martes, 17 de septiembre de 2013

"La vida cuando era nuestra", de Marian Izaguirre: o la vida que un libro puede devolvernos


Ficha técnica:


Título: La vida cuando era nuestra                                    Autora: Marian Izaguirre               Editorial: Lumen         Género: novela, novela histórica, metaliteratura                     Páginas: 416
Publicación:  05/2013    ISBN: 9788426421807

Sinopsis (editorial):


 La historia de la amistad de dos mujeres, unidas por la trama de un libro.

   "Añoro la vida cuando era nuestra", comenta Lola mientras trastea en la cocina de su casa. Esa vida, que era tan suya y tan llena de ilusión, antes estaba hecha de libros y de charlas de café, de siestas lánguidas y de proyectos para construir un país, España, que aprendía paso a paso las reglas de la democracia. Pero llegó un día de 1936 en que vivir se convirtió en puro resistir, y ahora, quince años después, de todo aquello solo queda una pequeña tienda, una librería de viejo medio escondida en uno de los viejos barrios de Madrid, donde Lola y Matías, su marido, acuden cada mañana para vender novelitas románticas, clásicos olvidados y lápices de colores a quien se acerque.
   Es aquí, en ese lugar modesto, donde una tarde de 1951 Lola conocerá a Alice, una mujer que ha encontrado en los libros su razón de vivir. Siguiendo la mirada de Lola y Alice, viéndolas sentadas detrás del pobre mostrador y leyendo juntas el mismo libro, iremos lejos, hasta Inglaterra, y atrás en el tiempo, hacia principios del siglo XX, para conocer a una niña que creció preguntándose quiénes eran sus padres.
   La vida cuando era nuestra es un homenaje a la lectura, pero es sobre todo la historia de dos mujeres, una que poco sabe de la vida y otra que quizá sabe demasiado, aunque no pueda hablar. Entre estas miradas cómplices anda el talento de Marian Izaguirre.
   Hay libros por los que sientes un flechazo. Es puro amor a primera vista. Un título. Quizá un portada. Un argumento. Cada paso que das te enamora un poquito más de él. Y cuando por fin lo tienes en tus manos y lo abres... es casi casi como el primer beso. Hay veces, por supuesto, que el príncipe se convierte en rana y lo que prometía ser una feliz historia de amor es un pasatiempo sin más que poca huella dejará en tu corazón. Eso en el mejor de los casos. Pero a veces la promesa se cumple y ese amor a primera vista se convierte en una relación sólida. Y duradera. Porque sé que La vida cuando era nuestra se quedará en mi corazón durante mucho tiempo.
   Se quedarán conmigo esas dos mujeres, hechas de coraje y determinación, que han sabido echarse la vida a la espalda y cargar con ella con todas las consecuencias. Son dos mujeres diferentes pero parecidas. Son las dos protagonistas de la novela y cada una tiene una historia que contar. La de Alice/Rose se narra en primera persona y en de dos formas diferentes: una, directamente, en los capítulos que hablan de su vida en el Madrid de la posguerra, época en la que se desarrolla la línea argumental principal de la novela (aunque lo de principal me parece un poco exagerado: es la línea principal porque la otra se inserta en ella, pero el peso de la línea temporal más alejada de nosotros es mayor) y, la otra, a través de la novela dentro de la novela que da a esta obra su principal toque metaliterario, la novela que Alice y Lola leen y viven juntas, una narración que habla de la vida de Rose (quien oculta, en un primer momento, su nombre y la verdad de quien es a Lola, y se convierte así, por obra y gracia de la mentira, en Alice) durante su infancia, juventud y primeros años de la madurez, hasta 1939. La historia de Rose está llena de glamour, de viajes, de hogares en Francia e Inglaterra, de fiestas alegres, de escritores y artistas pero también tiene muertes, guerras, traiciones, mentiras, abandonos y envidias. Como cualquier vida que merezca no una sino dos novelas: la que protagoniza Rose y la que protagoniza Alice. Porque esta novela es, en realidad, como leer dos libros en uno.
   Por su parte, la historia de Lola está ubicada en esa España de posguerra en la que conoce a Alice. La vida de Lola no es fácil, traquetea entre la carestía propia de la época, la diferencia ideológica respecto a su familia, el aburrimiento de una etapa sin esperanza, la amenaza del pasado y un matrimonio republicano no reconocido por el Gobierno de Franco. En esa vida en blanco y negro que tan bien retrata (casi sin querer, sin explayarse en grandes detalles, solo con las pequeñas pinceladas con las que define el día a día de Lola) Marian Izaguirre, Alice será un rayo de sol, un fogonazo, una ráfaga de luz capaz de poner el color que le falta a sus días.
   Y esta novela también permanecerá en mí por Matías, el contrapunto masculino, el hombre dividido, el hombre rescatado, el hombre enamorado, el hombre capaz de vencer a una época gracias a los libros. Y al amor de una mujer.


DOS ÉPOCAS: UNA HISTORIA

 

   La vida cuando era nuestra también se quedará en mí por la manera tan hábil de enlazar las dos historias que nos cuenta. Últimamente he leído muchas novelas que dividen el argumento en dos líneas temporales diferentes pero me parece que Marian Izaguirre lo hace de una manera original y muy muy romántica para todos los que amamos los libros: Rose deja el libro con sus memorias en la pequeña librería que regentan Lola y Matías. A Matías le gusta tanto que decide exponerlo en el escaparate abierto, para que la gente lo lea. Pero en la oscura calle del escaparate, casi tan oscura como la propia España de la época y la vida que viven Lola y Matías, nadie se detiene a dejarse seducir por sus palabras. Será la propia Rose, convertida en Alice, la que lea en libro. Bueno, en realidad, no lo lee: es Lola la que se lo lee en voz alta. Izaguirre introduce así varios elementos que me parecen dignos de mención: por una parte, ya lo he dicho, la segunda línea temporal de la novela; en segundo lugar, el elemento metaliterario del que hablaré a continuación; en tercer lugar, la excusa perfecta para que se fragüe una amistad cocinada al fuego lento que marca el pasar de las páginas de la vida de Rose y, finalmente, la varita mágica que lo cambiará todo, el toque del destino que hará que ni la vida de Rose ni la de Lola vuelvan a ser lo que eran.
    Cualquiera de las dos líneas temporales me parece interesante. Las dos desarrollan ideas atractivas, personajes bien definidos y tramas bien urdidas. Quizá la única pega para mí (y de ahí que le ponga cuatro estrellas -aunque deberían ser cuatro y media, la verdad- a esta novela y no cinco) sea que se demora en exceso con algunos detalles de la línea temporal de Rose y, al contrario, que me hubiera gustado profundizar un poco más en la línea de la España de posguerra. Pero, desde luego, es una opinión totalmente personal.
     Lo que sí me ha gustado, y mucho, es esa presencia constante de la muerte que nos habla de una época, un siglo lleno de guerras (desde la I Guerra Mundial que marcó a Rose hasta la Guerra Civil que rompió la vida de Lola y de Matías), de lo pronto que todo se acaba si uno no se da prisa en disfrutarlo. La muerte está presente en la novela de tres formas diferentes: a través de los relatos y personajes relacionados con la guerra, en ciertos personajes relevantes que fallecen por diferentes causas (la vida es una continua pérdida, que diría Rose) pero también, y esta es la que más me ha llamado la atención, la muerte está en la calle, en los comentarios de los vecinos, en los rumores de escalera, en la enfermedad, en la propia cama. Esa presencia constante de la muerte en una época como la España de posguerra habla sin decirlo de un régimen represivo, de una sociedad intolerante, de chivatos, de policías que se exceden en sus funciones y de milicianos que siguen matando cuando la guerra ya quemó su último cartucho. La muerte siempre presente. Casi tanto como la vida, aunque ya no sea nuestra, porque alguien se encargó de robárnosla, de desmigajarla pedacito a pedacito.
     La vida cuando era nuestra es una novela que se lee del tirón, con un estilo ágil pero que nos regala frases esplendorosas, llenas de luz y poesía, capaces de iluminar un capítulo entero. Reflexiones sobre la vida y sobre la literatura o la escritura que te dejan colgada durante unos segundos de las pocas palabras que han servido para encerrar tanta verdad. Tanta belleza.

METALITERATURA 

 

   Estas reflexiones son uno de los elementos metaliterarios de la novela, pero hay más y con ellos quiero cerrar esta reseña, haciendo hincapié en ellos porque son por supuesto, otra de las razones por las que este libro se quedará en mi corazón durante tiempo. Además, de esas reflexiones, el primero de esos factores metaliterarios es, como he dicho ya, el recurso de la novela dentro de la novela: ese libro que Rose dejará en la librería de Lola y Matías y que las dos mujeres leerán juntas, creando un halo de complicidad y entendimiento casi mágico.
   El segundo factor es esa pequeña librería que da pie a hablar, aunque sea de pasada, de censura, de libros prohibidos y de los hábitos de lectura de la posguerra: la compra-venta de libros usados y las novelas románticas y del oeste que eran cambiadas por otras cuando se acaban, principalmente.
    El tercer factor viene propiciado por la vida de Rose: una vida cosmopolita llena de glamour y fiestas en las que se codeaba con escritores y artistas, muchos de los cuales quedan velados por el anonimato que da el olvido. Otros muchos sí desfilan por las páginas de esta novela: Proust, Dorothy Parker, Emily Dickinson, Ezra Pound, Chéjov... También la profesión de su pareja, Henry, traductor y poeta, habla de libros, de técnicas de escritura, del trabajo relacionado con las palabras.
     Y el cuarto factor es la reflexión con la que me quedo de esta novela, el tesoro que guardaré de ella para siempre. Algo que yo ya sabía pero que me encanta descubrir en otros libros, en otras historias, en otras personas: la capacidad que tiene una simple novela para transformarlo todo, para cambiar tu vida.
   Nos seguimos leyendo.      
   
    Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Desafío100 libros: 95/100 
  •  Reto Autores de la A a la Z: 24/29
  •  Reto Porque sí: 2/5 

13 comentarios:

  1. Algunos comentarios más templados me habían quitado la idea, pero esta reseña te ha quedado perfecta y tu vehemencia me ha convencido. Vuelve a estar en mi lista.
    Besos

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  2. A mi me ha gustado mucho ;D Me alegro de que lo disfrutaras

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  3. Ya la portada incita a ser leída, y por lo que cuentas el contenido también merece una lectura,
    besucus

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  4. Hace tiempo que le tengo ganas, la verdad, y visto lo visto merece la pena. A ver si finalmente lo cojo.

    Un besito.

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  5. Coincidimos casi totalmente!!! Creo que mi reseña está programada para mañana, así que ya lo verás.
    La única pega que le he puesto es, también, que se demora un poco en algunos aspectos de la vida de Rose (más en concreto, en las fiestas y amistades de París)
    Besos

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  6. Muuuuuuuuuchas ganas son las que le tengo a este libro. Besos

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  7. No me atraía especialmente pero ya me has hecho dudar...me apetece conocer esas frases que hacen reflexionar.
    Un beso!

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  8. Me lo apunto, a ver si me da tiempo a buscarlo y leerlo antes de fin del mes de los libros sobre libros, muy buena reseña!!besotes

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  9. A este libro le tengo muchas ganas desde que lo vi por primera vez.

    Besos !

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  10. ¡Qué pedazo de reseña! Y si ya le tenía ganas al libro, ahora es que me dejas...
    Besotes!!!

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  11. Unlibro que ya tengo anotado para leerlo en el futuro

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  12. La historia desde luego es muy original

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  13. Este tengo muchas ganas de leerlo desde que salió =)

    Besotes

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