martes, 4 de marzo de 2014

"¿Para qué sirve realmente..? La ética", de Adela Cortina: para no perder de vista lo que es verdaderamente importante


Ficha técnica: 


Título: ¿Para qué sirve realmente...? La ética                       Autora: Adela Cortina          Editorial: Paidós       Género: ensayo Páginas: 184 Publicación:  07/05/2013 ISBN:  978-84-493-2877-0

Sinopsis (editorial):


  La serie “¿Para qué sirve...?” pretende contribuir a recuperar el justo valor -y los valores- implícitos
al buen cometido de profesionales e instituciones imprescindibles en nuestra sociedad.

  Efectivamente, esta época nos depara demasiados ejemplos de las consecuencias de la falta de ética en las conductas de muchas personas con responsabilidades políticas y sociales. Y es preciso recordar que la ética “sirve”, entre otras cosas, para abaratar costes en dinero y sufrimiento en aquello que está en nuestras manos lograr, en aquello que sí depende de nosotros. Y también para aprender, entre otras muchas cosas, que es más prudente cooperar que buscar el máximo beneficio individual caiga quien caiga.
   Ninguna sociedad puede funcionar si sus miembros no mantienen una actitud ética. Ni ningún país puede salir de la crisis si las conductas antiéticas de sus ciudadanos y políticos siguen proliferando con toda impunidad. Este libro nos recuerda que ahora, más que nunca, necesitamos la ética.
  Hay lecturas que son como un jarro de agua fría. Porque, a fuerza de ver las noticias cada día, una a veces se va inmunizando, va echando al saco de los corruptos otro más y, sí, se va hartando del mundo en el que vivimos, pero acaba acostumbrándose a lo que hay. Y llega Adela Cortina y te da un sopapo en la cara y te dice: "¿cómo que nos tenemos que acostumbrar? Lo que tenemos que hacer es esto, esto y esto". Y una se queda de piedra, se lo piensa y responde: "pues tiene usted razón, señora Cortina. ¿Por dónde empezamos?"
    Y si este hubiera sido un diálogo real en vez del que yo he mantenido en mi cabeza con Adela Cortina, ella me hubiera dicho: "pues por el principio: por ti misma". Y, así, en este ensayo ofrece claves para forjar un carácter compatible con la ética, para mantener una actitud ética en cada paso que das porque la ética, al final y al cabo, no es sino un camino hacia la felicidad.
    "Empieza por ti misma y por lo que haces", hubiera continuado la autora. Y el ensayo habla de la diferencia entre técnicos y profesionales y te hace ver la necesidad de hacer bien tu trabajo y de hacer lo que se espera de ti, de no defraudar la confianza de nadie y de cumplir con el propósito que la sociedad espera de ti y de los que son como tú, o sea, de quienes ejercen la misma profesión que tú.
   "Y luego puedes ir forjando el carácter de tu hija para que ella también viva éticamente", habría señalado. Y así, habla de la importancia de la educación. Y es verdad que hace referencia a la última reforma educativa y a sus propósitos (tan alejados de la ética)... pero yo sé que la educación no solo está en la escuela, sé que la educación más importante es la que damos los padres. Porque Adela Cortina también habla de que aprendemos por imitación, dice que "aprendemos de los modelos que nos parecen atractivos y de las experiencias de quienes nos merecen crédito". Y yo, a estas alturas de la vida, todavía soy una referencia para mi hija. Y si quiero seguir siéndolo durante mucho tiempo, durante toda la vida, tengo que merecer su confianza y mostrar credibilidad. Porque si le digo que hay que hacer una cosa y yo hago la contraria... se le cae el modelo y se resquebraja la credibilidad.
    "Y enséñale que la ética sirve para coger las riendas de tu propia vida, para tomar decisiones adecuadas, para conseguir las virtudes que te conduzcan por el camino de la felicidad, para escribir el guión de la propia existencia", añadiría ella. Y por eso le contaré el cuento que Cortina recoge también en este ensayo, el del jefe indígena que narraba a sus nietos que hay dos lobos que luchan dentro de cada persona: el del resentimiento, la mentira y la maldad y el de la bondad, la alegría, la misericordia y la esperanza; y cuando sus nietos le preguntaban que cuál ganará, él respondió: "el que alimentéis".
    "Pero no olvides que el ser humano no está hecho para vivir solo", me recordaría la autora con esa manera suya de decir las cosas: tan sencilla pero tan erudita. Y le hablaría entonces de valores como el cuidado, la compasión, la cooperación, el altruismo, la convivencia... Y hablando y hablando llegaríamos a la democracia y a la participación ciudadana y le relataría entonces lo que Cortina dice sobre los tres tipos de democracia (la emotiva, que manipula a través de las emociones; la agregativa, que consensúa a través de mayorías; y la comunicativa, la que deberíamos lograr, la que favorece el diálogo, el intercambio de ideas y la participación para tomar decisiones).
    "Y siempre, siempre, siempre háblale sobre para qué vale la ética", se despediría Adela Cortina. Y yo retomaría los cierres de cada capítulo del ensayo para enseñarle a Lucía para cuántas cosas sirve la ética: para forjar un buen carácter, para aumentar las posibilidades de que seamos justos y felices, para convivir, para recordar que es más prudente cooperar que buscar el máximo beneficio individual, para llevar las riendas de tu propia vida, para calibrar el valor de uno mismo, para actuar con cordura y mesura, para estrechar el vínculo con aquellos que son dignos de respeto y compasión, para ser responsable, para alcanzar un buen gobierno que nos haga buenos ciudadanos... En definitiva, para lograr una vida buena, para no perder la esperanza, para estar más cerca de la felicidad. Para construir un mundo muy diferente al que vivimos.
    Nos seguimos leyendo.  


   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto100 libros: 12/100
  •  Reto Genérico: 11 (1 ensayo)/40
  •  Reto 25 españoles: 12/25 

2 comentarios:

  1. Un libro que tiene pinta de ser interesante, gracias por la reseña, besotes

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  2. Ayyyy que difícil es la vida, ojalá todos nos rigiéramos por estas normas, por la ética y su valor. Yo también pienso que la enseñanza más importante es la que impartimos los padres y que siempre tenemos que estar alerta con el ejemplo que damos. Aunque sé que nunca puedes bajar la guardia, yo a estas alturas espero haberlo hecho bien. Un beso.

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