Ficha técnica:
Título: S.E.C.R.E.T. Autor: L. Marie Adeline
Editorial: Planeta Género: novela erótica Páginas: 288Publicación: 19/02/2013 ISBN: 978-84-08-05081-0
Sinopsis (editorial):
Una vez se acepta entrar en la organización, la mujer debe seleccionar las diez fantasías que quiere vivir. Cada capítulo cuenta una fantasía sexual de la protagonista. Con cada una de las fantasías las mujeres van creciendo y ganando en autoestima y libertad.
Por cada una de las fantasías cumplidas, la participante recibe un abalorio para colgar en su pulsera como símbolo de la prueba superada. Cada abalorio lleva escrito lo que ha aprendido y se corresponde con uno de los pasos. Cassie, la protagonista, es una joven viuda que es introducida en una sociedad underground, S.E.C.R.E.T. que permite a las mujeres llevar a cabo sus fantasías y disfrutar al máximo de su sexualidad.
Una vez se han cumplido las 10 fantasías, las mujeres pueden decidir libremente si abandonan el club S.E.C.R.E.T. o permanecen en él como participantes activas y buscando nuevas adeptas.
Segura. La fantasía no debe suponer ningún peligro para la participante.
Erótica. Tiene que ser de naturaleza sexual y no una simple imaginación platónica.
Cautivante. Debe despertar en ella un auténtico deseo de hacer realidad.
Romántica. La hará sentirse deseada.
Eufórica. Experimentará alegría y felicidad en el acto sexual.
Transformadora. Y la vivencia provocará un cambio fundamental en su vida.
Millones de mujeres comparten un secreto ¿Te atreves a descubrirlo? S.E.C.R.E.T.
Ésta es la historia de un sí. Un sí capaz de cambiarte la vida. Pero hay vidas que merecer ser cambiadas, y la de Cassie es una de ellas. Tal y como nos cuenta la autora de la novela al comienzo y a través de diferentes pinceladas a lo largo del resto del relato, Cassie es una mujer a la que la vida ha golpeado con saña. Viuda antes de llegar a los 30, de un marido alcohólico que la llegó a maltratar físicamente en dos ocasiones y con una infancia solitaria y difícil, Cassie va agotando los años de su treintena en una progresiva espiral de abandono, desesperanza, soledad y asfixia. Creo que la autora transmite muy bien ese tono triste, angustiado, hastiado, gris. Me parece imposible no empatizar con esta Cassie que ha perdido el color, la ilusión, la luz y el lustre y que deja que los días resbalen por su piel sin que lleguen a entrar dentro de ella. Cassie vive dentro de la coraza que ella misma ha ido construyendo a lo largo de los años, para defenderse de una vida demasiado hostil, de los golpes y de la decepción pero que, al fin y al cabo, también la separan de la vida, del contacto humano, de la posibilidad del amor.
Todo cambiará, claro, cuando entre en contacto con el club secreto y exclusivísimo S.E.C.R.E.T., especializado en la liberación de la mujer a través del disfrute de su propia sexualidad. Me ha interesado especialmente esta línea argumental de la novela, no tanto por el contenido y la realización de las fantasías sexuales que hacen de ella una novela erótica, como por la ideología que subyace en esta propuesta. Tradicionalmente, a las mujeres se nos habla del sexo de dos maneras (y ninguna era buena, que diría el dicho): en primer lugar, como pecado. El sexo es eso que hay que evitar hasta que una llegue al matrimonio y, una vez dentro, tu marido es el que te guiará y te enseñará todo lo necesario para manejarte en los encuentros que él crea oportuno tener. Cierto es que hablo de una forma de entender las relaciones sexuales (espero) ya trasnochada, pero que ha tenido mucho peso en la sociedad y cuyas consecuencias seguimos arrastrando. A mí, que tengo 37 años, sólo las monjas me hablaban de llegar virgen al matrimonio y de que no siguiéramos los cantos de sirena de esos chicos que nos querían llevar por el camino del mal, robarnos "la flor" y dejarnos tiradas a un lado de la senda, nada más satisfecho el pronto del deseo. En casa, nadie me contó estas milongas, pero mi educación sexual tampoco fue más allá del "tú haz lo que quieras, pero aquí no traigas nada" (entendiendo por "nada" ni niños ni bichos). Una enseñanza fiel a la segunda vía desde la que a las mujeres se nos ha hablado del sexo: la de la advertencia, la del ten cuidado con los embarazos no deseados y las enfermedades que llegan a través del intercambio de fluidos.
Obviamente, el camino de la advertencia siempre debe ser mantenido, sobre todo porque, en el lado opuesto, muchas jóvenes han hecho oídos sordos o han tirado por la vía de en medio, con prácticas que han dejado ojipláticas a muchas enfermeras de urgencias (y hablo con conocimiento de causa). Pero el camino de la advertencia debe estar acompañado por el de la educación, la responsabilidad y (dimensión tantas veces olvidada) el del placer y el proceso de maduración que el sexo puede conllevar. Primero, la educación, porque no puedes decirle a una niña "tú ya sabes" si no le has dicho lo que tiene que saber, si has dejado su educación sexual en manos de otros (colegio, amigos, campañas informativas...): métodos anticonceptivos, enfermedades venéreas, SIDA... y modos de evitarlas, claro. Segundo, la responsabilidad porque el sexo es genial, sí, pero implica una gran responsabilidad, porque entran en juego una serie de sensaciones, de sentimientos que exigen un cierto grado de madurez. Y unas liberaciones químicas que, como explica Matilde, la mentora de Cassie, pueden hacer que confundas sexo y amor y empieces a tomar decisiones equivocadas.
S.E.C.R.E.T. incide en todas estas consideraciones: en el sexo como sexo puro, desligado completamente del amor; en la liberación de la mujer a través de la vivencia (y disfrute) de su sexualidad y en los efectos que esta liberación puede lograr en la forma de ser de una mujer: más seguridad, mayor control de las propias decisiones, mayor apertura mental, ver a los hombres como compañeros y no como príncipes azules... Y eso me ha gustado mucho del libro. Pero, siendo esto así (que lo es), el final me ha dejado totalmente descolocada, porque es como hacer una gran bola con todo lo que le hemos enseñado a Cassie a lo largo de 280 páginas para tirarla a la basura. Al final, la protagonista no toma una decisión, huye hacia delante, empujada por el peso de las circunstancias. No decide libremente, sopesando pros y contras, con la madurez y la libertad que (supuestamente) ha aprendido (según lo que nos han contado en el resto del libro), sino que lo hace decepcionada por los acontecimientos y golpeada, una vez más, por un mundo que no parece contar con ella para seguir girando. Y esto... no me cuadra con el resto. Es más, me parece contradictorio, incompatible. Y es el gran pero que le pongo a una novela, por lo demás, entretenida, ágil, fácil de leer, escrita en una primera persona que nos permite conocer a Cassie desde dentro, de sus sentimientos y sus pensamientos y que nos hace sentirla cercana, como a una buena amiga. También es verdad que el final abrupto, demasiado precipitado, y este descuadre entre el resto del libro y el suceso final puede ser fruto de que (según contó Laky en su reseña -reseña que te recomiendo y que cuenta muchas cosas que yo no digo en ésta-) éste sea el primer libro de una trilogía (más). Pero lo cierto es que me ha dejado un sabor agridulce en la boca. Quizá tenga que esperar a leer los demás para cambiar mi balance final.
Todo cambiará, claro, cuando entre en contacto con el club secreto y exclusivísimo S.E.C.R.E.T., especializado en la liberación de la mujer a través del disfrute de su propia sexualidad. Me ha interesado especialmente esta línea argumental de la novela, no tanto por el contenido y la realización de las fantasías sexuales que hacen de ella una novela erótica, como por la ideología que subyace en esta propuesta. Tradicionalmente, a las mujeres se nos habla del sexo de dos maneras (y ninguna era buena, que diría el dicho): en primer lugar, como pecado. El sexo es eso que hay que evitar hasta que una llegue al matrimonio y, una vez dentro, tu marido es el que te guiará y te enseñará todo lo necesario para manejarte en los encuentros que él crea oportuno tener. Cierto es que hablo de una forma de entender las relaciones sexuales (espero) ya trasnochada, pero que ha tenido mucho peso en la sociedad y cuyas consecuencias seguimos arrastrando. A mí, que tengo 37 años, sólo las monjas me hablaban de llegar virgen al matrimonio y de que no siguiéramos los cantos de sirena de esos chicos que nos querían llevar por el camino del mal, robarnos "la flor" y dejarnos tiradas a un lado de la senda, nada más satisfecho el pronto del deseo. En casa, nadie me contó estas milongas, pero mi educación sexual tampoco fue más allá del "tú haz lo que quieras, pero aquí no traigas nada" (entendiendo por "nada" ni niños ni bichos). Una enseñanza fiel a la segunda vía desde la que a las mujeres se nos ha hablado del sexo: la de la advertencia, la del ten cuidado con los embarazos no deseados y las enfermedades que llegan a través del intercambio de fluidos.
Obviamente, el camino de la advertencia siempre debe ser mantenido, sobre todo porque, en el lado opuesto, muchas jóvenes han hecho oídos sordos o han tirado por la vía de en medio, con prácticas que han dejado ojipláticas a muchas enfermeras de urgencias (y hablo con conocimiento de causa). Pero el camino de la advertencia debe estar acompañado por el de la educación, la responsabilidad y (dimensión tantas veces olvidada) el del placer y el proceso de maduración que el sexo puede conllevar. Primero, la educación, porque no puedes decirle a una niña "tú ya sabes" si no le has dicho lo que tiene que saber, si has dejado su educación sexual en manos de otros (colegio, amigos, campañas informativas...): métodos anticonceptivos, enfermedades venéreas, SIDA... y modos de evitarlas, claro. Segundo, la responsabilidad porque el sexo es genial, sí, pero implica una gran responsabilidad, porque entran en juego una serie de sensaciones, de sentimientos que exigen un cierto grado de madurez. Y unas liberaciones químicas que, como explica Matilde, la mentora de Cassie, pueden hacer que confundas sexo y amor y empieces a tomar decisiones equivocadas.
S.E.C.R.E.T. incide en todas estas consideraciones: en el sexo como sexo puro, desligado completamente del amor; en la liberación de la mujer a través de la vivencia (y disfrute) de su sexualidad y en los efectos que esta liberación puede lograr en la forma de ser de una mujer: más seguridad, mayor control de las propias decisiones, mayor apertura mental, ver a los hombres como compañeros y no como príncipes azules... Y eso me ha gustado mucho del libro. Pero, siendo esto así (que lo es), el final me ha dejado totalmente descolocada, porque es como hacer una gran bola con todo lo que le hemos enseñado a Cassie a lo largo de 280 páginas para tirarla a la basura. Al final, la protagonista no toma una decisión, huye hacia delante, empujada por el peso de las circunstancias. No decide libremente, sopesando pros y contras, con la madurez y la libertad que (supuestamente) ha aprendido (según lo que nos han contado en el resto del libro), sino que lo hace decepcionada por los acontecimientos y golpeada, una vez más, por un mundo que no parece contar con ella para seguir girando. Y esto... no me cuadra con el resto. Es más, me parece contradictorio, incompatible. Y es el gran pero que le pongo a una novela, por lo demás, entretenida, ágil, fácil de leer, escrita en una primera persona que nos permite conocer a Cassie desde dentro, de sus sentimientos y sus pensamientos y que nos hace sentirla cercana, como a una buena amiga. También es verdad que el final abrupto, demasiado precipitado, y este descuadre entre el resto del libro y el suceso final puede ser fruto de que (según contó Laky en su reseña -reseña que te recomiendo y que cuenta muchas cosas que yo no digo en ésta-) éste sea el primer libro de una trilogía (más). Pero lo cierto es que me ha dejado un sabor agridulce en la boca. Quizá tenga que esperar a leer los demás para cambiar mi balance final.
Nos seguimos leyendo.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto 13.000 páginas: 288/13.000
- Reto En Femenino: 13/15
- Desafío100 libros: 12/100
- Reto Sumando: 12/2013
Una nueva novela erótica que forma parte de una trilogía, otra que no me apetece. De momento descansaré del género.
ResponderEliminarUn besito.
A mi es que el género no me atrae lo más mínimo, aunque a esta novela se le ve algo de enjundia (que te haga reflexionar ya es un paso importante). Pero claro, me hablan de trilogía y ya me entra urticaria... total, que tengo tanto por leer que aunque me mandaron el e-mail ofreciéndome la novela, opté por no leerla.
ResponderEliminarUn beso.
Se ha desatado el furor por las novelas eróticas y la verdad es que no sé si tengo o no ganas de leerlas. De momento voy leyendo reseñas y ya veré si me decanto por alguna de estas historias. Besos.
ResponderEliminarEstoy con ella y no hay manera de avanzar, es que no me engancha nada... creo que aquí le pondré punto y final al género. Quería participar en la quincena erótica pero no me va a dar tiempo de terminar el libro por no poder con él. Besos.
ResponderEliminarLa tengo pendiente de reseña, pero me cuesta un mundo ponerme a escribir. El final tiene su miga, porque yo entiendo a Cassie, ella ya había elegido, pero es golpeada de nuevo y donde ha sido feliz y se ha revalorizado como mujer? PUes es camino es el suyo. Que es una huida hacía adelante, totalmente de acuerdo, pero seguramente sea fruto de que hay más libros detrás y hay que darle morbo a la continuación. Creo que a mi me ha gustado más que a tí
ResponderEliminarEl final también me dejo un tanto pasmada. Esperaré ansiosa la segunda parte.
ResponderEliminarBesitos.
No es mi género, así que con este libro no creo que me anime.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me gustaría leerlo, tiene pinta de ser entretenido, del tipo de libro que me gusta leer en vacaciones =)
ResponderEliminarBesotes