El mundo ha cambiado y los periodistas (o, por lo menos, las
empresas periodísticas) parece que nos negamos a reconocerlo. Ya no buscamos
noticias, esperamos a que nos lleguen, a través de las redes sociales, de
Google Reader, de Blogger... Hemos seleccionado los temas que nos interesan y
no recibimos nada ajeno a ellos. ¿Para qué vamos a comprar un periódico de 56
páginas si sólo nos interesan ocho?
La revolución
digital ha llegado y nos ha pillado con la crisis al aire. Preocupados por
mantener puestos de trabajo, no hemos visto lo esencial: el radical cambio en la
forma en la que la gente se informa. Ahora son potentes ordenadores los que
realizan miles de operaciones para contextualizar las noticias y para ofrecer a
cada uno la información que precisa y agradece. Son las máquinas las que se
encargan de la edición de las recopilaciones informativas. Ahora sí que no hay
lugar para la subjetividad, nada más objetivo, inmaculado y aséptico que un
ordenador. Pero, también, nada más inhumano.
Y ni siquiera cabe el consuelo de que, al final y al cabo,
esa información que recibimos en nuestros dispositivos está elaborada, en
última instancia, por alguien: en la mayoría de los casos, no son periodistas
los que la redactan. Son aficionados, expertos en cualquier campo, conocedores de alguna especialidad, que tienen algo que contar y se toman la molestia de hacerlo.
¿Habrá comenzado ya el final de la prensa? En este video la dan por finiquitada para el 2015. O mucho cambian las cosas…. o tal vez
tengan razón.
Nos seguimos leyendo.
Llevo tantos meses dándole vueltas a lo mismo... Creo que los periodistas nos hemos cavado nuestra propia tumba. ¿Cómo las empresas han podido dar gratis algo que cuesta tanto de elaborar como la información? No lo entiendo. Han regalado nuestras horas de trabajo y ahora se lamentan porque nadie compra diarios. ¿Para qué lo van a hacer si se lo han dado gratis? Y no hablo de comunicados de prensa o noticias que llegan, que tendría un pase, es que han regalado todos los contenidos, hasta los reportajes a los que has dedicado días enteros de trabajo. Yo estoy aprendiendo a hacer bolsos, no te digo más.
ResponderEliminarBesos
Dorothy... tú bolsos... y yo me he dado a la literatura (aunque, de momento, con pocos resultados laborales, la verdad).
ResponderEliminarEl dueño de mi empresa solía decir que lo gratis no se valora. Y tiene toda la razón. Y la crisis ha agudizado aún más el problema, porque está claro que las familias lo primero que recortan es lo prescindible, y la elección entre gastar un euro en pan o en un periódico... está muy clara.
El problema es... ¿y cómo salimos ahora de ésta?? No lo veo nada claro.
Besos, Dorothy, y muchas gracias por tu comentario