Situación:
Ayer por la tarde fuimos a buscarla después de pasar dos días en casa
de su abuela. Montamos en el coche y cuando vamos a arrancar, suena un
pitido: nos hemos dejado la puerta de Lucía abierta. Mi chico se baja,
la cierra, vuelve a subir y...
Lucía: Papi, te he echado mucho de menos pero... deberías pensar más en lo que haces.
Moraleja: Al final va a resultar que escucha cuando le repito las cosas una y otra vez.
Situación 2: Esta mañana. Lucía tiene obsesión por las faldas y los vestidos (y los “zapatos de tacón”, como llama ellos a los planos que tienen un pequeño reborde por tacón). Así que...
Nos seguimos leyendo.
Situación 2: Esta mañana. Lucía tiene obsesión por las faldas y los vestidos (y los “zapatos de tacón”, como llama ellos a los planos que tienen un pequeño reborde por tacón). Así que...
Yo: ¿Qué quieres ponerte para ir a comprar el pan con papá?
Lucía: Vestido. (siempre responde lo mismo)
Yo: ¿Qué vestido?
Yo: ¿Qué vestido?
Lucía: El que se me suben todas las hormigas.
Yo: ¿Cuáaal???
Yo: ¿Cuáaal???
Lucía: El amarillo.
Moraleja: Los niños tienen memoria y una capacidad simple para decir las cosas.
Estos peques de hoy son así, no en pocas ocasiones te dejan perpleja.
ResponderEliminarCuando presencio situaciones así siempre me pregunto:
Nosotros eramos así y no lo recordamos????
Habrá que investigarlo....
Un besote :)
Estoy convencida de que éramos así. Creo que crecer y madurar tienen esos efectos secundarios: se pierde frescura, inocencia... e ingenio! jajajajaj
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