Título: El inocente
Autor: Gabriele D'Annunzio
Editorial: d'Época
Género: novela, clásicos universales, novela psicológica
Páginas: 336
Publicación: abril 2014
ISBN: 978-84-938972-8-4
El inocente narra la historia de un adulterio protagonizado por Tullio Hermil, un joven aristócrata italiano, refinado y libertino, que, abrumado por una carga sensual incontrolable, profesa continuas humillaciones y sufrimientos a su bella esposa Giuliana, traicionándola con hermosas mujeres, entre ellas, algunas de sus mejores amigas.
Tras un tardío intento de acercamiento a su esposa, Tullio comienza a sospechar que la sumisa Giuliana, tras soportar durante años tan dolorosas y repetidas infidelidades, se ha visto tal vez empujada a los brazos de otro hombre. Atormentado por los celos, Tullio enferma de un odio irrefrenable que le lleva a enloquecer con terribles e irreparables consecuencias.
Me ha sorprendido muchísimo esta novela. No me esperaba para nada que fuera como es, o mejor, que contase lo que cuenta (ya sabes, mi manía de leer en diagonal las sinopsis de los libros para dejar que estos me sorprendan, como ha sido el caso). Y eso que, a poco que ates cabos, está todo dicho en la primera página de la novela y en el título. Pero vayamos por partes.
Lo primero que tuve que hacer fue vencer a la indignación que me produjo la primera parte de la novela. Publicada originariamente en 1892, es (obviamente) hija de una sociedad, de una época y de una determinada manera de entender las relaciones humanas en general y las matrimoniales en particular. Pero me estomagaba ese Tullio, protagonista de la novela, tan egoísta, con una doble moral tan hipócrita, tan débil de carácter (mi duda es si realmente es débil de carácter o le conviene serlo). No adelanto mucho sobre el contenido de la obra, porque ya lo dice la sinopsis: Tullio es infiel por sistema a su mujer, no puede (ya digo, o no quiere) dejar de hacerlo (a pesar de que sabe lo humillante que es pera ella y las consecuencias que tiene para su salud y su estabilidad emocional) y, bueno, sí que reflexiona sobre ello, promete no volver a hacerlo, parece arrepentido... pero vuelve a caer. Pero el gran problema es cuando sospecha que su mujer puede serle infiel también, en sus palabras, que pueda ser "impura". Ya sabes de qué pie cojeo, así que obviamente esta disparidad de criterios y ese "impura" me indignaron. Pero, ya lo he dicho, la novela es hija de una sociedad y de una forma de ver a la mujer, aunque no por eso yo deba dejar de poner énfasis lo que es una clara desigualdad. No intento mirar la novela con los ojos del siglo XXI pero sí quiero destacar esa doble moral que siempre ha perjudicado a la mujer.
Giuliana cumple con su papel de esposa devota, sumisa, entregada, bella y débil físicamente hasta que sorprende con su infidelidad. No me ha gustado que tanto en la sinopsis como en el posfacio de la novela se venga a decir que se vio abocada a ello, como si quien lo ha escrito creyese que, tal y como pensaban en la época (o algunos pensaban en la época), la mujer no tiene voluntad propia para decidir ni capacidad para discernir lo que está bien de lo que está mal. Vale que Tullio, en la novela, llegue a pensar no en que haya sido forzada pero sí en que alguien haya bombardeado sus defensas hasta hacerla sucumbir, en un "segundo de debilidad", como ella dice, pero creo que usar esa expresión en sinopsis y posfacio, escritos hoy en día, contribuye a mantener el estereotipo falso de la mujer incapaz de tomar las riendas de su propia vida, por mucho que concuerde con la visión de lo femenino que se tenía en aquella época. Es mi opinión, claro.
Es extraordinaria la capacidad para el detalle de D'Annunzio, así como para conocer (y dibujar con palabras) el alma humana con todas sus contradicciones, debilidades e inclinaciones, naturales o sociales. El autor retrata con exactitud pasmosa la personalidad cambiante de un Tullio que se deja arrastrar por sus pasiones, deseos, pulsiones y afectos casi sin medida, sin olvidar la sensualidad o, directamente, la sexualidad, muy presente en la novela.
Si lo psicológico está muy logrado en la obra, no menos logrado está lo físico. D'Annunzio habla en muchas ocasiones de las consecuencias físicas que tienen determinados sentimientos exacerbados y, sobre todo, en la parte final del libro, habla con gran detalle de enfermedades y síntomas, lo cual da una idea integradora del ser humano: es sangre, humores y "secreciones" (una palabra que acaba cobrando muchísima importancia en el contexto de la obra, y no digo más) pero también es razón y sentimiento; es cuerpo y es alma; es carne y corazón.
Finalmente, no puedo dejar de hablar de la exquisita edición de d'Época, el cuidado que han puesto en este libro como objeto físico y literario y en la lámina y el marcapáginas con la portada de la novela que incluyen como regalo. Agradezco a la editorial que me haya hecho llegar esta joya literaria, en todos los sentidos.
Nos seguimos leyendo.
Lo primero que tuve que hacer fue vencer a la indignación que me produjo la primera parte de la novela. Publicada originariamente en 1892, es (obviamente) hija de una sociedad, de una época y de una determinada manera de entender las relaciones humanas en general y las matrimoniales en particular. Pero me estomagaba ese Tullio, protagonista de la novela, tan egoísta, con una doble moral tan hipócrita, tan débil de carácter (mi duda es si realmente es débil de carácter o le conviene serlo). No adelanto mucho sobre el contenido de la obra, porque ya lo dice la sinopsis: Tullio es infiel por sistema a su mujer, no puede (ya digo, o no quiere) dejar de hacerlo (a pesar de que sabe lo humillante que es pera ella y las consecuencias que tiene para su salud y su estabilidad emocional) y, bueno, sí que reflexiona sobre ello, promete no volver a hacerlo, parece arrepentido... pero vuelve a caer. Pero el gran problema es cuando sospecha que su mujer puede serle infiel también, en sus palabras, que pueda ser "impura". Ya sabes de qué pie cojeo, así que obviamente esta disparidad de criterios y ese "impura" me indignaron. Pero, ya lo he dicho, la novela es hija de una sociedad y de una forma de ver a la mujer, aunque no por eso yo deba dejar de poner énfasis lo que es una clara desigualdad. No intento mirar la novela con los ojos del siglo XXI pero sí quiero destacar esa doble moral que siempre ha perjudicado a la mujer.
Giuliana cumple con su papel de esposa devota, sumisa, entregada, bella y débil físicamente hasta que sorprende con su infidelidad. No me ha gustado que tanto en la sinopsis como en el posfacio de la novela se venga a decir que se vio abocada a ello, como si quien lo ha escrito creyese que, tal y como pensaban en la época (o algunos pensaban en la época), la mujer no tiene voluntad propia para decidir ni capacidad para discernir lo que está bien de lo que está mal. Vale que Tullio, en la novela, llegue a pensar no en que haya sido forzada pero sí en que alguien haya bombardeado sus defensas hasta hacerla sucumbir, en un "segundo de debilidad", como ella dice, pero creo que usar esa expresión en sinopsis y posfacio, escritos hoy en día, contribuye a mantener el estereotipo falso de la mujer incapaz de tomar las riendas de su propia vida, por mucho que concuerde con la visión de lo femenino que se tenía en aquella época. Es mi opinión, claro.
EXCEPCIONAL TRATAMIENTO DE LO PSICOLÓGICO
Una vez que me he quitado la espinita de la ideología patriarcal de la novela, ya puedo hablar con gusto del estilo de D'Annunzio y, sobre todo, del retrato psicológico que realiza de Tullio, protagonista y narrador en primera persona de la novela. Tullio nos va contando la cadena de sucesos que le llevan a confesar un crimen en la primera página de la obra, de modo que el desarrollo viene a ser casi una declaración judicial (llena, eso sí, de titubeos morales y reflexiones personales) para que el lector le condene o declare inocente, según sus propios criterios.
Es extraordinaria la capacidad para el detalle de D'Annunzio, así como para conocer (y dibujar con palabras) el alma humana con todas sus contradicciones, debilidades e inclinaciones, naturales o sociales. El autor retrata con exactitud pasmosa la personalidad cambiante de un Tullio que se deja arrastrar por sus pasiones, deseos, pulsiones y afectos casi sin medida, sin olvidar la sensualidad o, directamente, la sexualidad, muy presente en la novela.
Si lo psicológico está muy logrado en la obra, no menos logrado está lo físico. D'Annunzio habla en muchas ocasiones de las consecuencias físicas que tienen determinados sentimientos exacerbados y, sobre todo, en la parte final del libro, habla con gran detalle de enfermedades y síntomas, lo cual da una idea integradora del ser humano: es sangre, humores y "secreciones" (una palabra que acaba cobrando muchísima importancia en el contexto de la obra, y no digo más) pero también es razón y sentimiento; es cuerpo y es alma; es carne y corazón.
Finalmente, no puedo dejar de hablar de la exquisita edición de d'Época, el cuidado que han puesto en este libro como objeto físico y literario y en la lámina y el marcapáginas con la portada de la novela que incluyen como regalo. Agradezco a la editorial que me haya hecho llegar esta joya literaria, en todos los sentidos.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto Genérico: 40 (2clásicos)/40