Título: El músico de la lluvia
Autora: Mar Mella
Editorial: autopublicado
Género: novela contemporanea, intimista, histórica
Páginas: 483
Publicación: 12/08/2017
ISBN: 978-1522063957
Cuando Frédéric Chopin y la escritora francesa George Sand alcanzan el escarpado pueblo de Valldemossa, las nubes amenazan lluvia. Su gélido alojamiento, en la celda de un antiguo monasterio, marcará el inicio de una lucha contrarreloj para tratar de esquivar a la muerte. Casi dos siglos después, un psiquiatra afincado en Nueva York, un escritor en conflicto con su pasado y una joven compositora seducida por la magia de Valldemossa, tratarán de desafiar al paso del tiempo en la hipnótica belleza de la isla de Mallorca. Su guía… el diario de un monje cartujo.
Mar Mella me conquistó literariamente con su primera novela, Azul Vermeer, que fue finalista en 2011 del Premio de Novela Ateneo de Sevilla, y en lo personal, poco después, cuando pude conocerla y descubrir la gran persona que es. Por eso, cuando me ofreció un ejemplar de su nueva novela (esa que llevaba tanto tiempo esperando, después del buen sabor de boca que me dejó la primera) no me lo pensé (a pesar de que me pilló en muy mala época, a poquísimas semanas de la boda) y, como recibí el ejemplar a tiempo, pude participar en la lectura simultánea que se llevó a cabo en Twitter. Así que el recuerdo que me quedará para siempre de este libro será triple: por la historia y, sobre todo, por cómo está contada; por los comentarios que compartimos en Twitter y porque pasará a mi historia personal como el libro que leí en la semana de mi boda.
Pero más allá de historias personales, El músico de la lluvia merece ser recordada por sí misma como una historia llena de sensibilidad, de poesía y de temas interesantes. Temas como el amor, la paternidad, el miedo a uno mismo, la enfermedad, las relaciones entres padres e hijos, el matrimonio, la música y las artes, la entrega a los demás, la amistad... y un montón de cuestiones más que van surgiendo a lo largo de sus páginas y que van invitando al lector a que los haga suyos e, incluso, se ponga el lugar de los protagonistas y piense qué haría él en su lugar.
Unos protagonistas con los que es imposible no es empatizar. Divididos en dos tiempos, tres en una época y tres en otra, serán ellos los encargados de seducir al lector y de arrastrarle página tras página. Porque esta novela, a pesar de tener una historia muy potente detrás (o varias historias, para ser honestos) es una novela de personajes. Ellos son los que van haciendo que se mueva la acción y los que van transmitiendo todo lo que la autora quiere hacernos vivir y sentir.
Así, Santiago, José y Adrina, en el tiempo actual, y Frédéric Chopin, George Sand y Bartolomé, en el pasado, van dando cuerpo a esta novela llena de sentimientos, emociones y humanidad. El diario del último será el punto de unión entre las dos tramas, muy separadas, por otra parte, en la estructura de la novela.
Así, hay dos partes claramente diferenciadas en la obra: los protagonistas absolutos de la primera son Santigo, José y Adriana, sus cuitas, sus heridas y los contratiempos que están atravesando en el momento en el que los conocemos; mientras que en la segunda el hilo conductor es el viaje de Aurore (George Sand) y Chopin a Valldemossa, donde conocerán a Bartolomé.
Mella ficciona, así, este viaje real, histórico, sobre el que consiguió una amplia documentación que se deja ver en la novela aunque no resulta pesada. La autora logra llevarnos de la mano por la dimensión más personal de dos personajes históricos y los mezcla a la perfección con los personajes salidos de su imaginación. La combinación funciona muy bien y permite seguir la trama al completo con interés, al tiempo que nos da la oportunidad de acercarnos un poco más a estos dos artistas tan interesantes.
Nuevamente, como puede verse, aparece en una novela de Mella el plano artístico. Sin en Azul Vermeer era la pintura la que estructuraba la novela, ahora son la música y la escritura las que nos hablan del proceso creativo y de la forma peculiar de cada artista de dar cuerpo a sus obras.
Y acabo con una aclaración: es cierto que el ejemplar que yo recibí tenía bastantes erratas pero la autora ya ha corregido todos los problemas y me ha hecho llegar un segundo ejemplar en el que todo parece perfecto.
En definitiva, una historia sosegada y profunda, llena de humanidad y de fragmentos de vida que me ha encantado paladear y disfrutar con la calma que merece.
Nos seguimos leyendo.
Gracias a la autora por enviarme un ejemplar de su novela para su reseña.
Pero más allá de historias personales, El músico de la lluvia merece ser recordada por sí misma como una historia llena de sensibilidad, de poesía y de temas interesantes. Temas como el amor, la paternidad, el miedo a uno mismo, la enfermedad, las relaciones entres padres e hijos, el matrimonio, la música y las artes, la entrega a los demás, la amistad... y un montón de cuestiones más que van surgiendo a lo largo de sus páginas y que van invitando al lector a que los haga suyos e, incluso, se ponga el lugar de los protagonistas y piense qué haría él en su lugar.
Unos protagonistas con los que es imposible no es empatizar. Divididos en dos tiempos, tres en una época y tres en otra, serán ellos los encargados de seducir al lector y de arrastrarle página tras página. Porque esta novela, a pesar de tener una historia muy potente detrás (o varias historias, para ser honestos) es una novela de personajes. Ellos son los que van haciendo que se mueva la acción y los que van transmitiendo todo lo que la autora quiere hacernos vivir y sentir.
Así, Santiago, José y Adrina, en el tiempo actual, y Frédéric Chopin, George Sand y Bartolomé, en el pasado, van dando cuerpo a esta novela llena de sentimientos, emociones y humanidad. El diario del último será el punto de unión entre las dos tramas, muy separadas, por otra parte, en la estructura de la novela.
Así, hay dos partes claramente diferenciadas en la obra: los protagonistas absolutos de la primera son Santigo, José y Adriana, sus cuitas, sus heridas y los contratiempos que están atravesando en el momento en el que los conocemos; mientras que en la segunda el hilo conductor es el viaje de Aurore (George Sand) y Chopin a Valldemossa, donde conocerán a Bartolomé.
Mella ficciona, así, este viaje real, histórico, sobre el que consiguió una amplia documentación que se deja ver en la novela aunque no resulta pesada. La autora logra llevarnos de la mano por la dimensión más personal de dos personajes históricos y los mezcla a la perfección con los personajes salidos de su imaginación. La combinación funciona muy bien y permite seguir la trama al completo con interés, al tiempo que nos da la oportunidad de acercarnos un poco más a estos dos artistas tan interesantes.
Nuevamente, como puede verse, aparece en una novela de Mella el plano artístico. Sin en Azul Vermeer era la pintura la que estructuraba la novela, ahora son la música y la escritura las que nos hablan del proceso creativo y de la forma peculiar de cada artista de dar cuerpo a sus obras.
Y acabo con una aclaración: es cierto que el ejemplar que yo recibí tenía bastantes erratas pero la autora ya ha corregido todos los problemas y me ha hecho llegar un segundo ejemplar en el que todo parece perfecto.
En definitiva, una historia sosegada y profunda, llena de humanidad y de fragmentos de vida que me ha encantado paladear y disfrutar con la calma que merece.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto 100 libros: 69/100
- Reto Libros Autopublicados: 4/8