Dice Umberto Eco:
“La moda cultural es tan esencial al proceso de la cultura que, a menudo, solo a través del reclamo de la moda recluta aquella sus líderes futuros” (Umberto Eco, La estrategia de la ilusión)
Sinceramente, no creo que Cincuenta sombras de Grey sea un fenómeno cultural, ni tan siquiera un fenómeno literario. Más bien creo que se trata de una moda editorial, que no es lo mismo. Pero bueno, el caso es que está de moda y una, que suele sucumbir a ella, atendiendo a su máxima de "habla solo de lo que conoces", ha caído.
Confieso que fue Eco el que me llevó directa a los brazos de E.L. James. El calor, las vacaciones escolares, la desidia veraniega no se llevan excesivamente con la reflexión semiótica y, aunque La estrategia de la ilusión es un libro ameno y relativamente fácil de leer, propone muchos temas muy interesantes sobre los que pensar. Y tengo el defecto de pensar en lo que leo. Así que el domingo por la noche, después de pasar el día con Eco, mi cerebro no daba para más, pero tenía ganas de seguir leyendo, así que sucumbí. Abrí Cincuenta sombras de Grey y empecé a leer.
A decir verdad, a los pocos minutos estuve a punto de dejarlo. Me parecía lento, flojo, intrascendente y no acababa de entender los motivos que movían a los personajes (y, para ser sinceros, tras acabar el primer libro, sigo en las mismas; habrá que esperar al final de la trilogía). A pesar de identificarme en ocasiones con Anastasia (Ana), la protagonista (su entrada triunfal en el despacho de Grey me recuerda a mi episodio con S.A.R. el príncipe Felipe: "a sus pies, alteza"... literalmente), no acababa de entrar en la historia. Si continué leyendo fue por pura curiosidad: curiosidad por saber de qué va este libro del que tanto se habla, curiosidad por saber si es para tanto, curiosidad por descubrir si es tan explícito como dicen (que lo es). Continué y me absorbió. Y continué y continué... hasta que acabé el libro el lunes por la noche. 544 páginas en menos de un día (el lunes por la mañana no pude leer ni palabra): sí que engancha.
Literariamente, no hay mucho que comentar: narración fluida, personajes que evolucionan a lo largo de la obra y que van desvelando (con cuentagotas) sus misterios (dejando las oportunas zonas oscuras para que te quedes con ganas de más, obviamente), una trama que avanza linealmente... vamos, sin complicaciones. Lo mejor (coincido con Jaci Alía, que ha elaborado la reseña para Anika entre Libros): los correos electrónicos que se envían Ana y Christian y las referencias a la humanizada conciencia y a la diosa interior de Ana. Son el contrapunto humorístico y sincero a la complicada relación que establecen los protagonistas y creo que cumplen muy bien la función de aligerar la sordidez de parte del relato y el erotismo del sexo explícitamente descrito. Y la conseguida ambigüedad de Christian Grey, personaje sobre el que cae el peso de la trama, por mucho que el narrador adopte el punto de vista de Ana (por cierto, también me ha gustado mucho el uso del presente: la narración en tiempo actual, en el momento en que están pasando las cosas, introduce al lector en el trama y permite compartir sentimientos con Ana, descubriendo las sombras de Grey en el mismo momento en que ella lo hace y viviendo sus decisiones a tiempo real). Christian es el gran misterio por resolver, el leitmotiv de la novela, el elemento principal del argumento.
Él es el que introduce a Ana (y a nosotros con ella) en el mundo de sado y el universo del amo y la sumisa, el aspecto más polémico de la obra, el que más ampollas ha levantado. Y a mí es el que más me ha dado que pensar. Porque la obra reproduce (al menos, hasta el momento; sólo he leído el primer tomo) algunos de los clichés más típicos y manidos de la cultura patriarcal: el hombre controlador y la mujer sumisa (por mucho que Ana intente rebelarse en determinados momentos), el amor como salvación y transformación, el mito de la virginidad, el hombre rico empeñado en gastarse dinero en ti, la mujer inexperta sexualmente a la que un hombre experimentadísimo abre los ojos, etcétera. Pero también es verdad que te pone en la tesitura de pensar "¿y qué haría yo si estuviera en la piel de Ana?".
En definitiva, es un libro para pasar el rato, muy apropiado para el verano (aunque no para leer en el metro, como bien señala Pandora Rebato), del que no sabremos si, como decía Eco, abrirá caminos para la literatura futura o se quedará en una mera anécdota que, una vez pasado el temporal, caerá en el olvido. Porque lo cierto es que comentarios sí que ha suscitado, aunque no descarto que la polémica haya podido ser azuzada con fines comerciales. Habrá a quien las referencias al sado le escandalicen; sinceramente, a mí me escandaliza más la tolerancia o la indiferencia social hacia casos como el del Grey niño, cuyo pasado vamos conociendo poco a poco.
“-¿Por qué no te gusta que te toquen? –susurro, contemplando desde abajo sus ojos grises.-Porque estoy muy jodido, Anastasia. Tengo muchas más sombras que luces. Cincuenta sombras más.” (Cincuenta sombras de Grey. E. L. James)
Y, desde luego, no me escandaliza un libro explícitamente sexual enfocado al público lector femenino (esa etiqueta de "porno para mamás" que le han colgado al libro): no es el primero que lo hace (no es que yo haya leído mucha novela erótica o romántica, pero ahí está Rachel Green y su vicario para demostrar que tiene sus seguidoras) y hace tiempo ya que las mujeres nos quitamos la represión sexual de encima.
Pero lo cierto es que el libro está dando que hablar. En la web oficial de la trilogía hay mucha información y enlaces a diferentes artículos y en Divagando entre lineas, una completísima reseña, además de un sorteo del primer libro. Por haber, hasta hay una universidad que ha esbozado un retrato de Christian, atendido a las descripciones de la autora en la novela. No digo que no, pero como la imaginación es libre y cada uno tenemos la nuestra, yo le veo más como al vampiro Eric Northman, pero sin colmillos.
Espero comentarios sobre el libro.
Nos seguimos leyendo.
Ficha técnica:
Título: Cincuenta sombras de Grey (Fifty Shades of Grey)Autor: E. L. JamesEditorial: Grijalbo Género: novela, romántica, erótica Páginas: 544Publicación Junio 2012 ISBN: 9788425348839
Coincido en lo de los correos que se intercambian Ana y Grey, pero no en lo de la diosa interior. Sinceramente, me han cansando las referencias a esa supuesta diosa. Creo que hay demasiadas. Por otro lado, tampoco creo que la relación sea tan desigual. Ana cede en algunas cosas, pero Christian también cede en otras. Siendo sincera, creo que yo, como ana, caería rendida a los pies del señor Grey, para qué vamos a negarlo.
ResponderEliminarUn beso
Coincido en lo de los correos y en lo de la diosa interior. Es lo mejor del libro,típica de lectura de verano a la que le sobrarían de las 544 páginas unas 250. Es una pena q no se centre más en las personalidades de los personajes cuando surgen conflictos,dudas... Porque en principio parece que tienen mucho potencial.Y es una pena que todo acabe igual, en la cama. Aunque bueno no nos vamos a engaňar, no estamos leyendo a un premio nobel que pretende remover conciencias con su pluma. Por otra parte, sí es explícito, tanto q sí como dice Pandora no es para leer en el metro. Pero eso sí, todo lleno de tópicos y un tono subyacente de pretty woman que tratará de salvar a su particular edward lewis q desmonta empresas, es arrebatador,amante de lo bueno y q está jodido muy jodido.Me encanta christian Grey En definitiva, a mi me ha gustado,me ha entretenido y enganchado a pesar de faltarle un hervor. También me he dejado llevar por el marketing.
ResponderEliminarYa estoy con el segundo y me parece ligeramente diferente, al menos hasta la mitad, que es por donde voy. El recurso a la intriga creo que intenta darle un toque más literario, aunque también es cierto que es una herramienta para sostener el argumento y que no se desmaye, aburrido entre tanto sexo y tanta duda adolescente. Es una percha para mantener al lector en la novela.
ResponderEliminarConfirmo que me da más miedo el pasado de Grey y sus efectos que el sexo duro consentido, a pesar de las secuelas.
Y de lo que empiezo a estar harta es de la repetición constante de los verbos embeber y reseguir. Además, este último ni siquiera creo que esté bien utilizado. Según la Real Academia, reseguir significa "quitar a los filos de las espadas las ondas, resaltos o torceduras, dejándolos en línea seguida"... No le veo la aplicación a la novela ni en sentido metafórico.
¡Seguiremos informando!
PD: Gracias por vuestros comentarios :)
Bufff... Un bodrio de libros, lectura para pasar el rato y no analizar. Personajes planos, un argumento más que previsible, una protagonista que pasa de ser virgen a la espera del príncipe azul a dejarse azotar y a hacer un blowjob perfecto a la primera... y él, tan atormentado, tan mal definido, tan justificado el que la coarte, la humille... Una mala trilogía con un buen márketing, nada más.
ResponderEliminarEso sí, al menos te alegra los bajos, jajajaja!!!
Hola. Acabo de conocer tu blog y por aquí me quedaré. Decirte que este libro conseguí terminarlo (que no es poco), pero no he encontrado las ganas de continuar con los dos siguientes. Muchas cosas me hartaron literariamente hablando: las continuas repeticiones, el estilo de la autora.
ResponderEliminarEn fin, como tú dices, un libro para pasar el rato...
Besos
Hola, Marian, bienvenida!!!
EliminarPara mí lo peor es la moda a la que ha dado lugar, moda que está haciendo que se publiquen libros malísimos siguiendo la estela de Grey. Los leo por curiosidad (y alguno ni siquiera lo he terminado) pero no los reseño porque no sabría ni qué decir.
Besos