Ayer se celebró en Alcalá la
Noche en Blanco, una iniciativa que (me parece) no debería faltar en ninguna
ciudad considerada Patrimonio de la Humanidad o que haya adoptado la cultura
como bandera y seña de identidad. Es un día para abrir la ciudad a quienes la
habitan, para visitar (gratis) sus museos, monumentos y lugares de interés
turístico y patrimonial y para disfrutar, por supuesto, de numerosas
actuaciones y actividades musicales y artísticas en la calle, en cafeterías, en
auditorios… Vamos, que el programa es completísimo y de lo más variado.
La verdad es que sólo el hecho de
caminar por el centro de la ciudad ya me recordó lo impresionante que es
Alcalá, pero visitar lugares como el Centro de Interpretación del Burgo de Santiuste, en el que se cuenta y se muestra su historia desde la época
prerromana, me confirmaron la grandeza de esta ciudad milenaria.
Pasear por las ciudades me hace
pensar en su historia. ¿Cómo serían sus calles hace 100, 500... 1.000 años? ¿Existiría
ya está rincón? ¿Cómo serían las gentes que paseaban por aquí, como yo ahora?
¿Qué ha cambiado y qué sigue igual? Lugares como el Centro de Interpretación
del que acabo de hablar te dan una pequeña pista. Para empezar, recogiendo la
historia de su nombre. Hoy Alcalá es Alcalá de Henares pero a lo largo de los
años ha sido llamada de otras muchas maneras: Complutum (topónimo que le dieron
los romanos), Campo Laudable, Qal’at Abd
al Salam (obviamente, en la época musulmana), Burgo de Santiuste (en la Edad
Media), Alcalá de Santiuste, Alcalá de San Justo y Alcalá de Fenares son los
pasos que ha dado la ciudad hasta su actual Alcalá de Henares. Sólo el repaso
por estos nombres ya da muestra de la larga historia de la ciudad, de quienes
fueron sus habitantes, de las etapas y épocas que ha vivido y de las
transformaciones que los diferentes pueblos y culturas que la han morado han
provocado, transformaciones cuyas huellas encontramos hoy (en mayor o menor
medida, mejor o peor conservadas) en la ciudad actual. Y ése es uno de los
grandes tesoros de Alcalá.
No menos curioso es comprobar
cómo los diferentes pobladores eligieron lugares distintos para vivir, cómo
(dentro de la misma zona geográfica) unos se sintieron más atraídos por la
cercanía al río o por otras condiciones que se adaptasen más a sus forma de
vida. En el Centro hay un mapa muy significativo, que muestra cómo los romanos
eligieron una zona cercana al río que luego fue desplazada hacia lo que hoy es
el centro de la ciudad en la época medieval. Actualmente, de esa zona romana quedan
algunas ruinas del antiguo foro de Complutum y la casa de Hippolytus, en los
suburbios de la antigua ciudad. Como bien nos explicaron ayer, parte de los
materiales que le faltan a esas ruinas se han descubierto en otras zonas de la
ciudad, conformando las edificaciones que los moradores que siguieron a los
romanos construyeron en zonas diferentes.
La memoria de sus nombres o de
las zonas habitadas en las sucesivas épocas históricas es sólo un aperitivo
antes de conocer la Historia de la ciudad. El sacrificio de los Santos Niños
(Justo y Pastor, de ahí el nombre de Santiuste: San Justo, que viene de Sant
Yuste), el nacimiento de la Universidad, la labor del Cardenal Cisneros, la
publicación de la Biblia Políglota, la fundación del Instituto Cervantes, la
entrega anual del Premio Cervantes… son sólo algunos hitos históricos y
culturales de una ciudad en la que estudiaron grandes nombres de la literatura,
como Quevedo, Tirso de Molina, San Juan de la Cruz, Calderón de la Barca, Lope
de Vega o Jovellanos. Pero, sin duda
alguna, el gran literato de Alcalá es Cervantes, a quien la ciudad venera tal y
como merece, entre otras actividades, con la Semana Cervantina (en realidad,
casi mes cervantino) que este año tendrá lugar del 30 de septiembre al 27 de
octubre.
Por
cierto, que bien curiosa es también la historia de la Universidad de Alcalá,
universidad de gran prestigio durante el Siglo de Oro (como es fácil deducir de
la lista de estudiantes que acabo de esbozar) que llegó a competir con
Salamanca, pero que fue trasladada a Madrid en 1836 (de ahí la Universidad
Complutense). Sus edificios, en desuso tras este traslado, iban a ser
subastados. Pero los alcalaínos se opusieron a la pérdida de la universidad
cisneriana, constituyeron la Sociedad de Condueños y compraron el patrimonio
artístico-histórico-cultural de la ciudad.
En definitiva… que os invito a
conocer a Alcalá. Cualquier época del año es buena: en primavera, con sus
árboles y flores llenos de vida, con su festival de teatro “Clásicos en Alcalá”
(que ahora mismo se celebra) o con la entrega del premio Cervantes, cada 23 de
abril; en verano, donde las heladerías (ayer pude comprobar cuántas han nacido
en la Calle Mayor, por cierto, la que es considerada la calle porticada más
larga del mundo) refrescan la visita y época en la que se celebran sus fiestas
patronales, a finales de agosto; en otoño, con su paisaje melancólico y la
temperatura justa para disfrutar del paseo y, sobre todo, en octubre, mes en el
que se conmemora el nacimiento de Cervantes y se celebra un mercadillo medieval
que tiene fama de ser uno de los más grandes de España (de hecho, se extiende
por casi todo el centro histórico); y también en invierno, sobre todo en
Navidad, cuando las luces engalanan toda la ciudad, hasta los barrios más
alejados del centro. Y si los monumentos, las vistas, los paseos, la historia,
la literatura y la cultura no os han convencido, os ofrezco la última tentación:
su gastronomía, ruta de los mesones, feria de la tapa y jornada gastronómica
incluidas.
Nos seguimos leyendo.
Esta iniciativas me han gustado desde que las escuché por primera vez. Aunque debo decirte que aquí en Sevilla aún no se han animado ha realizarlas.
ResponderEliminarMe ha encantado tu paseo por Alcalá, una vez pasé por allí y me encantó lo que vi, espero que algún día pueda ir y verla mas detenidamente.
Espero que los exámenes te vayan bien, ánimo que ya pronto... las vacaciones, queda la recta final.
Un besote y Nos seguimos leyendo!!!
Yo viví también la experiencia de la Capitalidad Cultural Europea de Salamanca en 2002... y me parece que si ofreces un buen programa, la gente responde. El sábado, el centro de Alcalá hervía, se sentía que la ciudad estaba viva... y me parece que para eso está, que para eso están todos los recursos culturales y de ocio, no para quedarnos en el centro comercial todo el fin de semana. Sólo hay que echarle un poco de imaginación. Y estas iniciativas te permiten conocer cosas de tu ciudad que a lo mejor ni imaginabas.
ResponderEliminarYo conozco Sevilla porque tengo familia allí, pero la verdad es que hace mil años que no voy. Pero también me parece preciosa.
Ya sabes, Nieves: estás invitada a Alcalá y alrededores siempre que quieras ;).
Gracias por los ánimos. Por fin acabaron!!! Ahora, a esperar las notas jejejej.
Besetes!