Solemos asociar el verano con lecturas más ligeras, que se lean fácilmente a la orilla de cualquier masa de agua. Pero si tienes tiempo y las condiciones adecuadas, el verano puede ser una buena ocasión para leer libros más exigentes, de los que te hacen pensar constantemente. Yo leí la República de Platón en una playa casi desierta de Lanzarote (y los alemanes que me vieron lo flipaban, claro), no te digo más...
Con ese espíritu hoy rescato la reseña de Ancia que publiqué en Anika entre Libros. Poemas fieramente humanos para reflexionar sobre cuestiones vitales de primera magnitud.
ANCIA (Edición 2009)
(Ancia, 1958) Blas de Otero Editorial Visor Libros Colección Visor de Poesía © Herederos de Blas de Otero © Visor Libros 1ª Edición, 1984 19º Edición, 2009 Prólogo de Dámaso Alonso Género y tags: Poesía, poesía de posguerra, poesía desarraigada, poesía existencial, intimismo, religión, poesía amorosa, literatura española. ISBN: 9788475220123 176 Páginas |
Ancia
recoge las primeras obras poéticas de Blas de Otero,
en las que vuelca su ira contra un Dios que no responde a las plegarias
del hombre, sus reflexiones sobre la muerte y el recuerdo de sus
primeros amores.
Opinión:
Si tuviéramos que aplicar un solo calificativo para caracterizar Ancia, éste sería “brutal”. Ancia
es capaz de despertar al lector, se ponerle en pie de guerra, de
abrirle los ojos… y lo hace a dentelladas, a mazazos, con toda la ira y
la frustración que en el hablante produce la incomunicación con Dios.
Es, pues, una obra tremendamente conmovedora, capaz de despertar
sentimientos encontrados, puesto que a los poemas en los que el poeta
arremete contra Dios y lucha contra él con uñas y dientes se unen las
suaves, dulces y sensoriales composiciones en las que reproduce
recuerdos y sentimientos amorosos.
Enlace a la publicación original en Anika entre Libros.
Dos son, pues, los temas principales de
la obra: el sentimiento amoroso y/o erótico y la radical soledad del ser
humano, la incomunicación con Dios, el dolor, la sensación de pérdida…
temas existencialistas tratados desde un punto de vista nihilista, en
los que el autor llega a decir que le da “grima” vivir.
La razón de la falta de sentido de la
vida humana está en Dios, en su silencio, en el trato que reserva a los
seres humanos (“deja ya de malmatarnos”, le increpa el poeta). Ante esta
indiferencia, el hablante se rebela y lucha con su mejor arma: la
palabra. Este combate da lugar a poemas desgarradores, en el que no sólo
reprocha a Dios su silencio, sino que llega a desear matarle, como él
mata a los hombres.
El nihilismo, la falta de comunicación
con Dios, la búsqueda infructuosa del sentido de la vida sitúan esta
obra en la llamada “poesía desarraigada” que se cultivó en España tras
la Guerra Civil. En ella, Otero
muestra una profunda preocupación por todo lo humano (humaniza sus
versos hasta el punto de que éstos caminan por la calle, se esconden,
dan la mano y hasta escupen, incluso están encarcelados, junto a otros
muchos hombres), una preocupación que derivará, en sus siguientes
libros, en la corriente social que protagonizó la poesía de la década de
los 50.
Además de esta vertiente nihilista y angustiada, Ancia
recoge composiciones en las que vierte sus recuerdos infantiles y sus
experiencias amorosas. Versos a veces dulces, a veces hasta humorísticos
y juguetones (la rima y el ritmo serán fundamentales para conseguir esa
alegría poética), casi siempre sensuales, llenos de sonoridad y
sensaciones (táctiles, olfativas, visuales, gustativas, auditivas…) pero
que, en ocasiones, también remiten a la soledad radical del ser humano:
el amor es el sostén del hombre, nos dice el poeta, pero a veces ni ese
sostén es suficiente para sujetar el peso que éste ha de soportar sobre
sus hombros. Amor y Dios sirven al poeta para buscar la trascendencia,
la supervivencia, el aliento para vivir.
El extraño título, Ancia, hace referencia a las dos obras que el poeta compila en este libro: Ángel fieramente humano (publicada en 1950) y Redoble de conciencia (que vio la luz en 1951). De la unión de las dos primeras letras del primer título y las tres últimas del segundo nace Ancia,
recopilación publicada en 1958, en la que el poeta varió el orden de
algunos de los poemas recogidos en los libros anteriores y sumó 48
nuevos.
Así pues, nos encontramos ante una obra
literaria magnífica, una de las más importantes de la poesía española,
reflejo de una determinada época histórica, política y social pero cuyo
contenido supera esa limitación temporal para convertirse en símbolo de
la lucha humana básica: la que enfrenta al hombre con su soledad. Nos seguimos leyendo.
Este año navego entre las exigentes y las menos exigentes, a mi también me parece un buen momento para leer cosas así, aunque llevo una semana en baja forma, todo se andará. Una reseña que es toda una invitación, la poesía pasa entre mis lagunas pero poquito a poco le voy poniendo remedio, a la lista. Besos
ResponderEliminarNo lo has podido definir mejor. Desgarradores son todos los poemas que componen este libro. Esta queja contra Dios constante, esa falta de esperanza... Grandes poemas. Y me recuerdas que tengo a este poeta un tanto olvidado los últimos años, que este poemario lo leí en tiempos de facultad. Y ya ha llovido...
ResponderEliminarBesotes!!!