Título: La maravillosa granja de McBroom
Autor: Sid Fleischman
Ilustrador: Quentin Blake
Editorial: Alfaguara
Género: LIJ
Páginas: 90
Publicación: 1983
ISBN: 9788420448855
"Se han contado tantas rematadas tonterías sobre la maravillosa granja de media hectárea de McBroom que lo mejor es que aclare yo mismo este asunto. Yo soy McBroom. En seguida os explicaré lo de las sandías." Así arranca este disparatado libro, con este más disparatado personaje socarrón y pintoresco sobre el que nunca sobrevuela (siquiera) el pesimismo.
Este es uno de los libros que leímos en los clubes de lectura infantiles de Azuqueca durante el curso pasado. Concretamente lo leí con dos grupos: el de 7-8 años y el de 9-10 años. Y a los dos les encantó. Y, la verdad, lo entiendo a la perfección: es un libro super divertido, ágil, lleno de aventuras y que les llama mucho la atención con los toques absurdos que incluye.
Porque esa es una de las bazas de esta obra: un humor que roza el absurdo y que sorprende al tiempo que te hace reír. Fleischman utiliza muchísimo el recurso a las exageraciones para conseguir ese humor, lo que encanta a los niños. Y es que tiene golpes francamente divertidos, como ese día en el que hizo tanto calor que todas las mazorcas de maíz explotaron llenando la granja de palomitas.
Pero estas exageraciones, permiten dos cosas que a mí me han dado mucho juego en los clubes: por un lado, abren la puerta a la creación, a la imaginación, a la capacidad de ver más allá de realidad. Así, hemos creado exageraciones parecidas a las del autor pero también hemos jugado a algo tan divertido como los tantanes: era un hombre tan tan tan pequeño que se sentaba en una moneda y le colgaba los pies. Este ejercicio (que gusta por la parte de diversión que supone) también les permite ir acercándose al mundo de la metáfora, poniendo en relación dos realidades que tienen algo en común o a las que se les busca algo en común. Un ejercicio de creatividad fabuloso para los niños.
Pero, además, las exageraciones de McBroom nos han permitido reflexionar sobre la verdad y la mentira y sobre esas ocasiones en las que adornamos tanto algo que nos ha ocurrido de verdad que, al final, parece mentira. Muy interesante todo lo que dijeron los niños sobre el tema, la verdad.
A la agilidad, el juego y la diversión de la obra se le suman las ilustraciones de uno de mis dibujantes favoritos: Quentin Blake. Sencillas, casi esquemáticas, sin color pero tan llenas de matices y tan ligadas al texto que suponen una ventana abierta que te permite entrar en la granja de McBroom como si fueras uno de sus hijos.
En definitiva, una obra muy muy recomendable con la que se puede disfrutar de la lectura y mucho más.
Nos seguimos leyendo.
Porque esa es una de las bazas de esta obra: un humor que roza el absurdo y que sorprende al tiempo que te hace reír. Fleischman utiliza muchísimo el recurso a las exageraciones para conseguir ese humor, lo que encanta a los niños. Y es que tiene golpes francamente divertidos, como ese día en el que hizo tanto calor que todas las mazorcas de maíz explotaron llenando la granja de palomitas.
Pero estas exageraciones, permiten dos cosas que a mí me han dado mucho juego en los clubes: por un lado, abren la puerta a la creación, a la imaginación, a la capacidad de ver más allá de realidad. Así, hemos creado exageraciones parecidas a las del autor pero también hemos jugado a algo tan divertido como los tantanes: era un hombre tan tan tan pequeño que se sentaba en una moneda y le colgaba los pies. Este ejercicio (que gusta por la parte de diversión que supone) también les permite ir acercándose al mundo de la metáfora, poniendo en relación dos realidades que tienen algo en común o a las que se les busca algo en común. Un ejercicio de creatividad fabuloso para los niños.
Pero, además, las exageraciones de McBroom nos han permitido reflexionar sobre la verdad y la mentira y sobre esas ocasiones en las que adornamos tanto algo que nos ha ocurrido de verdad que, al final, parece mentira. Muy interesante todo lo que dijeron los niños sobre el tema, la verdad.
A la agilidad, el juego y la diversión de la obra se le suman las ilustraciones de uno de mis dibujantes favoritos: Quentin Blake. Sencillas, casi esquemáticas, sin color pero tan llenas de matices y tan ligadas al texto que suponen una ventana abierta que te permite entrar en la granja de McBroom como si fueras uno de sus hijos.
En definitiva, una obra muy muy recomendable con la que se puede disfrutar de la lectura y mucho más.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto 100 libros: 40/100
- Reto Olvidados: 13
Se ve genial! Si me has picado hasta para leerlo yo...
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Que chulo! Este me gusta hasta para mí, me pierde ese tipo de humor y los tipos socarrones :-))) Bss
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