Ficha técnica:
Título: Sputnik, mi amor Autor: Haruki Murakami
Editorial: Tusquets Género: novela Páginas: 248Publicación: Septiembre 2002 ISBN: 978-84-8310-216-9
Sinopsis (editorial):
Sputnik, mi amor: Del mismo modo en que, en el viaje del satélite ruso Sputnik, la perra Laika giraba alrededor de la Tierra y dirigía su atónita mirada hacia el espacio infinito, en Tokio tres personajes se buscan desesperadamente intentando romper el eterno viaje circular de la soledad. El narrador, un joven profesor de primaria, está enamorado de Sumire; pero ella, quien se considera la última rebelde, tiene una única obsesión: ser novelista. Sumire conocerá a Myû, una mujer casada de mediana edad tan hermosa como enigmática, y juntas emprenderán un viaje por Europa tras el que nada volverá a ser igual.
Yo creo que cometemos un error grandísimo con los autores.
Grandísimo... pero, me da la impresión, inevitable: comparamos
unas obras con otras. Y las valoramos no como lo que son, sino como lo
que son respecto al resto de su obra. Quizá sea normal que sea así, pero
no me parece justo para las obras que salen peor paradas, sobre todo
porque nadie puede ser excelso en cada palabra que escribe. Porque la
propia trayectoria, el crecimiento del autor como escritor es un factor
determinante en su producción. Y a veces leemos obras anteriores después
de haber leído su última producción y nos decepciona. O todo lo
contrario: hemos leído la primera obra, la obra redonda, esa en la que
(como dice Annabel Pitcher) ha puesto todo lo que es como persona hasta
ese momento, y la segunda nos parece más floja, menos redonda, más
normal, menos excepcional.
Digo todo esto porque Sputnik, mi amor (aún habiéndome gustado) me ha parecido un boceto de 1Q84. De hecho, durante la lectura, he pensado en los personajes de Sputnik como si fueran los de 1Q84, tantas similitudes he visto entre ellos. Para empezar, los dos personajes masculinos de ambas obras son profesores. En Sputnik, la aspirante a escritora es ella, no él, como en 1Q84, aunque en esta última también está la tercera en discordia, Fukaeri, también es escritora (o, al menos, ha escrito una obra de calidad y con gran repercusión). Los dos protagonistas masculinos mantienen una relación con una mujer casada, su personalidad es muy similar, en ambas novelas se plantea la posibilidad de un segundo mundo en el que las cosas no son como en el nuestro... Todo ello y el estilo particular de Murakami han hecho que leyera Sputnik casi como si fuera una precuela de 1Q84.
Porque, además, todo el universo y la filosofía Murakami están presentes también en esta novela. El autor japonés retrata como nadie el vivir y el sentir de los seres solitarios, de los que tienen problemas para relacionarse, de los que no hacen de su vida social el eje de su existencia. Y vuelve a sumergirnos en las complejas sensaciones que produce el amor, el amor aquí platónico, no consumado, de ninguno de los personajes. Sumire, Myû y el narrador en primera persona buscan el amor y se buscan unos a otros, en un juego circular, una búsqueda sin tregua y sin resultado, tan simbólica y tan significativa. Tan como es la vida misma a veces. Buscan el amor y el amor les es esquivo, por diferentes motivos. Pero ellos sienten el amor no correspondido como amor que enriquecen y disfrutan de su mutua compañía, aunque la consumación sexual sea imposible.
Me encanta cómo Murakami retrata a estos personajes, cómo los moldea, qué pensamientos pone en su mente y qué palabras les hace decir. Y, en esta novela, me ha interesado de forma especial el personaje de Myû, la mujer del pelo blanco, la joven que se perdió en la noria, la que fue a otro mundo y no regresó completa. Su historia me ha fascinado y me ha hecho pensar en esas personas que viven la vida sin vivirla, sin sentirla, que se ponen la máscara cada día (o se tiñen el pelo de negro) para ocultar lo que son, porque no son nada. En este caso, Myû padeció un suceso extraño que truncó su vida, su inexistencia es fruto de un episodio que puede leerse (o al menos yo lo he hecho así) literalmente, como una pieza más del mágico, onírico y surrealista universo Murakami, o de forma metafórica, representando el desdoblamiento que un hecho trágico nos hace sentir a veces, cómo nos vemos desde fuera, como si quien padece esos hechos no somos nosotros, para reprimir el dolor, para que causa menos mella en nosotros. Y las taras y consecuencias que un hecho así puede dejar en la persona que lo sufre.
Y, como siempre, las referencias culturales de Murakami, tan presentes también en esta novela, sobre todo en lo que se refiere a la música. Una música que se va colando página a página, poniéndole banda sonora a un libro conmovedor, que cuenta muchas cosas, que pone sobre la mesa muchos temas, que susurra al oído del lector la verdad del ser humano: su búsqueda incansable de un compañero con quien decir adiós a la soledad que siempre produce vagar solo, como un satélite espacial, en la inmensidad del espacio.
Digo todo esto porque Sputnik, mi amor (aún habiéndome gustado) me ha parecido un boceto de 1Q84. De hecho, durante la lectura, he pensado en los personajes de Sputnik como si fueran los de 1Q84, tantas similitudes he visto entre ellos. Para empezar, los dos personajes masculinos de ambas obras son profesores. En Sputnik, la aspirante a escritora es ella, no él, como en 1Q84, aunque en esta última también está la tercera en discordia, Fukaeri, también es escritora (o, al menos, ha escrito una obra de calidad y con gran repercusión). Los dos protagonistas masculinos mantienen una relación con una mujer casada, su personalidad es muy similar, en ambas novelas se plantea la posibilidad de un segundo mundo en el que las cosas no son como en el nuestro... Todo ello y el estilo particular de Murakami han hecho que leyera Sputnik casi como si fuera una precuela de 1Q84.
Porque, además, todo el universo y la filosofía Murakami están presentes también en esta novela. El autor japonés retrata como nadie el vivir y el sentir de los seres solitarios, de los que tienen problemas para relacionarse, de los que no hacen de su vida social el eje de su existencia. Y vuelve a sumergirnos en las complejas sensaciones que produce el amor, el amor aquí platónico, no consumado, de ninguno de los personajes. Sumire, Myû y el narrador en primera persona buscan el amor y se buscan unos a otros, en un juego circular, una búsqueda sin tregua y sin resultado, tan simbólica y tan significativa. Tan como es la vida misma a veces. Buscan el amor y el amor les es esquivo, por diferentes motivos. Pero ellos sienten el amor no correspondido como amor que enriquecen y disfrutan de su mutua compañía, aunque la consumación sexual sea imposible.
Me encanta cómo Murakami retrata a estos personajes, cómo los moldea, qué pensamientos pone en su mente y qué palabras les hace decir. Y, en esta novela, me ha interesado de forma especial el personaje de Myû, la mujer del pelo blanco, la joven que se perdió en la noria, la que fue a otro mundo y no regresó completa. Su historia me ha fascinado y me ha hecho pensar en esas personas que viven la vida sin vivirla, sin sentirla, que se ponen la máscara cada día (o se tiñen el pelo de negro) para ocultar lo que son, porque no son nada. En este caso, Myû padeció un suceso extraño que truncó su vida, su inexistencia es fruto de un episodio que puede leerse (o al menos yo lo he hecho así) literalmente, como una pieza más del mágico, onírico y surrealista universo Murakami, o de forma metafórica, representando el desdoblamiento que un hecho trágico nos hace sentir a veces, cómo nos vemos desde fuera, como si quien padece esos hechos no somos nosotros, para reprimir el dolor, para que causa menos mella en nosotros. Y las taras y consecuencias que un hecho así puede dejar en la persona que lo sufre.
Y, como siempre, las referencias culturales de Murakami, tan presentes también en esta novela, sobre todo en lo que se refiere a la música. Una música que se va colando página a página, poniéndole banda sonora a un libro conmovedor, que cuenta muchas cosas, que pone sobre la mesa muchos temas, que susurra al oído del lector la verdad del ser humano: su búsqueda incansable de un compañero con quien decir adiós a la soledad que siempre produce vagar solo, como un satélite espacial, en la inmensidad del espacio.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto Haruki Murakami: 2/5
- Desafío100 libros: 55/100
- Reto Sumando: 16/2013
Tengo muchas ganas de leer algo de este autor, pero creo que empezare con 1Q84, besotes
ResponderEliminarTe confieso que aún no me he estrenado con Murakami. Por un lado me apetece mucho y por el otro me da mucho miedo que sea demasiado denso. Tengo esperándome After Dark desde hace meses pero no me decido...
ResponderEliminarBesos!
Tengo ganas de leer al autor pero a la vez, he leído tantas cosas que tengo ciertos reparos
ResponderEliminarBesos
Estoy de acuerdo con lo que dices al principio. SIn embargo, ésta es la primera y única novela del autor que he leído y así se quedar. Como comprenderás, no me gustó. La primera parte, mientras era "normal", vaya, sin parecerme ninguna maravilla, no me disgustó. Pero cuando se puso a desvariar, ya vi que no era lo mío. Y, por lo que me dijeron en Ciao, esa segunda parte es más representativa de Murakami que la primera
ResponderEliminarBesos
Me encantan los autores japoneses, he leído a Ichikawa y Kyoichi Katayama y me gusta la forma sentimental de contar sus historias, ahora estoy decidida a leer a Murakami gracias a la reseña que has preparado. Gracias por compartirla
ResponderEliminarUn saludo desde Lima
Es mi libro favorito de Murakami, tan onírico y tan sensible.
ResponderEliminarBesos
Será un error, pero Murakami me tira para atrás
ResponderEliminarNo he leído este libro. Mi favorito de él es 'Kafka en la orilla' y el más odiado 'Sauce ciego, mujer dormida'. Pero éste es de los que quiero leer. Y es tan verdad que ponderamos las lecturas... Como cuando a nosotros nos comparan con nuestros hermanos o nuestros amigos. Jode, pero la gente lo hace.
ResponderEliminarBesos
No me he animado aún con este autor. Me da algo de cosita. Pero voy a tener que superar mi temor y probar de una vez.
ResponderEliminarBesotes!!!
No he leído nada de este autor, pero me da que no es de los míos. Además siempre que me planteo empezar con uno de sus libros, me da pereza y eso es mal síntoma. Un beso.
ResponderEliminarNo he leído este libro, la verdad es que tengo a Murakami abandonado desde hace mucho tiempo pero va siendo hora que vuelva a cogerlo porque la verdad es que me gusta mucho su literatura.
ResponderEliminarQue magnífica reseña nos ofreces Lidia de esta novela del entrañable y siempre atractivo Haruki Murakami. Imposible dejar de leerla después de tu apetitoso análisis. Saludos y enhorabuena.
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