lunes, 24 de junio de 2013

"El lector de Julio Verne", de Almudena Grandes: enseñando el difícil camino hacia uno mismo











Ficha técnica:


Título: El lector de Julio Verne                                   Autora: Almudena Grandes                                              Editorial: Círculo de lectores                                        Género: novela, novela histórica, novela de aprendizaje Páginas: 360
Publicación:  2012      ISBN: 9788467249651

Sinopsis (página del autor):


  Almudena Grandes nos brinda la segunda entrega de los «Episodios de una guerra interminable». Esta es la historia del pequeño Nino, hijo de guardia civil, de Cencerro, de los guerrilleros y de la batalla que se libran en la Sierra Sur de Jaén.
   Verano de 1947, Sierra Sur de Jaén. Las paredes de la casa cuartel de Fuensanta de Martos son quizá demasiado delgadas: una noche en la que Nino, un chaval de nueve años hijo de un guardia civil, no puede dormir, la preocupación de su padre llega a sus oídos... Dice que Nino no dará la talla para ser guardia civil, así que lo mejor es que estudie mecanografía. Antes de escuchar esas palabras, Nino tiene muy claro que de mayor no quiere vivir en una casa cuartel, ni quiere darle miedo a la gente ni saber que escupen al suelo en cuanto se da la vuelta... El muchacho preferiría parecerse a Pepe el Portugués, el forastero misterioso y fascinante que acaba de instalarse en un molino apartado. Nino comenzará a recibir clases de mecanografía en el cortijo de las Rubias, donde una familia de mujeres solas, viudas y huérfanas, resiste en la frontera entre el monte y el llano. Mientras descubre un mundo nuevo gracias a las novelas de aventuras, Nino comprende una verdad que nadie había querido contarle... En la Sierra Sur se está librando una guerra, pero los enemigos de su padre no son los suyos. Después de ese verano, Nino mirará a los guerrilleros liderados por Cencerro con otros ojos.
   ¿Te ha pasado alguna vez que empiezas a leer un libro y es como volver a casa? ¿Que las palabras te acogen y te arropan, como si fueran una cálida manta, y el ritmo de la narración se acopla al de tu corazón y todo fluye, todo es cómodo, todo va bien? A mí me pasa con varios autores, entre los que cuento a Almudena Grandes. Aprecio su evolución literaria y el giro que le dio al tema y al compromiso de sus obras después de Los aires difíciles... pero volver a ella es siempre como regresar a casa, a un lugar conocido donde sabes que te van a tratar con respeto, donde no van a menospreciar tu inteligencia, donde no te van a decir lo que tienes que pensar, aunque sí intenten abrirte los ojos ante cierta parte de la realidad menos conocida o escondida o, directamente, manipulada.
   Inés y la alegría cayó en mis manos en mala época para mí. Acaba de quedarme en paro, volvía a estudiar, tenía una niña pequeña... lo empecé pero conecté. No era nuestro momento. Así que tenía una espinita clavada, una gran incertidumbre: ¿y si Almudena Grandes había dejado de gustarme? ¡Pánico! No podía ser. No podía ocurrir que, de repente, mi escritora favorita de todos los tiempos del mundo mundial y yo no conectáramos. Dejé pasar el tiempo y retomé algunas de las obras anteriores de la autora en las que, por supuesto, sí hubo esa conexión. Así fue cómo descubrir una de las grandes cuentas pendientes que yo tenía con la autora: Las edades de Lulú. Publicó El lector de Julio Verne y, como continuaba esos Episodios de una guerra interminable tuve miedo de que me pasara lo mismo que con Inés. Lo compré (por supuesto, porque sabía que en un momento u otro lo leería) pero lo dejé aparcado en la estantería hasta que llegaran tiempos mejores. Y llegaron. El pasado 23 de abril (si es que hasta la fecha es significativa) pude conocer en persona a mi adorada Almudena y asistir a un encuentro con lectores en el que habló (y mucho) sobre El lector de Julio Verne. Y ahí cayeron todos mis muros, olvidé todas mis reticencias y recuperé a Almudena. Desde entonces, tenía muchas ganas de leerlo y, por fin, lo he hecho. Y... ¿qué te voy a decir? Que ha sido un auténtico placer.
    Me ha encantado conocer a ese Nino que ve que el mundo que ha conocido hasta ese momento comienza a tambalearse. Primero, porque empieza a darse cuenta de lo que realmente ocurre tras los muros de la casa cuartel en la que vive. Segundo, porque comienza a descubrir que lo que es no es lo que parece, que las creencias que uno muestra de cara a la galería no son siempre las que uno lleva en el corazón. Y tercero, porque a su vida llegan varios personajes (Pepe el Portugués, doña Elena, Elenita, las Rubias...) que transforman su forma de ser y, sobre todo, de pensar. Me ha encantado dar con Nino ese primer paso hacia su madurez y acompañarle en las decisiones que ha de tomar con sus nueve, diez u once años y que comenzarán a moldear su personalidad hasta convertirle en el hombre que llegará a ser.
    Por una parte, la novela indaga, como he dicho, en ese proceso de maduración personal, en ese momento de la vida en el que la infancia se nos empieza a quedar pequeña y nuestros sueños de ser mayor comienzan a colgarnos por el cuerpo como camisas demasiado grandes aún. Ese momento en el que hay que empezar a tomar decisiones, abrir los ojos, mirar y, sobre todo, ver de qué pasta está hecha el mundo y qué se esconde detrás de lo que nos quieren mostrar y de lo que nos ocultan.
    Pero Nino es un niño muy inteligente, así que ese despertar a la vida será también un despertar a la ideología, a la forma de entender el mundo, de elegir, de vivir. Y empezará a ver a las personas de otro modo, a rascar bajo la superficie, a alejarse de lo que dicen los demás para verlas desde su propia óptica, creando sus propios criterios para juzgar y valorar a quienes le rodean.
    Para recorrer un camino tan difícil, Nino contará con la ayuda de grandes personas que son espléndidos personajes literarios. Así, Pepe el Portugués será el primero que le abra los ojos a los trucos de la madurez (ese meter las camisas debajo del colchón para que no haya que plancharlas) y que le vaya mostrando que uno también puede cambiar de opinión sobre la marcha porque tú te has marcado un camino y la vida puede hacerte dar más vueltas de lo que esperabas para llegar a tu destino. O porque aunque los tíos como nosotros no se casan, a veces encuentras una buena mujer que te hace temblar el corazón y tu principio se desmorona. Y hay que saber afrontarlo, adaptarte y seguir disfrutándolo, sin olvidar quién eres o quién quieres ser.
   Y la vida de Nino le pone por delante a doña Elena y con ella aprenderá a amar los libros y las historias y los personajes y los lugares y los viajes en el tiempo que permite la literatura. 
    Con el telón de fondo que le proporciona una posguerra que prolonga una guerra interminable, Nino aprenderá que los buenos no siempre son los mejores y que hay malos que deben disfrazarse de malísimos para poder seguir haciendo el bien. Aprenderá que no todo es cómo nos cuentan y que a veces hay que tener valor para desmarcarse y hacer ver a la multitud que bailar sobre el cadáver de una persona no es humano, por muy bandolero que haya sido, o te hayan contado que ha sido. 
    Almudena Grandes nos sumerge en un mundo desconocido para muchos: para aquellos que, afortunadamente, no tuvimos que vivirlo en primera persona y para quienes solo han escuchado una versión, la oficial, y no se han dado cuenta de que toda versión única siempre oculta los matices y convierte las medias verdades en imposibles verdades absolutas. Grandes nos hace llorar y reír (¡ay, esos motes, alegría de la novela!) y disfrutar y sufrir y consumirnos en la rabia y nos abre los ojos y nos muestra la otra cara de la verdad para que, por lo menos, admitamos que puede ocurrir que otra verdad sea posible. Y, sobre todo, nos hace pensar. Y vivir. Y aprender. Y leer.
    Nos seguimos leyendo.

   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Desafío100 libros: 62/100
  • Reto Sumando: 24/2013
  • Reto 12 meses 12 libros: 6/12





9 comentarios:

  1. Tengo una deuda pendiente con esta autora. Tengo en casa varios libros suyos, entre ellos éste, y aún no los he leído. En el reto en femenino al que me apunté a principios de año lo incluí, así que de este año no pasa. Me ha encantado lo que cuentas, espero ser de tu misma opinión.
    Besos

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  2. A mi también me gusta mucho esta autora. Justo tengo pendientes los episodios familiares, no sé yo cuándo podrá llegarles el turno...
    Besos

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  3. Lo tengo pendiente, me encanta Almudena
    Besos

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  4. No leí nada de esta autora, pero parece que escribe bien.

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  5. Qué buenísima reseña has hecho! Y yo que aún no he comenzado a leer estos libros de Almudena. Y mira que me gusta la autora. A ver si me animo pronto.
    Besotes!!!

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  6. Me encanta esta autora!!
    Hace mil que no leo nada suyo, ya va siendo hora que retome =)

    Besotes

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  7. A mí también me encanta Almudena Grandes, pero aún tengo pendiente este y el de Inés.
    Espero leerlos pronto, porque sé que me van a gustar. Se nota mucho que lo has disfrutado!!

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  8. Buenas, me apunto el libro. No he leído nada de ella aún, pero la tengo pendiente.

    De paso comentarte que me gusta mucho tu blog. Te enlazo en el mío si no te importa, para seguirte más de cerca.

    Un saludo!

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  9. También soy un fan de Almudena Grandes y esta novela me gustó mucho más que Ines y la alegría, en la que los interludios que ponía en lahistoria le cortaban el ritmo

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