Título: Deriva
Autor: Emilio Casado
Editorial: autopublicado
Género: novela, thriller
Páginas: 710
Publicación: 2015
El ministro de Economía ha sido asesinado a la salida de su hotel. Uno de los periódicos más importantes del país recibe el anónimo del justiciero que se apunta esta muerte, prometiendo un político muerto cada semana que pase sin que el gobierno enderece el rumbo. Las ejecuciones de cargos electos se entretejen con las reacciones oficiales y con el creciente nivel de crispación en las calles. Los ciudadanos han perdido la esperanza y viven en el pozo de la denuncia y de la queja continua. Todos menos uno. El Killer está seguro de haber dado con la solución: Su padre le regaló un rifle y él sabe cómo usarlo
No son pocos los autores que han utilizado la actual crisis económica (y social) para proponer cuestiones para la reflexión en novelas contextualizadas en estos años. Pienso, por ejemplo, en Caos absoluto, de Armando Rodera, novela que, además, tiene bastantes puntos en común con esta que ahora reseño y que incide, como la de Rodera, en una reacción violenta contra lo que está pasando.
Casado elige una narración coral para contarnos esta historia construida a base de muchos personajes. Hay algunos centrales, uno que podríamos considerar principal, El Killer, cuya voz oímos en primera persona, frente a la tercera persona omnisciente de los demás (aunque en determinados momentos, en algunos capítulos, ciertos personajes también nos hablan en primera persona). Y hay otros que son poco más que el decorado en el que todos ellos se mueven. Novela coral y polifónica, por tanto, que nos presenta una variedad de situaciones, de personalidades, de reacciones y de maneras de encarar los problemas derivados de la actual coyuntura social y económica.
Divido en cuatro partes de desigual duración, Casado explora la hipótesis de la reacción violenta contra lo que está ocurriendo (la corrupción, los recortes, la hipocresía de la clase política...) a través de una serie de personajes que, sin ser malos ni violentos, en un momento dado actúan contra lo aceptado socialmente. La impresión final es la de una sociedad demasiado complaciente, poco involucrada frente a un individuo que decide tomar las riendas de una revuelta contra los políticos, a los que cree responsables de esta situación.
El autor plantea la reflexión y permite que el lector vaya tejiendo sus propias conclusiones, argumentos y contraargumentos a la pregunta que plantea el subtítulo de la obra: ¿y si la violencia fuera el camino?
A pesar excelente planteamiento de base y a la acertada estructura de la novela, creo que le sobran algunas páginas (hay pasajes que se repiten, demasiadas explicaciones, en ocasiones) y algunos personajes o, por lo menos, muchos de los detalles que se nos da de personajes meramente testimoniales, lo que hace que el número de páginas sea considerable.
No obstante, el resultado final es una obra que se lee muy bien, a pesar de sus más de 700 páginas, escrita con un estilo ágil y directo (aunque tiene algunas erratas) y, lo más importante, capaz de plantear un buen puñado de reflexiones sobre por qué hemos llegado a dónde estamos y qué podemos hacer para salir de esta situación.
Nos seguimos leyendo.
Casado elige una narración coral para contarnos esta historia construida a base de muchos personajes. Hay algunos centrales, uno que podríamos considerar principal, El Killer, cuya voz oímos en primera persona, frente a la tercera persona omnisciente de los demás (aunque en determinados momentos, en algunos capítulos, ciertos personajes también nos hablan en primera persona). Y hay otros que son poco más que el decorado en el que todos ellos se mueven. Novela coral y polifónica, por tanto, que nos presenta una variedad de situaciones, de personalidades, de reacciones y de maneras de encarar los problemas derivados de la actual coyuntura social y económica.
Divido en cuatro partes de desigual duración, Casado explora la hipótesis de la reacción violenta contra lo que está ocurriendo (la corrupción, los recortes, la hipocresía de la clase política...) a través de una serie de personajes que, sin ser malos ni violentos, en un momento dado actúan contra lo aceptado socialmente. La impresión final es la de una sociedad demasiado complaciente, poco involucrada frente a un individuo que decide tomar las riendas de una revuelta contra los políticos, a los que cree responsables de esta situación.
El autor plantea la reflexión y permite que el lector vaya tejiendo sus propias conclusiones, argumentos y contraargumentos a la pregunta que plantea el subtítulo de la obra: ¿y si la violencia fuera el camino?
A pesar excelente planteamiento de base y a la acertada estructura de la novela, creo que le sobran algunas páginas (hay pasajes que se repiten, demasiadas explicaciones, en ocasiones) y algunos personajes o, por lo menos, muchos de los detalles que se nos da de personajes meramente testimoniales, lo que hace que el número de páginas sea considerable.
No obstante, el resultado final es una obra que se lee muy bien, a pesar de sus más de 700 páginas, escrita con un estilo ágil y directo (aunque tiene algunas erratas) y, lo más importante, capaz de plantear un buen puñado de reflexiones sobre por qué hemos llegado a dónde estamos y qué podemos hacer para salir de esta situación.
Nos seguimos leyendo.
No es una novela que me llame especialmente la atención...
ResponderEliminarPues tiene toda la pinta de ser un libro muy interesante, no lo conocía
ResponderEliminarapuntado queda
un besito
Propuesta muy interesante. Me apunto el título y el nombre del autor para seguirle la pista...
ResponderEliminarGracias por la recomendación!!
Besos
Me gusta como escribe este autor. Y la temática de este libro es interesante, así que no descarto su lectura.
ResponderEliminarBesotes!!!