Título: Boy (relatos de la infancia)
Autor: Roald Dahl
Editorial: Alfaguara
Género: LIJ
Páginas: 240
Publicación: 2005 (29ª edición)
ISBN: 84-204-6575-5
Boy es el relato de su infancia. Momentos familiares maravillosos se mezclan con otros más tristes, y aventuras llenas de peligro siguen a otras desternillantes. La pérdida de su padre y su hermana, el gran complot de los ratones, las vacaciones en una remota isla, los castigos en el colegio y el paseo que casi le cuesta la nariz son sólo algunos de los inolvidables episodios de este libro lleno de aventuras.
Este verano he coordinado varios clubes de lectura infantiles y juveniles en la Biblioteca de Azuqueca y en dos de ellos hemos leído este libro. Un libro en el que Roald Dahl (autor de obras tan maravillosas como Matilda, Charlie y la fábrica de chocolate, Las brujas o James y el melocotón gigante) cuenta los primeros años de su vida, esos en los que es niño y joven. Él mismo dice en el prólogo que no se trata de una autobiografía, que eso es mucho más serio de lo que él pretende pero lo cierto es que, con más o menos seriedad, el autor va desgranando sus recuerdos de la época que transcurrió entre 1916 (año de su nacimiento) y 1936 (momento en el que viaja a África por motivos de trabajo y, de algún modo, cierra tu etapa de formación).
Me ha gustado mucho cómo los niños han leído la vida de un escritor que conocían por sus obras o, al menos, por la adaptación al cine de algunas de sus obras. En la reuniones, hemos hablado (y mucho) de las travesuras del niño Dahl (y no son pocas las que cuenta en Boy) pero también he notado su dolor y su emoción en algunos de los pasajes más duros de la obra.
Pasajes duros como la narración de cómo su padre perdió un brazo (aunque no hizo más que aumentar su coraje, su fuerza vital y su imaginación), de la pérdida de este, tras fallecer una de sus hermanas (tía de Dahl) y, sobre todo, cada vez que el pobre Roald niño se llevaba una buena azotaina tras una de sus travesuras. Estos episodios están narrados con fuerza y naturalidad en la obra y, al final, el autor incluye una pequeña reflexión sobre las consecuencias que ha tenido para él haber sido educado en un sistema que no solo permitía el castigo físico, sino que lo alentaba. Ha sido muy interesante hablar de este tema con los chicos, acostumbrados a un sistema totalmente diferente, y me ha llamado mucho la atención su capacidad para empatizar con el escritor.
Una empatía que se ha mantenido en lo bueno y en lo malo, en las azotinas y las enfermedades pero también en las travesuras y los momentos felices que también se recogen en la obra. Creo que buena parte de esa empatía la genera la narración (magnífica, sencilla y con un pulso extraordinario) de tales aventuras pero, también, la inclusión de numerosas fotografías en blanco y negro del Dahl niño y jovencito, así como de su familia.
Una serie de imágenes que se completan con las escuetas ilustraciones y que nos hablan de una de las aficiones más importantes de Dahl: la fotografía. También ha sido divertido leer los rudimentos, utensilios y, sobre todo, el tiempo y la precisión que necesitaba la fotografía en aquella época y compararla con cómo hacemos ahora fotos.
En definitiva, Dahl nos regala un pedazo de su propia vida y lo hace en un envoltorio de palabras tan maravilloso como siempre. Una vida con sus luces y sus sombras, muy centrada, en este caso, en los años escolares y llena de aventuras. El autor nos ofrece un relato ameno y divertido en ocasiones en el que deja constancia de algunas de sus pasiones. Y en el que, a poco que ates cabos, puedes encontrar la fuente de inspiración de algunas de sus grandes obras.
Nos seguimos leyendo.
Me ha gustado mucho cómo los niños han leído la vida de un escritor que conocían por sus obras o, al menos, por la adaptación al cine de algunas de sus obras. En la reuniones, hemos hablado (y mucho) de las travesuras del niño Dahl (y no son pocas las que cuenta en Boy) pero también he notado su dolor y su emoción en algunos de los pasajes más duros de la obra.
Pasajes duros como la narración de cómo su padre perdió un brazo (aunque no hizo más que aumentar su coraje, su fuerza vital y su imaginación), de la pérdida de este, tras fallecer una de sus hermanas (tía de Dahl) y, sobre todo, cada vez que el pobre Roald niño se llevaba una buena azotaina tras una de sus travesuras. Estos episodios están narrados con fuerza y naturalidad en la obra y, al final, el autor incluye una pequeña reflexión sobre las consecuencias que ha tenido para él haber sido educado en un sistema que no solo permitía el castigo físico, sino que lo alentaba. Ha sido muy interesante hablar de este tema con los chicos, acostumbrados a un sistema totalmente diferente, y me ha llamado mucho la atención su capacidad para empatizar con el escritor.
Una empatía que se ha mantenido en lo bueno y en lo malo, en las azotinas y las enfermedades pero también en las travesuras y los momentos felices que también se recogen en la obra. Creo que buena parte de esa empatía la genera la narración (magnífica, sencilla y con un pulso extraordinario) de tales aventuras pero, también, la inclusión de numerosas fotografías en blanco y negro del Dahl niño y jovencito, así como de su familia.
Una serie de imágenes que se completan con las escuetas ilustraciones y que nos hablan de una de las aficiones más importantes de Dahl: la fotografía. También ha sido divertido leer los rudimentos, utensilios y, sobre todo, el tiempo y la precisión que necesitaba la fotografía en aquella época y compararla con cómo hacemos ahora fotos.
En definitiva, Dahl nos regala un pedazo de su propia vida y lo hace en un envoltorio de palabras tan maravilloso como siempre. Una vida con sus luces y sus sombras, muy centrada, en este caso, en los años escolares y llena de aventuras. El autor nos ofrece un relato ameno y divertido en ocasiones en el que deja constancia de algunas de sus pasiones. Y en el que, a poco que ates cabos, puedes encontrar la fuente de inspiración de algunas de sus grandes obras.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto Libros Olvidados: 6
No conocía el libro pero la verdad es que parece interesante. Un beso! :)
ResponderEliminarMe lo apunto! Muy buena recomendación!!
ResponderEliminarUn saludo
No me llama demasiado, de momento no creo que me anime
ResponderEliminarun besote
Me lo apunto, me lo apunto!
ResponderEliminarBesotes!!!
Me gustó mucho este libro que leí después de Matilda y creo que alguno más. Fueron libros que me descubrieron al autor y me quedé prendada de él. Besos.
ResponderEliminarun libro que a mi me gustó mucho, pero ahora he disfrutado más leyendo lo que ha ocasionado en los jóvenes lectores ¡que bien! que empatizaron y conocieron al autor de obras que ya conocían por el cine o lecturas previas.
ResponderEliminarUn beso,
Ale.