lunes, 4 de marzo de 2013

"Arroz de palma", de Francisco Azevedo: una historia elaborada al fuego lento de los recuerdos

Ficha técnica:


Título: Arroz de palma      Autor: Francisco Azevedo
Editorial: Espasa             Género: novela, novela intimista Páginas: 364
Publicación:  10/01/2013    ISBN:  978-84-670-0781-7

Sinopsis (editorial):



   Había una vez un arroz que fue plantado en la tierra, caído del cielo y recogido de entre las piedras, un arroz que no se pasaba nunca que llegó de lejos de la mano de tres jóvenes llenos de ilusiones y sueños… Arroz de Palma es la historia de una familia, la de José Custódio y Maria Romana, emigrantes en Brasil a principios del siglo XX. Durante la preparación de la fiesta para celebrar el centenario de la boda de José y Maria, su hijo mayor, Antonio, ya un abuelo, repasa las vidas de sus padres, de su tía, de sus hermanos, de sus hijos y nietos y, por supuesto, la suya.
   Antonio sabe que la familia es un plato de compleja elaboración y que la felicidad se cocina día a día. Pero ellos tienen un ingrediente secreto: el arroz de la tía Palma, cuya magia se extiende más allá del fuego y del tiempo.
   La saga familiar que ha triunfado en Brasil llega a España para cautivar a miles de lectores.
   Me gusta la cocina, me encanta leer, me atraen las novelas que hablan sobre sentimientos y pensamientos y me preocupa el tema de la familia. Así que cuando vi que éstos eran los ingredientes con los que Francisco Azevedo había preparado su Arroz de palma, no me lo pensé. Durante este tiempo he estado leyendo diferentes reseñas en las que los lectores decían que no era lo que esperaban o que el estilo (personalísimo estilo) del autor había hecho que la novela se les hiciera pesada o, incluso, que no les hubiera gustado. Entiendo tales críticas, pero no me sumo a ellas. No puedo hacerlo porque Arroz de palma me ha tocado el corazón. Aunque, como siempre digo, quizá sea por el particularísimo momento de mi vida en el que me encuentro o, más bien, se encuentra mi faceta familiar. 
     Todas las reseñas que he leído hablan del estilo del autor... y no es para menos. Azevedo construye su historia con frases cortas, extremadamente cortas, en ocasiones tan cortas que son gramaticalmente incorrectas. El uso sistemático de este tipo de oraciones crea un tono general entrecortado, que quizá da la impresión de ser poco elaborado (en el sentido de que las frases cortas son más sencillas y asequibles y la subordinación requiere un proceso intelectual más complejo, tanto para crearlas como para entenderlas). Pero yo creo que estilo combina (y refuerza) a la perfección con el resto de elementos de la novela. Me explico.
    Cuadra muy bien con el foco y el tono narrativo. Azevedo elige la primera persona para contarnos la historia de Antonio. De Antonio y de toda su familia, claro. Y lo hace desde un tiempo presente (2008) que reconstruye una vida entera: la de los 88 años de Antonio. Pero, en realidad, la historia de una persona empieza antes de su nacimiento, comienza cuando sus padres se conocen, se enamoran, se casan. Por eso, también narra algunos episodios de la historia familiar anteriores a su nacimiento, comenzando por uno fundamental: el de la boda de sus padres y del arroz que recogió su tía Palma y entregó a los novios como símbolo de unión y fertilidad. Más que símbolo, el arroz que llegará (sin estropearse) hasta 2008 se convertirá en motivo de devoción, de discusión, de unión y de separación, casi a partes iguales. El arroz de Palma hace, pues, girar la historia de la familia y se convierte en pilar fundamental para el argumento de la novela (hasta el punto de darle título).
    Antonio nos cuenta su historia y la de su familia mediante monólogos narrativos en los que van rescatando determinados capítulos de esa historia. Monólogos que a veces narran pero que a veces dialogan, con personajes presentes o imaginados, en diálogos reales o fruto de la imaginación. En ocasiones habla para sí mismo, otra veces habla (imaginariamente) con alguien (su mujer Isabel, su tía Palma…), otras reproduce diálogos que tuvieron lugar en la realidad, a veces se limita a narrar lo que ocurrió… Sin perder ese foco narrativo de la primera persona, el autor va cambiando, pues, los recursos con los que construye la novela, y creo que el estilo entrecortado contribuye a no perder de vista ese tono de confesión, de relato personal, de historia susurrada al lector. En la lengua oral nadie construye un discurso lleno de subordinadas perfectamente coherentes, hilado de principio a fin, sin titubeos, sin fallos de la memoria… Y más cuando de lo que se habla es de la sangre, de la familia, de los sentimientos, de la propia vida de uno, mirada con la perspectiva que dan 88 años de trayectoria. Por eso creo que el estilo va permitiendo que el lector no pierda la perspectiva, que recuerde continuamente quién narra y en qué circunstancias lo hace (aunque esas circunstancias se vayan desvelando a lo largo de la lectura).
    Las frases cortas, a veces entrecortadas, también casan muy bien con el tono intimista de la novela y con esa perspectiva de análisis de la vida propia que propone. Antonio se hace muchas preguntas. Para algunas de ellas, ha conseguido contestación a lo largo de los años. Para otras, no hay respuestas, porque la vida es impredecible, tiene sus propias leyes, fluye por cauces no marcados, no hay normas, no hay seguridad. Las frases cortas remarcan, creo yo, ese hálito de duda que sobrevuela muchos pasajes y muchas reflexiones del libro.
    Como también cuadran muy bien con la teatralidad omnipresente en la novela. Una teatralidad mencionada explícitamente (Antonio, quizá como herencia de Palma, se define a sí mismo como teatral y en muchas cosas ocasiones se reprocha esa teatralidad) pero también subyace implícitamente en cómo está contada la historia: la importancia del diálogo, el peso absoluto de un único personaje, frente a los demás, que forman parte del contexto y van entrando en escena a medida que son convocados por el protagonista; la teatralidad de algunos gestos y de algunos objetos (como la silla de Palma)…
    Azevedo cuenta la historia de una forma impresionista, deslavazada, a través de episodios traídos a la memoria de Antonio con un cierto orden cronológico pero que incluye muchos saltos, quizá intentando demostrar que sólo es lineal el tiempo que tratamos de ordenar, el que encasillamos en calendarios, diarios, dietarios y agendas, pero que el tiempo real, el tiempo vivido, es otra cosa. Está hecho de recuerdos saltarines, de avances y vueltas atrás, de episodios importantes que hacen olvidar los tiempos muertos y de acontecimientos seleccionados de acuerdo a la importancia subjetiva que le damos, no a su significado objetivo. El tiempo ordenado es lineal del mismo modo en que la lengua escrita es estructurada. Pero el tiempo vivido avanza a saltos, tal y como lo hace la lengua oral, la lengua hablada, la lengua vivida; la lengua que quiere reproducir o representar esta novela.
    La historia, pues, está reconstruida de una manera muy teatral, casi como si fueran escenas de una obra de teatro. A veces sólo hace falta que, antes de comenzar a narrar, Antonio dijera al comienzo de un capítulo, al inicio de un recuerdo: “se levanta el telón de la memoria y en el escenario aparece….”. Una narrativa, también, muy cinematográfica. Puede, quizá, tener que ver con la trayectoria literaria del autor (dramaturgo y guionista, entre otras ocupaciones), que haya querido dejar esa huella de lo dramático o lo cinematográfico en una narración de forma consciente, como juego literario, o que haya surgido de forma espontánea, que haya nacido del subconsciente del autor. No lo sé. En cualquier caso, el guiño que introduce ese hijo dramaturgo de Antonio vuelve a centrar el foco de atención del lector sobre el teatro de forma inequívoca.
    Creo que el lenguaje entrecortado también cuadra muy bien con este impresionismo con el que están narrados los episodios, impresionismo que también nos habla de la volatilidad y la arbitrariedad de la memoria, elemento que, en el fondo, es el eje central de la historia: la memoria que selecciona y descarta, la memoria que hace parada en una fecha y no en otra, la memoria que no es igual para todos (por lo que los recuerdos de Isabel, su mujer, no coinciden muchas veces con los del propio Antonio), la memoria que provoca que el protagonista nos cuente un puñado de hechos de su vida y no nos dé detalles de otros muchos. Un puñado de hechos contados con demora, a fuego lento, para que sean paladeados por el lector.
    Hechos recubiertos con el dulce fondant de los pensamientos de Antonio, siempre llenos de vida, de psicología, de humanidad y de poesía. Arroz de palma tiene un buen número de frases y reflexiones de ésas que se quedan contigo, ésas que subrayo y guardo para pensar sobre ellas, utilizarlas en el futuro o, simplemente, leerlas y disfrutar. Desde el “La familia es un plato difícil de preparar” que preside el libro hasta “La familia es un plato que, cuando se acaba, nunca más se repite” que cierra la novela, Antonio (o Azevedo) nos va regalando un buen puñado de reflexiones tan poéticas como sugerentes que ahondan en poner ante nuestros ojos la importancia de la familia, de vivir nuestra vida con sentido y, sobre todo, siempre bien acompañados.
    Y todo ello salpimentado con un tono general amable, entrañable, optimista, que no obvia los episodios amargos pero que sabe sacar una enseñanza de ellos. Para eso los pone el destino en nuestra vida. Un tono reposado y sabroso, lleno de cariño y de confianza hacia el lector.
   En definitiva, un libro que me ha dicho muchas cosas, escrito con un estilo muy particular, que habla sobre las cosas que realmente importan en la vida: vivirla exprimiéndola al máximo, el amor, la fraternidad, la superación de los problemas y la familia. Y la comida, claro está.
    Nos seguimos leyendo    

   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto 13.000 páginas: 364/13.000
  •  Reto Genérico: 2/2 familiares
  •  Desafío100 libros: 21/100
  • Reto Sumando: 61/2013(he incluido el subtítulo de la novela: "La familia es un plato de compleja elaboración")

22 comentarios:

  1. Si no me hubiese leído ya esta novela después de leer tu opinión me habrías tentado de nuevo!
    Estupenda reseña! Besos

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  2. Muy buena reseña, pero sigue sin llamarnos la atención: no parece el tipo de libro que nos gusta, pero nos alegra que a ti te haya gustado tanto.

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    1. Gracias.
      Pues si no llama, no llama. No hay que forzar las cosas ;)
      Besos

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  3. No me queda más remedio que leerla para ver si me posiciono entre los que les encanta la novela o a quienes defrauda, pero con todo esto se van cruzando otras lecturas que van apeteciéndome más y mientras ésta se va quedando. Un beso.

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    1. jajajaja. A veces pasa eso con las reseñs, ¿verdad? Unos dicen una cosa, otros dicen lo contrario... y no te queda más remedio que embarcarte en la lectura para tener tu propia opinión al respecto.
      Ya me contarás de qué lado te pones ;)
      Besos

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  4. Será mi próxima lectura, pero empiezo a pensar que se irá posponiendo como me lleguen libros antes,
    besucus

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  5. Yo he pasado de las primeras 100 páginas y estoy super encantado con el libro

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    1. Estaré pendiente de tu reseña, a ver si eres de los míos!
      Besos

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  6. Como dice cristina, una tentación. Me ha gustado mucho, tiene buena pinta!!!

    Besos :)

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  7. Tengo curiosidad con el estilo, algunos lectores lo ven como su punto flaco pero veo que para ti ha sido estupendo. Besos

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    1. A mí me parece justificado, que es lo que trato de mostrar en la reseña. ¿Que a lo mejor con una narración más convencional hubiera estado mejor?? Pues puede ser... Pero también me gusta que se innove, que no todos cuenten de la misma manera.
      Besos

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  8. A mí no me gustó, se me hizo muy pesado.

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    1. Me lo creo. Este tipo de narración se aleja tanto de lo que solemos leer que es fácil que acabe cansando

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  9. Me ha gustado más tu reseña que la novela, que ya sabes que ésta no me convenció.
    A mí el estilo se me hizo pesado y aburrido y la historia, en i opinión, no da de sí todo lo que pudiera dar.
    Besos

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    1. Sí, ya lo leí en tu reseña. Es verdad que podría haber llevado el libro por otros caminos... pero la verdad es que a mí me ha gustado. Podría haberle dado más vida al resto de personajes, pero creo que entonces no hubiera contado la vida de Antonio o, mejor, los recuerdos de Antonio.. y quizá hubiera tenido que cambiar de narrador y de estilo. O sea, que hubiera dejado de ser este libro jajajaja.
      Me gusta hasta no coincidir contigo jajaja.
      Besos

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  10. Creo que es de las reseñas más positivas que he leído de esta novela. La tengo entre mis pendientes, aunque no quiero subir mucho mis expectativas, por si acaso.
    Besotes!!!

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  11. A pesar de tu reseña, a mí no me llama la atención, así que no creo que lo lea.
    Un beso!

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  12. A mi me ha gustado la historia en si, pero la narraría de otra forma...ya has leído mi reseña....Saludos

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