Título: Pequeños cuentos misóginos
Autora: Patricia Highsmith
Editorial: Anagrama
Género: cuentos
Páginas: 148
Publicación: 2003
ISBN: 978-84-339-6738-1
Con una misteriosa simplicidad de estilo, Highsmith convierte a los vecinos de al lado en psicópatas sádicos, encerrados entre las vallas blancas de su jardín y el césped recién cortado. En las historias oscuramente satíricas, muchas veces de hilarante mordacidad, que componen Pequeños cuentos misóginos, Highsmith trastoca nuestras nociones convencionales del carácter femenino, revelando el poder devastador de aquellas criaturas que alguna vez nos parecieron familiares -«La bailarina», «La novelista», «La ñoña»- y que se destruyen a sí mismas y a todos los hombres que las rodean.
Hace tiempo que tenía este ejemplar rodando por mis estanterías y todavía no lo había disfrutado. Lo compré, primero, porque Patricia Highsmith es garantía y me apetecía probar su faceta como constructora de relatos cortos. Y, segundo, porque el "misóginos" del título fue como una señal de alarma para mí. ¿Misóginos? ¿Por qué misóginos? ¿Es que Highsmith odia a las mujeres? ¿Serán cuentos en los que las mujeres quedan mal? ¿Se me revolverán las tripas al leerlos? Pero ya sabes lo que pasa: hay libros que compras con muchas ganas pero, sin saber muy bien por qué, acaban durmiendo el sueño de los justos en tus estanterías, aburridos esperando turno en una lista interminable de lecturas pendientes. Cuando Marilú Cuentalibros, Meg Cazaestrellas y Ana Blasfuemia convocaron su Reto Escritoras Únicas y vi que incluían a Highsmith en el listado, no me lo pensé. Aunque, nuevamente, ha tenido que esperar al tramo final del año para que le toque turno. Pero, por fin, he cumplido.
Cuando empecé a leer, mi primera reacción fue la estupefacción. Imagínate lo que puede ser la negra Highsmith escribiendo cuentos declarados misóginos ya en su título. Brutal. Demoledor. El primero, titulado "La mano", fue un golpe directo para mí. En primer lugar, porque son cuentos bastante cortos (el volumen tienen 148 páginas y reúne 17 relatos, para que te hagas una idea), así que cuando quise darme cuenta llegué al final, con el hachazo que Highsmith reserva para cerrar el relato y un gran ¿quéeeeeeee? flotando sobre mi cabeza. En segundo lugar, porque todos tienen relación con la violencia, la muerte o el asesinato y retratan ambientes o personas bastante sórdidas. Y si no lo son, al final resultan serlo. Los cuentos en sí son bastante sórdidos. En tercer lugar, porque los finales suelen precipitarse en un giro inesperado o, aunque sea esperado (en muchos esperas el golpe final, cuando te vas aclimatando a Highsmith, a su estilo y su forma de estructurar el relato), te golpe de igual manera.
Continúe leyendo con sorpresa, rechazando cada historia y, al mismo tiempo, deseando que hubiera más. Pasmándome al final de cada una de ellas, pero esperando un golpe similar al terminar la siguiente. Asombrándome por el tono general de desencanto con el mundo, de rabia contra el ser humano, de ira contra algunos especímenes que hay sueltos por el mundo, pero deseando encontrar otro modelo aún más deleznable, aún más conmovedor, aún más ofensivo contra el género femenino.
Y así descubrí el porqué de la misoginia. O, por lo menos, mi interpretación sobre el título y el contenido de esta recopilación. Efectivamente, todos los cuentos reflejan modelos de mujer negativos: sufridas amas de casa, extremadamente perfeccionistas, prostitutas, suicidas, bobas, libertinas, celosas, asesinas, obsesionadas con la belleza, infieles, inconstantes, pueriles, superficiales, místicas, pícaras, camorristas, cotorras, estrechas, mujeres que paren como conejas, castas, mujeres objeto, hipocondríacas... Vamos, que Highsmith tuvo que romperse la cabeza buscándole tres pies al gato, logrando encontrar siempre la parte negativa de toda mujer.
O quizá no tuviera que darle tantas vueltas. Tal vez solo tuviera que abrir los ojos y ver. O abrir un libro y leer. O encender la tele y contemplar cualquier programa o, mejor aún, los anuncios publicitarios. Porque, al final y al cabo, Highsmith no inventa nada. No recurre a nada que alguien no haya inventado ya para una serie, un anuncio, un libro, una peli o un cuadro. Incluso algunos (¿muchos?) de esos modelos de mujer son reales, algunos de ellos porque las mujeres, como los hombres, somos de muchas clases y las hay buenas y malas, pero también porque hemos sido bombardeadas durante siglos con muchos de esos modelos (aunque que en esta obra se llevan a la exageración, casi casi a la caricatura, y se contemplan desde su vertiente más negra) y al final tanta insistencia tiene su fruto y acabamos adoptando, consciente o inconscientemente algunos de esos modelos, claramente machistas a poco se juzguen con un espíritu crítico. El único mérito de Highsmith (como voz, desde mis punto de vista, que denuncia la misoginia que, sistemáticamente hemos vivido y seguimos viviendo) es ponerlos todos juntos, reunir una enorme cantidad de estos modelos y concentrarlos en 17 cuentos brutales.
Así que mi lectura es que hay misoginia de ida de vuelta: hay una misoginia representada, por cuanto Highsmith pinta a las mujeres con sus peores caras, como si realmente las odiara a muerte; pero hay una denuncia de la misoginia al concentrar tanto odio en semejante puñado de historias. No sé cuál sería la intención real de la autora. Quizá sí quiso poner el acento en cómo los hombres nos han visto o nos han querido ver o nos han representado o nos han forzado a ser a lo largo de los siglos. Tal vez, solo abrió los ojos, miró y escribió. O quizá ella viera a las mujeres de ese modo. O a lo mejor se cansó de tanta palabrería feminista y machista y esta fue su manera de cerrarles la boca. Quizá todo. Quizá nada. ¿Quién sabe?
Nos seguimos leyendo.
Cuando empecé a leer, mi primera reacción fue la estupefacción. Imagínate lo que puede ser la negra Highsmith escribiendo cuentos declarados misóginos ya en su título. Brutal. Demoledor. El primero, titulado "La mano", fue un golpe directo para mí. En primer lugar, porque son cuentos bastante cortos (el volumen tienen 148 páginas y reúne 17 relatos, para que te hagas una idea), así que cuando quise darme cuenta llegué al final, con el hachazo que Highsmith reserva para cerrar el relato y un gran ¿quéeeeeeee? flotando sobre mi cabeza. En segundo lugar, porque todos tienen relación con la violencia, la muerte o el asesinato y retratan ambientes o personas bastante sórdidas. Y si no lo son, al final resultan serlo. Los cuentos en sí son bastante sórdidos. En tercer lugar, porque los finales suelen precipitarse en un giro inesperado o, aunque sea esperado (en muchos esperas el golpe final, cuando te vas aclimatando a Highsmith, a su estilo y su forma de estructurar el relato), te golpe de igual manera.
Continúe leyendo con sorpresa, rechazando cada historia y, al mismo tiempo, deseando que hubiera más. Pasmándome al final de cada una de ellas, pero esperando un golpe similar al terminar la siguiente. Asombrándome por el tono general de desencanto con el mundo, de rabia contra el ser humano, de ira contra algunos especímenes que hay sueltos por el mundo, pero deseando encontrar otro modelo aún más deleznable, aún más conmovedor, aún más ofensivo contra el género femenino.
Y así descubrí el porqué de la misoginia. O, por lo menos, mi interpretación sobre el título y el contenido de esta recopilación. Efectivamente, todos los cuentos reflejan modelos de mujer negativos: sufridas amas de casa, extremadamente perfeccionistas, prostitutas, suicidas, bobas, libertinas, celosas, asesinas, obsesionadas con la belleza, infieles, inconstantes, pueriles, superficiales, místicas, pícaras, camorristas, cotorras, estrechas, mujeres que paren como conejas, castas, mujeres objeto, hipocondríacas... Vamos, que Highsmith tuvo que romperse la cabeza buscándole tres pies al gato, logrando encontrar siempre la parte negativa de toda mujer.
O quizá no tuviera que darle tantas vueltas. Tal vez solo tuviera que abrir los ojos y ver. O abrir un libro y leer. O encender la tele y contemplar cualquier programa o, mejor aún, los anuncios publicitarios. Porque, al final y al cabo, Highsmith no inventa nada. No recurre a nada que alguien no haya inventado ya para una serie, un anuncio, un libro, una peli o un cuadro. Incluso algunos (¿muchos?) de esos modelos de mujer son reales, algunos de ellos porque las mujeres, como los hombres, somos de muchas clases y las hay buenas y malas, pero también porque hemos sido bombardeadas durante siglos con muchos de esos modelos (aunque que en esta obra se llevan a la exageración, casi casi a la caricatura, y se contemplan desde su vertiente más negra) y al final tanta insistencia tiene su fruto y acabamos adoptando, consciente o inconscientemente algunos de esos modelos, claramente machistas a poco se juzguen con un espíritu crítico. El único mérito de Highsmith (como voz, desde mis punto de vista, que denuncia la misoginia que, sistemáticamente hemos vivido y seguimos viviendo) es ponerlos todos juntos, reunir una enorme cantidad de estos modelos y concentrarlos en 17 cuentos brutales.
Así que mi lectura es que hay misoginia de ida de vuelta: hay una misoginia representada, por cuanto Highsmith pinta a las mujeres con sus peores caras, como si realmente las odiara a muerte; pero hay una denuncia de la misoginia al concentrar tanto odio en semejante puñado de historias. No sé cuál sería la intención real de la autora. Quizá sí quiso poner el acento en cómo los hombres nos han visto o nos han querido ver o nos han representado o nos han forzado a ser a lo largo de los siglos. Tal vez, solo abrió los ojos, miró y escribió. O quizá ella viera a las mujeres de ese modo. O a lo mejor se cansó de tanta palabrería feminista y machista y esta fue su manera de cerrarles la boca. Quizá todo. Quizá nada. ¿Quién sabe?
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto 100 libros: 87/100
- Reto Mujeres únicas: 1/3
- Reto Genérico: 37 (1/2 relatos)/40
- Reto 12 meses, 12 libros: 10/12
- Reto Encuentra al personaje: 33/36
En una obra que retrata a tantísimos modelos de mujer no podía faltar una que se tiña el pelo, personaje exigido por el Reto Encuentra al Personaje. En realidad, hay varias, como esta que he encontrado en el cuento titulado "Un objeto de cama transportable":
Herb se llevó a la chica de Stanley, una estúpida rubia con el pelo artificialmente rizado. El rubio también era artificial, aunque un buen trabajo, observó Mildred, que era una experta en cuestiones de maquillaje y peinados.
Lo que he leído de ella me ha gustado así que no lo descarto.
ResponderEliminarUn beso.
Lo leí hace muchísimos años y recuerdo que me dejó impactada. Besos
ResponderEliminarPues aunque pinta muy bien e interesante, ahora mismo no tengo ganas de leer algo sobre la sociedad machista y misógena que tenemos, con estos estereotipos baratos y todas esas cosas que me sacan de quicio.. sé que la realidad es así, y que hay mujeres así, pero prefiero leer algo más feliz x)
ResponderEliminarun besito
Lo poquito que he leído de esta autora siempre me ha gustado mucho, así que tu recomendación de hoy, que no conocía, me la llevo anotada.
ResponderEliminarBesotes!!!
No leí nada de la autora y este no me llama mucho
ResponderEliminarHe leído hace poco El talento de Mr. Ripley, y me ha gustado mucho, así que me apunto este libro, creo que me va a pasar como a ti, y que me van a gustar y repeler al mismo tiempo cada uno de los relatos.
ResponderEliminarUn beso!
Lo leí hace muuuuuuucho y me encantó, y eso que no soy nada de relatos!! =)
ResponderEliminarEs lo único que he leído de la autora y repetiré con ella seguro.
Besotes