De Clara Sánchez me gustan muchas cosas. Me gusta ella, como
ya expliqué aquí. Me gusta su capacidad para crear personajes que son, al
mismo tiempo, personas normales y seres excepcionales; personajes
que se convierten en amigos a medida que avanzamos en su historia.
Personajes que, tiempo después de haber cerrado el libro, continúan
contigo. Personajes sencillos pero profundos, héroes y
villanos del siglo XXI, que corren las mismas aventuras y desventuras
con las que a muchos nos toca lidiar hoy en día. Personajes que,
dentro de su singularidad, encarnan valores o defectos universales.
Personajes, en definitiva, de los que se puede aprender.
De Clara Sánchez me gusta también su maravillosa manera de entreverar
ficción y realidad, como si no existieran fronteras entre una y otra.
Las historias que salen de su pluma son producto de su imaginación pero
podrían haber ocurrido perfectamente. Quizá hayan ocurrido. Lo más
seguro es que alguien haya vivido algo parecido. Porque parte de la
realidad, de la actualidad, para dibujar historias tan verosímiles como
humanas. Siempre hay un telón de fondo de verdad en sus novelas. Quizá
puedan ser consideradas novelas históricas de temática actual. Quizá
sean consideradas novelas históricas en un futuro. Lo que sí son,
desde luego, es una mirada crítica a la realidad, una mirada profunda,
no convencional, no acomodaticia, que trata de mostrar esa realidad con
los ojos de quienes la viven.
Pero lo que más me gusta de Clara Sánchez es que me hace pensar. Cuando
acabo sus novelas, siempre se quedan unos días conmigo, me quedo dándole
vueltas a la historia, al fondo social y actual, a las virtudes y
defectos de los protagonistas, a las situaciones, a esas verdades
universales que se
esconden tras la normalidad de los personajes. Incluso tiempo después,
todavía hay personajes e historias sobre las que vuelvo a pensar, cuando
la actualidad o una conversación u otra novela me las recuerdan.
Con este larguísimo preámbulo ya te habrás ido haciendo una idea sobre
cuánto me ha gustado Entra en mi vida, una novela sobre la valentía y la
cobardía, sobre la crueldad y la falta de escrúpulos, sobre
los secretos que acaban arruinando vidas... y sobre
las consecuencias de todo ello.
Como ya expliqué en Anika entre Libros, en la presentación de la obra, Clara Sánchez contó que la idea de esta novela surgió de una experiencia personal, cuando ella dio a luz a su hija, sin que su marido estuviera cerca. Así, Betty, una de las protagonistas de la historia, dio a luz a su primer hijo sin la compañía ni de sus padres ni de su novio, que luego se convertiría en marido. Madre soltera y sola (solo su amiga Ana estuvo a su lado), fue víctima de las redes de robo de bebés que ahora van saliendo a la luz. Al menos, eso es lo que siempre creyó ella, pálpito que acabó transformándose de esperanza a obsesión y que terminó marcando toda su vida. Betty buscó y buscó a su hija y solo su enfermedad frenó su investigación.
La hija mayor de Betty, Verónica, ha vivido desde los 10 años guardando el secreto de su madre, sabiendo que ella cree que la niña de una foto que guarda celosamente en su armario es también su hija pero sin confesar que lo sabe. Cuando Betty caiga enferma, Verónica tomará el testigo de su madre, en busca de esa hermana perdida que, mientras tanto, ha llevado una vida propia, con las que ella cree que son su madre y su abuela. Una vida de huídas y secretos, de sobreprotección y silencios.
La historia está narrada de modo que engancha. Clara Sánchez tiene la habilidad de hacer fácil lo difícil, de conseguir que la historia casi se vaya contando sola, de forma natural, sin recovecos ni alardes de estilo. Y eso, aunque parezca todo lo contrario, cuesta mucho. Cuesta luchar con las palabras, para buscar la mayor precisión; con la estructura, para lograr que se adapte como un guante a la tensión narrativa y a los tempos que exige el contenido; con los personajes, para que resulten verídicos, verdaderos, humanos. Pero el resultado es fantástico: un libro que se lee solo, que te atrapa, que te amarra entre sus páginas y no te deja salir hasta que ha acabado contigo, hasta que has descubierto la verdad, hasta que eres parte de la historia.
Uno de los aspectos que más preocupaba a Clara Sánchez, según contó en la presentación, era cómo unir ambos mundos, cómo enlazar las vidas de Verónica y de Laura; cómo romper la barrera que las separaba, la barrera de la ignorancia, de las sospechas, de las cosas que pasan pero que tú no aprecias hasta que algo o alguien les da sentido. ¿Hasta qué punto tiene Verónica derecho a entrar en la vida de Laura? ¿Hasta qué punto puede poner patas arriba su modo de entender lo que le rodea? ¿Y qué consecuencias tiene? ¿Vale la pena arriesgar la estabilidad, la seguridad, en beneficio de la verdad, de una duda, de un pálpito, de una intuición?
Esa es una de las cuestiones que más me han hecho pensar, tanto durante la lectura de la novela como después. Me pongo en la piel de Verónica... y no sé qué haría. Me pongo en la piel de Laura y tampoco sé cómo reaccionaría. Me parece que Clara Sánchez lo resuelve de forma extraordinaria... pero soy incapaz de dejar de pensar en quienes se han visto en esa situación en su vida real, en qué postura eligieron, en cómo reaccionaron, en cómo la verdad cambió sus vidas.
La otra gran cuestión sobre la que reflexionar, claro está, es la trama de los niños robados. ¿Cómo alguien es capaz de robar un niño, de separarlo de su madre legítima, sin preguntar, sin conocer las circunstancias? ¿Cómo alguien es capaz de creer que tiene la verdad suprema en sus manos, la capacidad de decidir sobre la vida de los demás? ¿Cómo alguien es capaz de creer que existe la verdad suprema? ¿Qué siente las madres? ¿Qué siente los hijos cuando empiezan a intuir la verdad o cuando la descubren? Son cuestiones que me hago pero para las que no encuentro respuesta. Son situaciones que me cuesta imaginar. Son razones (las de los médicos, enfermeras, matronas, monjas, psicólogos y demás implicados en estas redes) que me parecen inconcebibles, inexcusables... totalmente incomprensibles para mí. ¿Solo por el dinero? ¿El dinero es capaz de hacer que personas en las que la sociedad confía por defecto hagan este tipo de cosas? ¿Es la religión, la visión maniquea de las relaciones sentimentales: madre casada, buena; madre soltera, mala? ¿Crueldad gratuita? ¿Falta de empatía? No sé... soy incapaz de encontrar respuestas.
Y, finalmente, otra gran cuestión sobre la que he pensado, un clásico en mí: las consecuencias que la educación que recibidos, que las circunstancias que rodean a nuestra infancia tienen en nosotros, en nuestra personalidad, en nuestro carácter, en nuestra forma de vivir nuestra propia vida.
En definitiva, una novela muy muy muy recomendable, por cómo está contada y por lo que cuenta; por la historia y por los personajes; por la ficcionalización de la actualidad y por la reflexión sobre la actualidad misma.
Si te pica la curiosidad y no tienes el libro a mano, aquí puedes encontrar las primeras páginas de la novela, para ir abriendo boca, además de todos los datos del libro, opiniones, etc.
Nos seguimos leyendo.
Ficha técnica:
Título: Entra en mi vida
Autor: Clara Sánchez
Editorial: Destino Género: novela Páginas: 480
Publicación 20/03/2012 ISBN: 9788423325177