jueves, 17 de enero de 2013

"El fin de una época", de Iñaki Gabilondo: una acertada reflexión sobre la crisis del periodismo

   Más allá del ejercico puro y duro de mi profesión, siempre me ha interesado la reflexión sobre el quehacer periodístico. Si esa reflexión viene de la mano de uno de los grandes del periodismo español, mejor que mejor. Por eso, en cuanto vi este libro supe que lo iba a leer. Y Anika entre Libros me dio la oportunidad. No me defraudó (en absoluto). 


EL FIN DE UNA EPOCA. Sobre el oficio de contar las cosas
(El fin de una época. Sobre el oficio de contar las cosas, 2011)
Iñaki Gabilondo

Editorial DeBolsillo
© Iñaki Gabilondo, 2011. Con la colaboración de David Guzmán.
© Barril y Barral editores, 2011 (edición original en castellano)
© Random House M

1ª Edición, Septiembre 2011
Género y tags: ensayo, periodismo, periodismo digital, periodismo español siglo XX, medios de comunicación, literatura

ISBN: 9788499891248
174 Páginas
   
Argumento:

      Iñaki Gabilondo  ofrece en este ensayo su particular visión sobre la crisis que actualmente vive el periodismo, motivada, principalmente, por la revolución digital. Cimentando sus opiniones en su propia experiencia y en su acertada visión sobre el papel que debe desempeñar el periodista en la sociedad, Gabilondo augura que éste no será el fin del periodismo. Eso sí, supondrá una profunda renovación, sobre todo de los soportes y las formas de contar, en la que hay un factor al que no se puede renunciar bajo ningún concepto: la protección de los valores propios del oficio.

Opinión:

    Iñaki Gabilondo, uno de los periodistas más prestigiosos y valorados (tanto por la propia profesión como por la audiencia) de España, analiza el estado actual del periodismo, describiendo las que, desde su punto de vista, son las lacras más importantes que debe vencer y los caminos que deberá tomar a partir de ahora. Gabilondo utiliza su propia experiencia como punto de partida para tal análisis. Un análisis que él dirige a los periodistas más jóvenes, los que deberán tomar el relevo en los puestos directivos a los que actualmente los ejercen… pero que también puede (y, en mi opinión, debe) extenderse a todos los periodistas que realmente lo sean, jóvenes o no tan jóvenes, trabajen para la prensa escrita en papel, para medios en internet, para radio, para televisión o para cualquier tipo de gabinete de prensa.
    Y  es que, si algo defiende Gabilondo es que, a pesar de los avatares concretos del momento, de los cambios de soporte, de la hegemonía del dinero o de la avalancha tecnológica que todo lo transforma, el periodista debe tener clara una meta: la defensa de los valores de su oficio. Y ésa es una máxima que deben (o debemos) aplicarse todos los periodistas, independientemente de su edad, cargo o tipo de medio.
   Gabilondo analiza cuáles son, actualmente, los factores que ponen en jaque el respeto a esos valores y destaca entre ellos la búsqueda de la rentabilidad económica por encima de cualquier otra cosa, la pérdida de enfoque del propio periodista (que a veces olvida que está al servicio de la sociedad y que debe defenderla de los abusos que el poder pueda cometer, y no al revés, como ocurre en ocasiones) o del gigantesco ego de aquellos periodistas que olvidan cuál es su verdadero papel (el de mensajero, el de correa de transmisión de la información, el de intérprete y contextualizador) y se erigen en protagonistas de la noticia. En su crítica a los vicios del periodismo actual español, Gabilondo no soslaya poner nombre y apellidos a quienes se han dejado vencer por ellos.
   El que fuera director de uno de los programas con más audiencia de la radio española (“Hoy por hoy”), también aborda otro de los problemas fundamentales a los que ya se está enfrentando el periodismo actual y al que deberá seguir adaptándose en los próximos años: el cambio de formato, el advenimiento de las nuevas tecnologías como forma más habitual de comunicación. Gabilondo augura que esto no significará el fin del periodismo, oficio que continuará vigente mientras haya algo que contar y exista alguien que quiera escuchar. Frente a quienes preconizaban que internet acabaría con el periodismo tal y como lo conocemos, al abrir ventanas a todo el mundo y convertir en potenciales comunicadores a todos los internautas que encuentren algo que decir al resto, Gabilondo se apoya en las experiencias vividas en este sentido en los últimos años para contradecir sus augurios: se ha demostrado que no todo lo que fluye a través de la red es información (con un valor añadido para el lector que la recoja) y que es necesaria una labor de contextualización que el comunicador ocasional no sabe (ni quizá puede) llevar a cabo pero sí un periodista formado para ello y acostumbrado a hacerlo para su medio.
   Eso sí, la revolución de las nuevas tecnologías supondrá una profunda renovación para el periodismo, que tendrá que adaptarse a nuevos soportes y, por tanto, a nuevas formas de contar. Y es que, por mucho que se empeñen algunos, no es lo mismo elaborar una noticia para la televisión (que cuenta con el apoyo fundamental de la imagen), que para la radio (que exige concisión, precisión, frases cortas y una forma de narrar directa y cercana, al mismo tiempo que llamativa, para lograr captar la atención del oyente que escucha la radio mientras continúa con las labores habituales de su vida cotidiana), que para un periódico escrito (con una audiencia bien definida), que para un medio digital (donde la intertextualidad puede ofrecer una jugosísima baza a la noticia), etc.
   Gabilondo analiza los vicios de los periodistas, pero también lanza una advertencia  a la población, a los potenciales oyentes y lectores (advertencia que también sirve para los profesionales de la comunicación): la información no es lo mismo que el conocimiento. Estar informado no es suficiente para conocer. Además, hay que vivir el mundo que habitamos: leer, ir al cine, al teatro, sentir nuestra cultura y nuestra forma de entender las cosas, asistir a conferencias.... Todo ello nos ofrece el contexto que nos sirve para interpretar lo que ocurre cada día.
   De alguna forma, este libro es un adiós. Gabilondo admite que los profundos cambios que debe abordar el periodismo desde ya mismo le pillan mayor, que él es un periodista clásico, con una forma de entender la vida y su profesión que queda desfasada ante la inmediatez y las formas comunicativas que ya empiezan a dominarlo todo. La obra viene a confirmar, con palabras (y el riguroso análisis del que hemos estado hablando) un retiro que Gabilondo ya ha llevado a la práctica: ha cambiado la inmediatez del pulso diario de la información por el placer de la entrevista sosegada y la comunicación trabajada y sin prisas.
    Los 40 años de profesión de Gabilondo, su coherencia y el respeto escrupuloso a unos principios en absoluto desfasados (compilados en esta obra) sirven de ejemplo y modelo para otros muchos periodistas, sea cual sea el punto de su carrera en el que se encuentren. Sus palabras son una verdadera caracterización y definición de lo que significa dedicar tu vida al oficio de contar las cosas que pasan.
   Enlace a la publicación original en Anika entre Libros. 
   Nos seguimos leyendo.

8 comentarios:

  1. Se me olvidaba...te he dejado un premio en el blog http://omeucartafoldelibros.blogspot.com.es/2013/01/premios-para-el-blog.html

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  2. Esta mañana vine a comentar y ahora veo que no aparece mi comentario...
    El libro no me llama mucho, no es mucho de mi estilo. saludos

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    Respuestas
    1. Tienes razón. Yo lo vi. Pero no lo he borrado... sospechoso...
      Normal que no te llame, es un libro bastante específico. Pero quería compartirlo porque, dentro de su especificidad, es muy ameno e interesante.
      Besos!

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  3. Para mi Iñaki Gabilondo es un profesional como la copa de un pino. Lo seguí durante muchos años. Me gustaba su forma de trabajar. Me quedo con lo que dices en el antepenúltimo párrafo. Es un maestro en su profesión. Besos.

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  4. No me llama mucho el libro en esta ocasión, así que lo dejaré pasar. Pero muy buena reseña!
    Besotes!!!

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  5. Este tipo de libros no me atrae, por más que su autor me parezca un periodista como la copa de un pino y al que disfruté años en la radio

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  6. Me gusta la voz de Iñaki Gabilondo. Es importante tener una voz que transmita calidez. De todos modos, esta temática no es la mía. En un principio pensé cursar periodismo pero tenía que irme fuera de Sevilla (ha llovido mucho desde entonces), así que me decanté por otros derroteros. Un besito

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