Título: Los cuerpos extraños
Autor: Lorenzo Silva
Editorial: Destino
Género: novela policíaca
Páginas: 352
Publicación: 3/6/2014
ISBN: 978-84-233-4829-9
Mientras pasa el fin de semana en familia, el brigada Bevilacqua recibe el aviso de que el cadáver de la alcaldesa de una localidad levantina, cuya desaparición había sido previamente denunciada por el marido, ha sido hallado por unos turistas en la playa. Para cuando Bevilacqua y su equipo llegan y se hacen cargo de la investigación, el juez ya ha levantado el cadáver, las primeras disposiciones están tomadas y se está preparando el funeral. El lugar es un avispero en el que se desatan todo tipo de rumores sobre la víctima, una joven promesa que venía a romper con los modos y corruptelas de los viejos mandarines del partido y que apostaba por renovar el modo de hacer política. Además, el descubrimiento de su agitada vida sexual, que puede calificarse de todo menos insípida, arroja sobre el caso una luz perturbadora. Pero no hay mucho tiempo para indagar y en esta ocasión Bevilacqua y Chamorro deben apresurar una hipótesis en un fuego de intereses cruzados, en el que la causa de la joven política es también la causa de la integridad personal, de la que el país entero parece haberse apeado.
Si algo me gusta de la saga protagonizada por Bevilacqua y Chamorro es su capacidad para mantenerse pegada a la actualidad. Una actualidad más o menos remota pero siempre reciente y a la que, en este caso, casi casi adelanta: la trama relacionada con una alcaldesa asesinada recuerda muchísimo (al menos en su planteamiento, no tanto en su móvil) al asesinato de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, aunque este se produjo solo un mes antes de que la novela de Silva saliera a la luz, o sea que la ficción va por delante de la realidad, atendiendo a los plazos de escritura y publicación. Pero tampoco hemos de llevarnos las manos a la cabeza: ya comenté en la reseña de El alquimista impaciente que mucho de lo que ocurría en aquel entonces está estrechamente conectado con lo que ha sucedido en los últimos años. Creo que esto se debe a la manera de entender la sociedad y de analizar los movimientos y sucesos que van teniendo lugar en ella de Silva. Aguda y certera, sin duda.
Silva nos presenta en esta octava entrega de la saga (si incluimos en la cuenta el volumen de cuentos, que yo aún tengo por leer, por cierto) una trama criminal que se mantiene muy pegada a la realidad española del momento y que, por lo tanto, sirve para analizar muchas de las cosas que están ocurriendo en España. Pero (y no sé si es una sensación mía, porque he leído el libro para el club de lectura de Azuqueca, lo que supone una lectura más espaciada de lo que a mí me gusta hacer) creo que, en este caso, el análisis se queda un poco corto. A lo largo de la novela he tenido la sensación de que Bevilacqua no nos regalaba tantas reflexiones como en otras entregas. Es como si los hechos hablaran por sí solos o como si Silva quisiera que, en esta ocasión, el lector sacara sus propias conclusiones, teniendo en cuenta no solo el argumento de la novela sino también toooodas las noticias que llevamos recibiendo durante los últimos años.
La investigación, además, transcurre aquí de forma bastante plácida, sin demasiados giros, aunque sí con alguna sorpresa, y las pistas ofrecidas van conduciendo satisfactoriamente a una resolución que cierra bien la historia, creo yo. A esa investigación hay que sumar, además, la trama transversal que recorre la saga, relacionada con los asuntos personales de Vila y de Chamorro, trama transversal que, en este caso, tiene que ver con los corazones de ambos (aunque por separado, no se me vaya a alarmar nadie) y con un mazazo para Chamorro al que (y es, por supuesto, mi opinión) se le podía haber sacado más jugo. No sé si Silva tiene intención de recuperarlo en próximas entregas, pero he echado de menos algo de más de profundidad en un tema que me parece muy interesante y que me hubiera gustado analizar un poquito más en la figura de Chamorro y sus circunstancias vitales.
En definitiva, volvemos a encontrarnos con el maravilloso estilo de Silva, su preocupación por la sociedad en la que vivimos y dos de sus personajes más queridos (por mí, desde luego que sí) en una historia muy actual e interesante a la que, creo, se le podía haber sacado algo más de jugo.
Nos seguimos leyendo.
Silva nos presenta en esta octava entrega de la saga (si incluimos en la cuenta el volumen de cuentos, que yo aún tengo por leer, por cierto) una trama criminal que se mantiene muy pegada a la realidad española del momento y que, por lo tanto, sirve para analizar muchas de las cosas que están ocurriendo en España. Pero (y no sé si es una sensación mía, porque he leído el libro para el club de lectura de Azuqueca, lo que supone una lectura más espaciada de lo que a mí me gusta hacer) creo que, en este caso, el análisis se queda un poco corto. A lo largo de la novela he tenido la sensación de que Bevilacqua no nos regalaba tantas reflexiones como en otras entregas. Es como si los hechos hablaran por sí solos o como si Silva quisiera que, en esta ocasión, el lector sacara sus propias conclusiones, teniendo en cuenta no solo el argumento de la novela sino también toooodas las noticias que llevamos recibiendo durante los últimos años.
La investigación, además, transcurre aquí de forma bastante plácida, sin demasiados giros, aunque sí con alguna sorpresa, y las pistas ofrecidas van conduciendo satisfactoriamente a una resolución que cierra bien la historia, creo yo. A esa investigación hay que sumar, además, la trama transversal que recorre la saga, relacionada con los asuntos personales de Vila y de Chamorro, trama transversal que, en este caso, tiene que ver con los corazones de ambos (aunque por separado, no se me vaya a alarmar nadie) y con un mazazo para Chamorro al que (y es, por supuesto, mi opinión) se le podía haber sacado más jugo. No sé si Silva tiene intención de recuperarlo en próximas entregas, pero he echado de menos algo de más de profundidad en un tema que me parece muy interesante y que me hubiera gustado analizar un poquito más en la figura de Chamorro y sus circunstancias vitales.
En definitiva, volvemos a encontrarnos con el maravilloso estilo de Silva, su preocupación por la sociedad en la que vivimos y dos de sus personajes más queridos (por mí, desde luego que sí) en una historia muy actual e interesante a la que, creo, se le podía haber sacado algo más de jugo.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto Genérico: 6 (2/5 misterio)/40
- Reto 25 españoles: 6/25
Otras reseñas de la saga:
- El lejano país de los estanques (Bevilacqua y Chamorro 1)
- El alquimista impaciente (Bevilacqua y Chamorro 2)
- La niebla y la doncella (Bevilacqua y Chamorro 3)
- La reina sin espejo (Bevilacqua y Chamorro 4)
- La estrategia del agua (Bevilacqua y Chamorro 5)
- La marca del meridiano (Bevilacqua y Chamorro 6)
Es el único que me falta por leer pero ya lo tengo en casa esperando impaciente su turno
ResponderEliminarBesos
Yo disfruté de su lectura, me gusta Silva y la mordacidad y crítica actual a través de sus libros. Besos
ResponderEliminarA mi lo que más me gusta de Silva es su análisis de la sociedad y Bevilacqua y Chamorro son los mejores instrumentos para transmitirla, aunque en este caso parece que prefieran hacer mutis por el foro y que seamos nosotros quienes a la vista de los hechos saquemos nuestras propias conclusiones.
ResponderEliminarUn beso.
Una saga con la que tengo que seguir, así que este libro caerá.
ResponderEliminarBesotes!!!
lo tengo pendiente para otro día de la yincana :)
ResponderEliminarun beesito
Voy por el segundo todavía!
ResponderEliminarBesotes
Solo leí el primero!!! Tengo que ponerme las pilas con este autor!
ResponderEliminarLeí hace poco La reina sin espejo y me gustó mucho. Espero leer algo más de este autor pronto =)
ResponderEliminarYo no he leído ningún libro de este autor pero me apetece estrenarme con esta serie.
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