persona omnisciente y aséptica que nos presenta la situación sin juzgar, de una manera bastante objetiva, refleja muy bien las jerarquías sociales de la época y deja ver un cierto costumbrismo que, creo, acompaña muy bien al conjunto de la obra.
Así pues, no puedo dejar de recomendar la lectura de esta obra que se lee muy deprisa y que, pese a hablar de una historia de sobra conocida, plantea cuestiona de fondo sobre las que siempre es interesante reflexionar.
Nos seguimos leyendo.
Es cierto que el hecho de conocer la trama le resta algo de dramatismo y, sobre todo, acaba con el factor sorpresa de saber que Jekyll y Hyde son la misma persona. Pero no es menos cierto que si esta novelita (tan corta pero tan intensa) ha pasado a la historia es porque lo merece.
Más allá del estilo, clásico y pulcro, con el que Stevenson nos hizo llegar esta historia con varias lecturas, me quedo con las reflexiones y las lecturas metafóricas que se pueden hacen de ella.
La primera de esas reflexiones, claro está, además de la que tiene que ver con el desdoblamiento de personalidad o, incluso, la enfermedad mental, es la dualidad que todos llevamos dentro: el bien y el mal que pugnan por formar parte de nuestra personalidad. Y al hilo de este tema surge también la pregunta sobre qué porcentaje de la parte "buena" se debe a las convenciones sociales y a la convivencia con los demás y qué porcentaje de la parte "mala" es puro instinto, pura naturaleza, pura humanidad.
Creo que en este debate que se plantea en la novela también se puede ver un cierto guiño metafórico a las personas que son malas, o potencialmente malas, o mayoritariamente malas. La confesión final de Jekyll da buena muestra de los remordimientos y la lucha interior de quien se sabe arrastrado hacia el mal.
Otra de las reflexiones interesantes que se plantean en la novela es la de la experimentación científica y sus límites. En este sentido, la pugna entre los más ambiciosos y los más tradicionales o amantes de las normas queda reflejada en la relación entre Jekyll y Lanyon, sus discusiones, sus acercamientos y su ruptura. Creo que el final puede servir también de moraleja, aunque tampoco lo tengo tan claro: al final, Jekyll consiguió su objetivo, aunque luego resultará moralmente reprobable.
Ligado a esta reflexión sobre el avance de la ciencia está el de Dios. ¿Jekyll es castigado por jugar a ser Dios, decidiendo quién vive y quién muere o cómo ha de ser cada uno? Es una posibilidad que me he planteado mientras leía el texto y que se ha potenciado cuando, una vez terminada la novela, he vuelto al principio y a la cita que abre mi edición: "No está bien soltar los lazos que Dios decretó anudar". El debate entre la ciencia y la religión queda, pues, de alguna manera, también expuesto en una obra, como digo, tan breve como intensa.
Finalmente, otra de las reflexiones que me parecen interesantes del libro es todo los que tiene que ver con la amistad y con la lealtad, una reflexión hecha carne, en este caso, gracias a la relación entre Jekyll y el señor Utterson.
Por lo demás, esta novela, publicada originariamente en 1886 y construida a través de los testimonios en primera persona de varios de los personajes principales y de una primera parte en una tercera persona omnisciente y aséptica que nos presenta la situación sin juzgar, de una manera bastante objetiva, refleja muy bien las jerarquías sociales de la época y deja ver un cierto costumbrismo que, creo, acompaña muy bien al conjunto de la obra.
Así pues, no puedo dejar de recomendar la lectura de esta obra que se lee muy deprisa y que, pese a hablar de una historia de sobra conocida, plantea cuestiona de fondo sobre las que siempre es interesante reflexionar.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto Genérico: 40 (2/2 clásicos)/40
Me lo pasé bien en la lectura simultánea y coincido contigo en que la novela continúa teniendo mucho atractivo pese a que ya sepamos casi todo de antemano. Se disfruta por los personajes, sus descripciones, ese Londres brumoso, los planteamientos morales de la época... Muy recomendable. Bss
ResponderEliminarLo leí ya hace tiempo y es un clásico que me gusta mucho
ResponderEliminartoda la parte de la dualidad y eso.. me encanta
un beesito
No me llamaba demasiado la atención, la verdad, pero he leído bastantes reseñas entusiastas y, con eso de que es cortito, tal vez debería darle una oportunidad...
ResponderEliminar¡Besos!
Me encanta!
ResponderEliminarUn super clásico atemporal =)
Besotes