Ficha técnica:
Título: La dinastía maldita. La reina que perdió el trono por amor Autor: Isabel Pisano
Editorial: MR Género: novela histórica Páginas: 480Publicación: 05/02/2013 ISBN: 978-84-270-3904-9
Sinopsis (editorial):
¿Se puede luchar contra el amor verdadero, un amor que te roba el alma, se adueña de tus sentidos y te deja sin respiración? ¿Se puede abandonar todo por el deseo de estar junto a la persona amada?
Margarita de Borgoña, una hermosa joven de tan solo doce años, está destinada a casarse con el hijo del rey de Francia, el príncipe heredero Louis. Es una boda por interés que responde únicamente a las necesidades de la Corona y a la codicia y ambición, pero no al amor. El corazón de Margarita pertenece a un humilde muchacho, Leoncio, que ejerce de paje del Rey y que siente por ella la misma arrebatadora pasión. Sin embargo, el día que Margarita se queda embarazada de Leoncio el drama se cierne sobre sus vidas. Casada contra su voluntad con el príncipe Louis, Margarita será despojada de todo honor y encerrada en una torre inexpugnable para pagar por un crimen de alta traición: el adulterio. Pese a todo, Margarita, reina de Francia y de Navarra, no se doblegará. Su único objetivo será recuperar la libertad con el fin de volver a reinar y vengarse de aquellos que pretendieron arruinar su vida…
Después de El papiro de Sept, llega la novela más emotiva de Isabel Pisano.
La fuerza de una mujer que no quiso renunciar a nada: ni al amor ni al trono.
Dice el magnífico narrador de esta novela: “la felicidad tiene un defecto muy grande: dura poquísimo”... y quizá ésa sea la frase que mejor defina esta obra. Una novela llena de amor, de infidelidades, de traiciones, de castigos, de pasión y de pequeños oasis de felicidad en medio de tragedias casi shakesperianas. Y es que, ya lo dijo la autora en la presentación del libro: “Ninguna mente humana sería capaz de crear una trama de intrigas como la que tuvo lugar en aquellos años (siglo XIV) y continuó durante siglos”.
La dinastía maldita es una novela de buenos y malos, pero que demuestra que nada es absolutamente blanco ni totalmente negro, que a veces la valoración (o la condena) depende de la perspectiva, de las motivaciones, de la época histórica, de la concepción social y del cristal con que se mire. Quizá, porque esta ficción está basada en la realidad y la realidad, como el ser humano, tiene muchas caras y (aunque parezca contradictorio) múltiples interpretaciones.
Isabel Pisano reinterpreta un periodo oscuro de la Historia de Francia con un único objetivo: revalorizar a las mujeres que participaron en los hechos, mostrar sus motivaciones, contar sus vivencias y dar a conocer al mundo la versión más olvidada y silenciada tradicionalmente.
Por ello, las mujeres son las auténticas protagonistas de una novela superpoblada, llena de personajes diferentes que se enredan y se desenredan como hilos fuera de la madeja (mi consejo es echar frecuentes vistazos a la recopilación de personajes que aparece al final de la novela -y que yo descubrí demasiado tarde- y, en caso de carecer de las conexiones neuronales necesarias para ir ubicando a cada personaje en cada trama/familia/complot/tragedia -como es mi caso-, armarse de lápiz y papel y acompañar la lectura con la construcción de un gigantesco árbol, quizá no genealógico, pero sí capaz de mostrar las relaciones que unos establecen con otros). Personajes que transmiten vivencias y que hacen viva la Historia, muy logrados, muy sólidos y con cuyas razones o pasiones es difícil (en la mayoría de las ocasiones) no coincidir.
Y hablo tanto de pasiones porque, junto con las mujeres, el amor, la pasión y el sexo (disfrutado) son los grandes protagonistas de la novela. Los sentimientos son los que van conduciendo buena parte de las tramas, con sus actos y sus consecuencias. Las pasiones están claramente descritas y los amores, sabiamente analizados por parte de un narrador que no omite las referencias sexuales y que disfruta viendo a las mujeres de la novela gozar de esos encuentros.
Si algo me ha gustado especialmente de esta novela es, precisamente (y además del protagonismo femenino) ese narrador. Es un narrador omnisciente, que todo lo sabe, todo lo valora, todo lo juzga, casi todo lo comprende. Porque es un narrador a veces irónico, a veces condescendiente, siempre humano y cercano; comprensivo, piadoso, empático con los personajes, a los que retrata en sus contradicciones y acompaña en sus tragedias. Un narrador que no escatima en detalles, por muy truculentos que sean, que sabe de las injusticias cometidas por los hombres y que conoce la profundidad de la oscuridad y la debilidad del alma humana. Un narrador que remarca la dimensión misteriosa de los personajes y de las situaciones (dando entrada a los fantasmas, la maldición sobre la que se asienta el peso de la trama, las experiencias de muertos vueltos a la vida, las intuiciones, los pálpitos y las cosas que se saben con el corazón, por mucho que la mente se empeñe en rebatirlas) pero que apuntala cada mínimo pasaje histórico con un arduo trabajo de documentación, expresamente citado en la novela (bien a través del comentario del narrador o de las notas a pie de página incluidas por la autora) y que llega a reconocer las lagunas que la investigación histórica ha dejado sobre algunos aspectos con comentarios como: “Se ignora si Él estaba dispuesto a hacerlo; no obstante, para saberlo era necesario esperar el paso del tiempo...”. Un narrador con alma de mujer que se ensaña con las injusticias cometidas contra con las féminas a lo largo de la Historia (“Injusto destino el de las mujeres, ya que la naturaleza se aprovecha de su debilidad para continuar la raza, sin preguntarles jamás si están de acuerdo en seguir alumbrando monstruos de codicia y de maldad”, apunta), que remarca los valores de las mujeres amantes del conocimiento y capaces de afrontar con valentía la siempre peligrosa tarea de entregar el corazón. Un narrador que se adelanta a los acontecimientos, que ata cabos y que, incluso, se permite hablar sobre sí mismo para afirmar, con la poesía que le caracteriza: “Esta historia ha llegado a su fin y si alguien dentro de mucho tiempo, cuando los que la han vivido sean un montón de polvo, se preguntara «¿cómo es posible que quien lo ha dejado escrito, describa sensaciones, sentimientos y hechos ajenos que de ninguna manera habría podido conocer?» tal vez, ese alguien los ha visto en sueños de vigilia y en ensueños despierto”.
La dinastía maldita es una novela histórica pura, sustentada en una labor de documentación extraordinaria y que trata de dar respuesta a la razón por la que, durante tantos siglos, los Borbones han sido objeto de muertes de todo tipo, relacionando este hecho con el anatema del último maestre del Temple, Jacques de Molay. Isabel Pisano utiliza un estilo ágil, riguroso y poético en muchas ocasiones para construir una novela que mezcla lo real y lo creído, la Historia y la leyenda, lo ocurrido y lo posible. Como la vida misma.
Nos seguimos leyendo.
La dinastía maldita es una novela de buenos y malos, pero que demuestra que nada es absolutamente blanco ni totalmente negro, que a veces la valoración (o la condena) depende de la perspectiva, de las motivaciones, de la época histórica, de la concepción social y del cristal con que se mire. Quizá, porque esta ficción está basada en la realidad y la realidad, como el ser humano, tiene muchas caras y (aunque parezca contradictorio) múltiples interpretaciones.
Isabel Pisano reinterpreta un periodo oscuro de la Historia de Francia con un único objetivo: revalorizar a las mujeres que participaron en los hechos, mostrar sus motivaciones, contar sus vivencias y dar a conocer al mundo la versión más olvidada y silenciada tradicionalmente.
Por ello, las mujeres son las auténticas protagonistas de una novela superpoblada, llena de personajes diferentes que se enredan y se desenredan como hilos fuera de la madeja (mi consejo es echar frecuentes vistazos a la recopilación de personajes que aparece al final de la novela -y que yo descubrí demasiado tarde- y, en caso de carecer de las conexiones neuronales necesarias para ir ubicando a cada personaje en cada trama/familia/complot/tragedia -como es mi caso-, armarse de lápiz y papel y acompañar la lectura con la construcción de un gigantesco árbol, quizá no genealógico, pero sí capaz de mostrar las relaciones que unos establecen con otros). Personajes que transmiten vivencias y que hacen viva la Historia, muy logrados, muy sólidos y con cuyas razones o pasiones es difícil (en la mayoría de las ocasiones) no coincidir.
Y hablo tanto de pasiones porque, junto con las mujeres, el amor, la pasión y el sexo (disfrutado) son los grandes protagonistas de la novela. Los sentimientos son los que van conduciendo buena parte de las tramas, con sus actos y sus consecuencias. Las pasiones están claramente descritas y los amores, sabiamente analizados por parte de un narrador que no omite las referencias sexuales y que disfruta viendo a las mujeres de la novela gozar de esos encuentros.
Si algo me ha gustado especialmente de esta novela es, precisamente (y además del protagonismo femenino) ese narrador. Es un narrador omnisciente, que todo lo sabe, todo lo valora, todo lo juzga, casi todo lo comprende. Porque es un narrador a veces irónico, a veces condescendiente, siempre humano y cercano; comprensivo, piadoso, empático con los personajes, a los que retrata en sus contradicciones y acompaña en sus tragedias. Un narrador que no escatima en detalles, por muy truculentos que sean, que sabe de las injusticias cometidas por los hombres y que conoce la profundidad de la oscuridad y la debilidad del alma humana. Un narrador que remarca la dimensión misteriosa de los personajes y de las situaciones (dando entrada a los fantasmas, la maldición sobre la que se asienta el peso de la trama, las experiencias de muertos vueltos a la vida, las intuiciones, los pálpitos y las cosas que se saben con el corazón, por mucho que la mente se empeñe en rebatirlas) pero que apuntala cada mínimo pasaje histórico con un arduo trabajo de documentación, expresamente citado en la novela (bien a través del comentario del narrador o de las notas a pie de página incluidas por la autora) y que llega a reconocer las lagunas que la investigación histórica ha dejado sobre algunos aspectos con comentarios como: “Se ignora si Él estaba dispuesto a hacerlo; no obstante, para saberlo era necesario esperar el paso del tiempo...”. Un narrador con alma de mujer que se ensaña con las injusticias cometidas contra con las féminas a lo largo de la Historia (“Injusto destino el de las mujeres, ya que la naturaleza se aprovecha de su debilidad para continuar la raza, sin preguntarles jamás si están de acuerdo en seguir alumbrando monstruos de codicia y de maldad”, apunta), que remarca los valores de las mujeres amantes del conocimiento y capaces de afrontar con valentía la siempre peligrosa tarea de entregar el corazón. Un narrador que se adelanta a los acontecimientos, que ata cabos y que, incluso, se permite hablar sobre sí mismo para afirmar, con la poesía que le caracteriza: “Esta historia ha llegado a su fin y si alguien dentro de mucho tiempo, cuando los que la han vivido sean un montón de polvo, se preguntara «¿cómo es posible que quien lo ha dejado escrito, describa sensaciones, sentimientos y hechos ajenos que de ninguna manera habría podido conocer?» tal vez, ese alguien los ha visto en sueños de vigilia y en ensueños despierto”.
La dinastía maldita es una novela histórica pura, sustentada en una labor de documentación extraordinaria y que trata de dar respuesta a la razón por la que, durante tantos siglos, los Borbones han sido objeto de muertes de todo tipo, relacionando este hecho con el anatema del último maestre del Temple, Jacques de Molay. Isabel Pisano utiliza un estilo ágil, riguroso y poético en muchas ocasiones para construir una novela que mezcla lo real y lo creído, la Historia y la leyenda, lo ocurrido y lo posible. Como la vida misma.
Nos seguimos leyendo.
Agradezco a Ediciones Martínez Roca que me haya facilitado este ejemplar.
Incluyo este libro en los siguientes retos:
- Reto 13.000 páginas: 480/13.000
- Reto En Femenino: 14/15
- Reto Genérico: 2/2 histórico remoto
- Desafío100 libros: 26/100
- Reto Sumando: 57/2013 (He incluido el subtítulo: "La reina que perdió el trono por amor")
- Reto 25 españoles: 21/25
- Reto Histórico: 3/5
Ya me había llamado la atención el libro por la época en que se desarrollaba pero ahora lo hace muchísimo más. Lo quiero!
ResponderEliminarAys, con qué ganas me has dejado!!! Lo quiero, lo quiero y lo quiero!
ResponderEliminarBesotes!!!
Me hice con él hace poquito, así que lo leeré seguro =)
ResponderEliminarBesotes
Tiene muy buena pinta. Y aunque no me llama la atención demasiado este género podría darle una oportunidad.
ResponderEliminarBesitos.
Bravo por la reseña, sólo por leer tus palabras dan ganas de ir corriendo a por el libro
ResponderEliminarQuerida Lidia: No sé si este mensaje te llegará porque soy de las antiguas que no cuadran con la tecnología actual. Tu crítica me ha saltado las lágrimas, jamás sería capaz yo misma de escribir sobre sobre mi libro, con tanta poesía, entrañable emoción y generosidad. Te mandé una misiva anterior pero creo que no te llegó, ojalá esta te llegue.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y gracias.
Isabel Pisano
Sí me llegó, Isabel. Me encantó agredecí muchísimo tu mensaje. El otro mensaje está en otra entrada sobre el libro, no en esta. Ahí te decía que me ha gustado mucho el libro y que eso se nota en la reseña. También intenté agradecer tu comentario por twitter. El hecho que que vuelvas a ponerte en contacto conmigo por si no he visto tus palabras me llena de emoción. Gracias, Isabel. Gracias por todo.
EliminarUn beso muy fuerte.